Con el arranque del 2021 llega la próxima asunción de Joe Biden como presidente de Estados Unidos, un evento por ocurrir este próximo 20 de enero siempre y cuando el actual mandatario Donald Trump respete la decisión electoral de noviembre y no sorprenda con una maniobra maquiavélica de último momento. Prioritario en la agenda de Biden está, sin duda, el tema de replantear una nueva relación con México.
Luego de semanas de silencio, finalmente Biden y AMLO conversaron por teléfono antes de Navidad y se desearon lo mejor. Por tradición, los demócratas en Estados Unidos han mostrado menos “mano dura” que los conservadores republicanos a la hora de tratar con nuestro país.
Al respecto, el prestigiado diario The New York Times publicó una editorial en donde advierte: “Biden parece dispuesto a regresar a Estados Unidos a una línea política tradicional en el manejo de la política interna, pero no debería hacer lo mismo con la política exterior. “Este es el momento de pensar en un proyecto alternativo para la relación estadounidense con América Latina y dejar atrás definitivamente el excepcionalismo y la perjudicial Doctrina Monroe que ha dañado tanto a la región”, añade el texto.
Se espera en este sentido que haya un compromiso de Estados Unidos para trabajar en estrecha colaboración con México y la región centroamericana durante los primeros meses de su administración con el fin de establecer la infraestructura necesaria y las capacidades fronterizas óptimas en materia migratoria.
El fin último sería impulsar un nuevo enfoque ordenado y humano de la migración que respete las normas internacionales sobre el trato de las solicitudes de asilo. Y es que antes de cerrar el 2020 todavía se presentaron intentos en Honduras y El Salvador de retomar las tradicionales caravanas.
Una política renovada en migración ayudará sin duda a disuadir a miles de centroamericanos a emprender este tipo de viajes peligrosos. Otro tema prioritario será el comercial. Recordamos que Trump quiso deshacerse del tratado original, el TLCAN, pero no pudo del todo y lo reacomodó a su gusto. Se contempla que su sucesor sea un presidente más moderado e inteligente y que haga a un lado las políticas xenofóbicas del “America First” y del “Make America Great Again” que llevaron a Trump a imponer tarifas y aranceles de forma agresiva y unilateral a México y Canadá. Y un tercer tema binacional en la agenda de arranque será el de seguridad.
La detención y posterior liberación del general Salvador Cienfuegos, ex secretario de la Defensa Nacional, puso en entredicho la funcionalidad de los mecanismos de la colaboración entre ambos países, así como los alcances que se buscan. Este tema se complica con la aprobación de la reciente Ley de Seguridad Nacional que busca regular la presencia y operación de agentes extranjeros en nuestro país y que tiene una dedicatoria especial a la participación de la DEA en acciones de combate al crimen organizado en México.
Independientemente de los acuerdos y alcances que se logren lo que sí es un hecho de que estos próximos cuatro años contemplan ser más promisorios contando con un presidente demócrata en la Casa Blanca. Será una oportunidad para cambiar la retórica diplomática y, en lugar de discutir de “muros” que nos dividan, hablar de “puentes” que nos unan.