2 julio, 2025

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El cañón de Galeana: deslumbrante y peligroso

Enclavado en el municipio de Llera, es uno de los rincones naturales más atractivos del estado, pero también ha sido escenario de graves accidentes.

CD. VICTORIA.- El cañón de Galeana es un lugar enclavado en el municipio de Llera y que es atravesado por la carretera federal México-Laredo desde 1933. El pintoresco lugar que forma parte de la reserva de la biosfera, y sus paisajes enamoran a sus visitantes, pero también, es muy temido por los automovilistas que por ahí circulan, debido a sus famosas y peligrosas curvas, donde muchos han perdido la vida.

Breve historia sobre Galeana

El 26 de enero de 1930, los vecinos del rancho “El Naranjo”, de la municipalidad de Llera, elevaron ante el gobierno estatal una solicitud de ejidos y el 26 de febrero del mismo año, la Comisión Local Agraria dispuso que uno de sus vocales pasara al poblado solicitante a recabar la información previa sobre la procedencia o improcedencia de la demanda. El resultado fue favorable y el rancho reunía los requisitos legales para la dotación de tierras.

El 16 de abril de 1930 se instauró el expediente respectivo y el 30 de septiembre, la Comisión Local Agraria notificó a los señores Jesús Castro, Juan Tovar y sucesión de Estefana Castillo, presuntos afectados. Se designó al coronel Eladio Castro como representante de la Junta Censal.

El 8 de octubre de 1930 se dio por terminado el censo agrario, y fueron excluidos también: Luis Flores, Severiano Vega, Jacinto Vega, Carlota Bolaños, Delfino Zapata, Guadalupe Zapata, Aniceto de León, Joaquín de León, Isidoro Vigil y Nicasio Reyes.

Para esas fechas, la ranchería contaba con 85 habitantes, de los que 23 eran jefes de familia y varones solteros mayores de 15 años con derecho a dotación. Al final, quedaron 22, pues se descartó a Melesio Castillo, quien ya figuraba como ejidatario en Santa Isabel.

El poblado en referencia, estaba enclavado en las porciones 58 y 59 del repartimiento de la villa de Llera y sus tierras eran de agostadero o monte bajo fácil de convertirse al cultivo; y de acuerdo a ellas, se proponían 12 hectáreas por peticionario. En El Naranjo se sembraba maíz, frijol, caña de azúcar y plátano, pudiendo cultivarse también naranja, lima, aguacate, pagua, limón y ciruela. También había gran variedad de maderas, tales como aquiche, barreta, encino, ébano y palo blanco.

Finalmente, el 17 de abril de 1931, el gobernador Francisco Castellanos dio por procedente la solicitud de ejidos de Galeana, con una superficie original de 264 hs.

Los solicitantes bautizaron al ejido como “Hermenegildo Galeana” en honor el lugarteniente del cura Morelos. Para 1932, por el ejido aun no pasaba la carretera federal México-Laredo, y la distancia de ahí a Llera era de 16 kilómetros; 10 a Santa Isabel y 11 a la Mina. Las estaciones del ferrocarril más próximas eran Forlón, a 36 kilómetros y Xicoténcatl, a 40 Km.

El héroe olvidado

Un 23 de marzo de 1958, el chofer de la línea “Valles-Victoria” Oscar Peña Domínguez, salvó 32 vidas y la suya al estrellar su autobús sin frenos contra la montaña, en el tramo más peligroso de las curvas de Galeana, al borde mismo de profundo abismo.

El autobús quedó reducido a chatarra y su heroico conductor aprisionado en la cabina, siendo rescatado sano y salvo horas después. Sólo 4 de los 32 pasajeros resultaron heridos, pero ninguno de gravedad.
El accidente ocurrió en el kilómetro 647, a eso de las 6:15 de la mañana.

Peña Domínguez, al percatarse que los frenos no le funcionaron al tomar una peligrosa y pronunciada curva, advirtió a sus pasajeros del peligro que se avecinaba, ordenándoles que se replegaran en la parte trasera de la unidad.

Al estar al borde del voladero, Peña Domínguez optó por enfilar el autobús contra la sierra, volcándose y arrastrándose por 10 metros. Al detenerse, fue abandonado por sus tripulantes.

La tragedia del Oriente

El 10 de enero de 1960, un autobús de pasajeros de la línea “Transportes de Oriente”, se convirtió en la tumba de sus 29 ocupantes al caer a un precipicio de 60 metros de profundidad en la sierra de Galeana, incendiándose inmediatamente. La unidad se dirigía de Reynosa a Tampico.

Paródicos de la época, señalaron que el exceso de velocidad y las malas condiciones mecánicas del autobús propiedad de Transportes Reynosa, S. A., ruta Transportes de Oriente, ocasionaron la tragedia, como a eso de las dos de la madrugada.

Los frenos fallaron cuando el chofer se dio cuenta que bajaba muy aprisa y trato de cambiar velocidades sin que le respondieron frenos ni máquina, dejando la huella de la derrapada en el asfalto por cerca de 75 metros, según dijo el licenciado Ignacio Salinas, jefe de la policía secreta, quien hizo las primeras averiguaciones.

Un camionero fue el primero en darse cuenta del accidente y aceleró su vehículo para poder dar aviso a la policía, que a las cuatro de la mañana llegó a Galeana, con bomberos y varias ambulancias.
En el lugar murieron Miguel Aceves, chofer; al igual que su cobrador Alfredo alias “el Hitler”.

El camión había salido de la frontera, el sábado 9, a las siete de la tarde; con el número económico 56.

Entre las víctimas destacaba la familia completa de Ángel Loo Sandoval y una sirvienta de nombre Margarita. Ellos habían abordado el camión en San Fernando a las diez de la noche. Su padre, Antonio Loo Chio, identifico a su hijo, nuera y nietos, y dijo que eran dueños de un restaurant en Valle Hermoso y se dirigían a Estación González.

También se identificó al petrolero de Mata Redonda, Veracruz, Efraín Sánchez del Ángel.
El camión había llegado a Ciudad Victoria a las 0:15 horas y partió a las 0:45, lapso en el que Loo Chio pudo saludar a su hijo, nuera y nietos, sin saber que sería la última vez.

Transportes Reynosa, S. A, dueña del vehículo y sus titulares Javier Chávez y Jacinto López, se negaron a dar más datos que pudieran establecer a las víctimas. La policía judicial giro órdenes a Reynosa, Rio Bravo, Valle Hermoso y San Fernando, para que buscaran a los deudos. Finalmente, después de muchas horas, se pudieron identificar 19 pasajeros más.

El Transportes Mante de los 2 hermanos

El 28 de enero de 1987, a temprana hora, salió de Ciudad Valles, San Luis Potosí, un autobús SOMEX de Auto Transportes Mante con el número 213, el cual era tripulado por el joven de 24 años Juan Hernández Balderas, nativo de esa urbe huasteca e hijo de don José Hernández y de doña Hermelinda Balderas.

Cuentan que, en la terminal de Mante, se subió su hermano gemelo José Guadalupe; quien al parecer estaba dado de baja de la empresa, e iba a Ciudad Victoria a conciliación.

Julio Acuña, primo de los hermanos, cuenta que la familia jamás supo si ambos se pusieron de acuerdo o fue el destino encontrarse ambos en Mante y abordar ambos operadores el camión de pasajeros. Lo que, si saben, es que Lupe iba a finiquitar a la capital su salida de la empresa, pues se iba a meter de operador a Ómnibus de México.

La unidad era intermedia, y se paró en las distintas paradas que hay entre Mante y el ejido El Guayabo; siendo su última parada en el ejido Galeana, donde abordó el joven estudiante de secundaria Eduardo Herrera Muñiz, vecino del rancho Agua Grande.

En la segunda curva, subiendo la sierra de Galeana, el autobús chocó de frente con un camión que invadió carril, cuyo chofer al parecer venía borracho, pues otros traileros lo habían visto tomando toda la noche en El Barretal.

Cuentan los habitantes del ejido Galeana, que, a los pocos minutos de haber abordado ese autobús, nervioso, llorando y con gritos de espanto, el niño estudiante llegó corriendo a una tienda de abarrotes sobre la carretera, diciéndole a su propietario que el autobús acababa de chocar y que había muchos muertos.

Los periódicos de la época que cubrieron la nota, apuntan que el accidente ocurrió a las ocho de la mañana, y que el autobús quedó partido en dos, con los asientos al descubierto, y que no había habido sobrevivientes, desconociendo ellos, que el ultimo pasajero en subir, había sido el único.

Las víctimas fueron trasladadas, unos a Mante y otros a Victoria. El chofer José Guadalupe, fue trasladado a la urbe cañera y en su acta de defunción aparece que dejó viuda a Ángela Lárraga. Por su parte, el cuerpo de su hermano Juan fue llevado a Victoria y se asentó en el acta que dejó viuda a Lorenza Ramírez.

También fallecieron: Carlos Abundis Cruz, vecino del Nacimiento, Gómez Farías; Práxedis Ruiz García, de San Gregorio, Gómez Farías; Martin García Martínez, también de Farías; Raúl Pacheco Zarate, del Mante; y Jesús Borjas Longoria, del Mante.

POR: Marvin Osiris Huerta Márquez

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