7 julio, 2025

7 julio, 2025

LA SOLEDAD QUE EXISTIENDO NO EXISTE

CRÓNICAS DE LA CALLE / RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA

Cuando realmente estás solo no te das cuenta. Y es cuando crees estar solo cuando te das cuenta que no lo estás y que es imposible estarlo. Somos una contradicción.
La misma ciudad que aparentemente ha estado por muchos días sola, tiene lugares olvidados que ya no se ocuparon, aparentemente están solos, pero hay quienes pinsan en ellos y eso es suficiente para que existan.
Hay métodos en los que aparentemente se puede evadir el hombre, sugestiones y viajes astrales. En el caso del yoga es conexión no desprendimiento, en el Nirvana se establece una relación con el universo. Es decir: quienes se abstraen del mundo lo atraen a su conciente. Eso buscan.
Ya quisieras estar solo una tarde para ver el sol cuando cae realmente sobre las hojas que pintan de amarillo el costado de un árbol, pero es una utopía. En realidad estamos inmersos, primero en un mar de sueños como éste, ninguno excrutable, acontecimiento simples de un día normal.
La soledad es acaso la necesidad
de decir algo solamente y no tener un público teniéndolo, el público siempre ha estado en libertad y no obligado. Si no estás solo es porque no puedes estarlo aunque quisieras.
Te sientes solo y entonces vas y abrazas a la primera persona que encuentras dónde andas o quieres abrazarla y no
se deja, crees eso, lo haces tú motivo, llevas tu soledad a todas partes hasta que alguien te saluda, lo siento, te han descubierto en tu guarida del lobo estepario.
Entonces dices estar solo con las cuatro paredes y las paredes no te responden, no se entusiasman con verte, tampoco los muebles silenciosos que te ven vacilar hacia la cama y piensas y no puedes pensar en los muebles, piensas en el mundo lleno de gente, en el espacio que ocupas, que te mueven y te mueves, que aún mueves un pie y lo pones donde quieres. Y si crees estar solo es porque piensas en ti mismo y eso es normal, normal merecer más como merecer menos, o no mereces nada porque ese no fue tu lema de campaña.
No imagino al hombre solo si este realmente existiese pensando y haciendo cosas lejano al resto de los seres humanos. Uno y viene de los otros y los provoca, los convoca con una selfie.
Es arbitrario entonces decir que se está solo o pensarlo. Decirlo no es tan grave como llevarlo, aún pensarlo no es tan grave, en todo caso es el tiempo que quita, no para estar con nosotros sino para pensar que se está solo y que se puede disfrutar, eso, en cualquier marco de la vida en que se encuentre,
en el instante profesionalizalo, busca estar solo aunque sea un momento, un segundo en el que realmente exista ese anhelo de estar solo. Hay situaciones que siendo similares provocan soledad para unos, para quienes andan en su busca, los demás no se enteran. Hay personas introvertidas, dicen, y las personas son personas, el prejuicio es de quienes
lo dicen. Es envidia quizás, aunque en contrapartida esas personas hablen de la fiesta qué son los otros.
De alguna soledad viene la soledad con su palabra herida, con su crudeza innecesaria e incierta, con su llanto y su dolor de alguna parte inexistente, donde la soledad existe como única parte, sin puente, como un presentimiento, una sensación de desprendimiento.
Quienes han hablado del tema dicen que el alma nunca está sola. Sin tiempo el alma es un contenido espiritual, una copa llena que nosotros vaciamos y volvemos a llenar infinitamente, como un milagro de las bodas de Canaán o el aceite que reproduce la mujer de Eliseo en la vieja historia.
Quién habla o dice algo no está solo, se lo dice a sí mismo. Es porque se tiene más que nunca y si lo dice es cierto, tiene consigo mismo a su mejor amigo; no obstante la cantidad de amigos que esa forma de ser suele atraer.
Si realmente crees estar solo, entonces todo comienza a tener sentido y entendiste que el ser humano es el hombre más sólo del mundo. Sin embargo no es la soledad un principio en la vida de los seres humanos, y aún no sabemos lo que vale ni cómo aprovecharla de la mejor manera.
HASTA PRONTO.

POR RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA

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