20 agosto, 2025

20 agosto, 2025

La ciudad es una isla grande

CRÓNICAS DE LA CALLE / RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA

MÉXICO.- Fluye el tiempo en el aire, timbra en las puertas. Es algo biológico asomarse a los árboles del recuerdo. Después pasemos del juego a la vida, esa que mata despacio. Es un trueque. Y nunca he sido un buen negociante. Vivo al día. Veo quién llegó y quién se fue sin avisar.

Vine a este sitio a ver el árbol que creció por dentro. A ver si es auténtica la piedra de sol que voy imaginando en este antro.

La joven domadora del bar aquel y la tarde, eran una ciudad en la frontera. Tuve después que tomar un avión y dormir en un hotel desconocido de la ciudad de México, entre el mismo sopor del tugurio. Únicamente para un pan con café expreso.

Soy el hombre que no tuvo cambios por años, hasta que consideré las ofertas de invierno y heme aquí considerando muchas mentiras a cambio de unas cuantas verdades.

Yo usaba los jeans de ahora y desde aquel entonces desgastados. Amé a los muralistas Diego Rivera y a Orozco. Aparte a Rufino Tamayo, el más reconocido de nuestros contemporáneos. Amé la rutina de repasar los libros de pintura hasta volverl soledad, tiempo y contemplación.

Con el tiempo esos cuadros me han ido mirando. Leíamos a los periodistas Eraclio Zepeda, a Pages Llergo, y a Rebollar, a Ethel Crauze, a Carlos Monsivais en los rincones del estanquillo. Nos mirábamos en las páginas que daban vuelta solas de tanta avidez con que eran leídas.

En espacios, en explanadas circulaban doncellas que habían de encontrarnos años después en todas partes cuando la vida fue mejor en los desenfrenos y que fuesen ciertos en los débiles latidos del recuerdo.

Me entrego ahora inquebrantable en el mismo escape. Sin escafandra buceo una temporalidad que me seduce y me lleva. Llevo un rostro para el hijo de los sueños transformado en lienzo, figura, efigie amarilla.

Abastecido de símbolos y tatuado de frases, en una patria mía, con todos los años perdidos y recuperados, firmo en la memoria, leo a los escritores que hoy escriben, recupero un poco de aire perdido hace un instante y continuo escribiendo.

La ciudad parece una isla grande, se hace densa en la calle, en el murmullo del viento.

HASTA PRONTO.

CRÓNICAS DE LA CALLE / RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA

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