Los 100 años que no se celebraron por la pandemia
Cada 19 de marzo, es recordado por todos los habitantes de Antiguo Morelos como La Repoblación y en décadas recientes, gracias al profesor Andrés Hernández, es un importante evento a la par de la fiesta religiosa de San José, y que en este 2020, debido a la pandemia de Covid-19, no se pudo celebrar el 100 Aniversario.
El acto consiste en una marcha desde la y griega que culmina con un acto cívico en la plaza, donde se relatan esos hechos por oradores, para posteriormente iniciar una huapangueada.
Familia de Antiguo Morelos
Saturnino Cedillo, después de arrasar el pueblo en 1918
El ataque de 1918 frenó el progreso
TAMAULIPAS.- Enclavado en la Huasteca de Tamaulipas, Antiguo Morelos es considerado la puerta sur de la entidad, pues es la primera villa que toca la aún transitada carretera federal 85 o México-Laredo.
Es un pueblo que se distingue por sus famosas artesanías de palma, las cuales son comercializadas en distintas ciudades del país.
También es muy famosa su cecina de res, la cual se vende en rollos y se prepara con naranja cucha y sal.
El 19 de marzo pasado, Morelos celebraría 100 años de su repoblación, pero el inicio de esta pandemia canceló todos los festejos; y con la fe en Dios que sus 200 años de fundación, que se celebrarán celebraran el próximo 6 de mayo de 2021, se pueda realizar con bombo y platillo.
Antecedentes
de repoblación
Al iniciar el año de 1920, los grupos rebeldes de la Huasteca, con injerencia en el Sur de Tamaulipas, seguían en franca rebeldía contra el gobierno de don Venustiano Carranza, pero su poder de fuego había diezmado por las constantes campañas de pacificación que se realizaron.
Ello contribuyó para que muchas villas abandonadas por saqueos rebeldes, empezaran a ser repobladas por sus antiguos pobladores, sobre todo los que se refugiaron en zonas aledañas, como ocurría en Antiguo Morelos, población que tras el ataque cedillista de 1918 quedó abandonada.
Relatan quienes lo vieron, que en esos tiempos las calles de la cabecera municipal estaban enmontadas, los solares baldíos y animales domésticos que habían quedado, se volvieron salvajes.
El panorama
debió haber
sido desolador
Ante esta situación, el 1º de marzo de 1920, un grupo de hijos de esa municipalidad radicados en Ciudad Valles, se reunieron con la finalidad de intercambiar impresiones y, a la vez, estudiar y discutir cómo volver a la vida a Antiguo Morelos.
En la reunión se establecieron varios acuerdos, el primero fue convocar a vecinos que permanecían ocultos en los montes del municipio y formar grupos para realizar la limpieza de la plaza y de calles, en vista que el monte había crecido bastante.
Una comisión
acude a Victoria
Posteriormente se nombró una comisión integrada por los señores José Pedro Raga Rivera, José Felícitos Castillo Almazán y Luis Tinajero Gutiérrez, para que se trasladaran a Ciudad Victoria a platicar con el Gobernador, general Francisco González Villarreal, y pedirle dos cosas: su consentimiento para que nombrara autoridades municipales y se enviara un destacamento de soldados, a fin de tener garantías con autoridades.
El gobernador resolvió favorablemente las peticiones que se hicieron, por lo que ordenó que el subteniente Gabriel Hernández al frente de un destacamento de soldados, saliera con rumbo al municipio a dar garantías a vecinos del lugar.
En la primera quincena de marzo, hubo gente que comenzó a llegar a los alrededores del poblado, querían repoblar y de paso celebrar las fiestas del patrono de la villa, evento que no se celebrara desde 1917. Muchas de las personas, aún temerosas, no se atrevían a entrar por temor a que hubiera “gurreros” en el pueblo.
El 19 de marzo de 1920, día del señor San José, un joven llamado Crispín Balleza, subió a la torre de la Iglesia y repicó las campanas.
Fue cuando la gente comenzó a entrar a esa villa, desapareciendo el temor; por lo que se sintieron protegidas por las tropas del subteniente Hernández quien ya custodiaba el pueblo.
A las 12:00 de la tarde, de aquel histórico día, empezó asamblea para nombrar autoridades locales.
Se realizó el nombramiento de ciudadanos que formarían la mesa que recibiría la votación nominal, resultando electos, los ciudadanos Bernabé Pérez, quien fungiría como presidente; Esteban Sánchez sería el primer escrutador; Calixto Castillo el segundo escrutador y Juan Montoya el secretario.
“[…] A continuación la mesa comenzó a recibir la votación nominal, resultando electo para Presidente Municipal por lo que restaba del año el señor Policarpo Castillo; para 1er Regidor fue electo Miguel Hernández; para 2º Regidor, Cecilio Tinajero; para 3er Regidor, Bartolo Espriella; para 4º Regidor, Leodegario Altamirano y para Síndico Procurador don Víctor Rocha. Para alcalde local fue electo el C. Pedro Guerrero y para suplente el ciudadano Felipe Calderón.
Cada uno de esos ciudadanos obtuvo la mayoría absoluta de sesenta y dos votos”.
En el curso de los días, comenzaron a llegar más personas a repoblar la villa, desgraciadamente una gran parte de la población antigua jamás regresó, especialmente las familias que poseían los capitales más importantes del municipio.
El capitán José Felicitos Castillo, uno de los principales repobladores, diría sobre esto:
“Una luz en el camino para las nuevas generaciones”
La vida continuó con altas y bajas
El 3 de abril de 1920, el mayor Sebastián Figueroa contrajo nupcias en Ciudad Valles con la señorita Rosaura Castillo González, hija de don Emilio Castillo Mendiola, ex presidente de Antiguo Morelos.
A nivel nacional, el presidente Venustiano Carranza había disgustado a una gran parte de la clase política y militar, queriendo imponer para su sucesor al ingeniero Ignacio Bonillas.
El general Álvaro Obregón veía frustradas sus ambiciones presidenciales y, desde hacía varios meses, el disgusto entre él y Carranza era ya del dominio público. La mayoría de militares se inclinaban por el manco de Santa Anna del Conde y preparaban la rebelión.
La división en el seno del gobierno carrancista beneficiaría a Saturnino Cedillo y a su fiel Francisco Carrera Torres, los famosos garreros, quienes aprovecharon la ocasión para reintegrarse a una corriente nacional que, como ellos, luchaba por eliminar a Carranza.
Frente a esos acontecimientos, la paz que tanto habían esperado los habitantes de Antiguo Morelos se veía venir, pues por fin se sumarian los garreros a un proyecto de nación sólido y con amplias posibilidades de triunfo, que los pacificaría y contribuiría a que terminaran los robos, saqueos y muertes en nuestra región.
Entre los meses de julio y octubre de 1920, azoló en Antiguo Morelos una epidemia de paludismo, que afectó principalmente a las comunidades de El Refugio y La Joya de don Gabriel y La Roncha.
Ese año, Morelos pertenecía al Quinto Partido del Distrito Sur de Tamaulipas, el cual estaba compuesto por municipios de Quintero, Llera, Gómez Farías, Xicoténcatl —cabecera de partido— y Magiscatzin. Para combatir a las partidas de bandoleros que azolaban los caminos, el gobierno del estado tenía bajo sus órdenes a la Gendarmería Montada.
Ese cuerpo fue disuelto el mismo año y se revivió a la Policía Rural.
El 12 de diciembre de 1920, fue asesinado el afamado Amado Balderas Reyes, quien tenía 45 años de edad.
Fue asesinado por Maurilio Bello, novio de una hija de don Antonio Castillo Mendiola, en represalia por el asesinato del ex presidente municipal.
Por aquellos días, don José Morante, gobernador interino de Tamaulipas, presentó el informe por el tiempo en el que fungió , dónde destacó que en diciembre de 1920 no pudo establecer un nuevo ayuntamiento en Antiguo Morelos “por no haber comunicaciones regulares, pues aquellas sólo se conseguían por correos particulares.”
Regresaron
los gringos a
estas tierras
Por esa época, comenzaron a llegar algunos ex integrantes de la The Blalock México Colony.
Sin embargo, la mayoría de accionistas originales, nunca regresó. En 1921, veinte familias regresaron a la hacienda de El Chamal, los Taylor fueron unos de ellos.
Lo que encontraron fue muy triste, nada de lo que habían dejado ocho años antes.
El capitán George P. Taylor recordaría décadas después:
“[…] me hace recordar la canción “Las Cuatro Milpas”.
Encontraron sus casas quemadas, destruidas las herramientas, las cercas de alambre caído, el ganado y los animales han ido y los campos de maíz y jardines cubiertos de maleza. Por supuesto que no esperaban encontrar todo como lo habían dejado, pero al ver todo lo destruido fue un golpe terrible para ellos.
No mucho se podía ver a la izquierda de los diez años de trabajo que habían hecho allí, y fue muy decepcionante”.
Debido a todo ello, no pasó mucho tiempo antes que algunas familias regresaran a los Estados Unidos para jamás regresar.
A pesar de ello, las familias comenzaron una vez más para establecer sus casas, sus huertas y sus granjas, tal es el caso de una rama de los Taylor, quienes se quedaron a vivir al norte de Antiguo Morelos.
POR: Marvin Osiris Huerta Márquez
FOTO:Marvin Huerta Márquez