TAMAULIPAS.- Aunque las estadísticas globales indican que las mujeres son menos corruptas que los hombres, nuestra historia reciente tiene en proceso de juicio legal o escrutinio público a varias políticas que han sido seducidas por el poder y el dinero ajeno y es que la corrupción no es cuestión de género, religión, ideología o posición social.
Es un mal metido hasta la medula de un sistema político opresor para las más vulnerables.
Cuándo llega un político pobre a un cargo público o de elección popular se enriquece a manos llenas y su familia, los cercanos y la comunidad en general lo llegan a ver como un personaje exitoso, le va bien y hasta le alcanza para repartir entre cuates, hacer negocios y convertirse, así de la noche a la mañana, en empresario boyante, todo con dinero del erario.
Por otra parte, están los ricos, empresarios o herederos de fortunas familiares que le entran a la política sin haber pasado hambres, lo hacen, dicen ellos, porque los llama el espíritu de servicio, de ser solidarios con el pueblo y devolverles algo de lo mucho que en sus negocios han logrado, pero se dejan seducir por la ambición del poder, y pronto aumentan sus fortunas, no tienen llenadera y se convierten, de la noche a la mañana, en los más acaudalados del pueblo.
Se dedican a desviar el dinero público para sus negocios y son los únicos que sobreviven a una crisis de seguridad, económica o de salud, como la actual pandemia.
A estos empresarios políticos también se les llega a confundir como gente de bien. Aunque a la vista de todos se roben el recurso que debiera ser para obra pública bien hecha, mejores servicios de salud y educación, más seguridad pública, suficiente agua y de calidad potable.
En fin, un político que se creía muy listo, pero solo era corrupto, decía que la “corrupción somos todos” en clara referencia a su clase política, también entre sus bromas cuentan que “un político pobre es un autentico tontejo”.
Ahora que ya se han puesto a competir por “un hueso” tenemos que ser ciudadanos más responsables e informarnos más sobre ellos, debemos ponernos más listos que ellos, ya nos hemos equivocado tanto, que tendremos que desconfiar de todos y escudriñar en su pasado y presente, para que no nos roben más en su futuro.
Es temporada de enamoramiento, y nosotros los votantes somos se presa, o presea, están a la caza de votos y nos van a prometer lo que ni en sus sueños harán por el bien público.
Y en esta elección que será la más feminista de la historia y la más grande, con más partidos y más polarizada, la mitad de los cargos en pugna deberán ser para ellas, pero las mujeres que están abriendo el camino para mujeres y que hoy son candidatas también están siendo observadas para que cumplan con honestidad, las queremos probas y aliadas con las causas feministas, no del lado de ellos, los corruptos. Sororidad no es complicidad.
EN BOCA DE TODOS / GUADALUPE ESCOBEDO CONDE
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— Expreso (@ExpresoPress) January 5, 2021