En la cotidianidad del actual ejercicio político, el presidente llega puntal a la cita que ha planteado con los representantes de los medios periodísticos, casi todos emergentes, digitales, quizá algunos sin registro, caras nuevas para la nación, pero que se han convertido en iconos del periodismo actual, no son todo terreno, ni practican la investigación, son formados a modo, como han hecho otros gobernantes en épocas pasadas. Eso no sorprende, como tampoco asombran las preguntas que se formulan, menos las respuestas, de cada tempranera. Desde ahí, a las 7 de la mañana se marca la agenda mediática para ese y los días subsecuentes.
Los temas van cronológi- camente narrados desde el pasado hasta el futuro, obvian- do al presente, algo así como siempre estuvimos muy mal pero estamos arreglando los desperfectos para el porvenir, mientras tanto, hay indicios de que las mujeres no estamos mejor con López Obrador.
Dicen por ahí que el odio no se representa con la venganza, sino con la indiferencia y eso se practica todos los días desde Palacio Nacional en una confe- rencia de prensa absoluta, que no da cuenta de soluciones a los problemas específicos de las mexicanas, aun cuando en este sexenio se han incrementado de 8 a 11 los feminicidios diarios y la violencia domestica repun- tó en medio de la pandemia.
La estrategia que se ha presentado como un parte informativo de gobierno y que se ya se hizo costumbre, no cuaja como una herramienta de comunicación que informe a detalle lo que el ciudadano debe o quisiera conocer, se pre- sentan datos a medias, temas que decide el propio gobierno, no los “representantes de la sociedad” que debieran estar ahí para cuestionar, indagar e insistir para informar, no sólo para ser comparsa.
Es común ver, actuando como reporteros, a enviados del mismo poder político, para colocar en la audiencia temas incomodos que los críticos le reprochan a este gobierno, en- tonces es cuando el presidente aprovecha su escenario para sentar sus opiniones y cerrar el debate con el clásico, “son fifís” “neoliberales” “están enojados” y sin más ni más, dar vuelta a la página.
Con la anuencia de sus “estrategas” de comunicación, también hay cabida en las tem- praneras para activistas o para víctimas que esperan resolu- ción a añejos problemas, pero son tomados en cuenta sólo para recordarle a la nación, que los antecesores fallaron, que ahí están las personas dolidas, esperando la reparación del daño, y se van como llegaron, con la promesa política de serán atendidos. Y otra vez vuelta a la página.
La innovadora forma de propaganda del presidente no da tregua, para colocar en los medios otra noticia, siempre los anuncios espectaculares o las primicias que se lanzan en la mañana son la pauta y esta no permite temas de género, así lo ha dejado claro desde el principio, se les trata a todos por igual, como si no existiera la desigualdad entre hombres y mujeres en este país.
La propuesta del INE, para que no se transmitan por radio y televisión abierta íntegramen- te las dos horas y más del presi- dente en el pódium, nos vendría bien a todos como nación, porque el mal humor social se acrecienta con los dichos que son espetados ahí para provo- car la confrontación pública.