Ya es viernes, pero ahora dicen por ahí que el cuerpo no lo sabe y si lo sabe ya no le interesa. Este es sólo otro cambio de hábito social que nos ha traído la pandemia, con la que debemos aprender a vivir, no sólo a sobrevivir a ella. Esta era del contagio del coronavirus mantiene enfermo al planeta y a pesar de las vacunas, la recuperación será muy lenta y al final del largo y maltrecho camino tendremos un mundo totalmente diferente.
No hay vuelta atrás, después de esta crisis de salud mundial, nada es, ni debería seguir igual. Ni en lo público, ni en lo privado, ni en lo político.
En este contexto la elección que viene será diferente, con nuevos protocolos de sanidad para el día de la votación y el diseño de campañas con más estrategia que gente aglomerada en eventos masivos. Pero también lo es porque nunca como ahora se tiene gran participación de las mujeres, tanto de las que buscan un cargo de elección, como las que acudiremos a votar, bien informadas y con una conciencia y responsabilidad social respecto
a las exigencias del respeto a los derechos humanos de las mujeres.
En la elección concurrente de este año, en Tamaulipas están en juego 550 cargos, son 36 diputados locales, 43 alcaldes, 57 síndicos, 405 regidores y 9 diputaciones federales. Para alcanzar estos puestos, los diez partidos con representación en nuestra entidad han ya presentado a sus candidatos y candidatas. Hoy la ley los obliga a cumplir la paridad 50 – 50 y por este logro emanado de una iniciativa ciudadana, es que vemos más políticas en la jugada electoral.
Desde los noventas las colectivas feministas han venido picando piedra para lograr más representación en el poder político, primero consiguieron las cuotas de género y 3 décadas después ya es un derecho igualitario la participación política. Ojalá que las que hoy se postulan conozcan esta historia de lucha civil y estén a la altura de lo que se ha conseguido para ellas, que no crean que es una casualidad o que su partido político las prefiere a otro prospecto, es ley y la tienen que acatar, aunque sea con calzador.
Las candidatas no deben olvidar que también a ellas se les está vigilando con una óptica de género, muchas han sido impuestas para atender las nuevas reglas y otras por convicción y a pulso se han ganado la candidatura, como sea el caso, deben formar una agenda feminista, que en verdad proponga cambios sociales radicales para una nueva gobernanza feminista.
Hoy el mundo apuesta por una política feminista, que no es otra cosa que la construcción de la administración y políticas lideradas por las mujeres políticas, en territorios locales, con redes y organizaciones de feministas y con alianzas de otras mujeres líderes en estructuras gubernamentales y ciudadanas. En este aspecto, las claves están en abogar por la igualdad de género y los derechos de las mujeres, la suma de todas las voces de ellas en la toma de decisiones locales, en generarles vínculos para una participación activa y gestionar recursos con enfoque de género. Las mujeres tienen derecho a una ciudad segura, inclusiva y accesible, propongan acciones serias y realistas a corto plazo.
Mujeres Candidatas: Hoy, más que nunca, las necesitamos de nuestro lado, ya los expertos refieren que la pandemia nos golpea más a las mujeres en todo sentido, social, anímico, económico y físico, tenemos más trabajo y menos paga, más preocupaciones y ocupaciones, tenemos miedo, nos angustia el retroceso que se registra en los avances de género y muchos colegas de Ustedes en la política nos invisibilizan.
La historia reciente nos hace un tanto escépticas, ya ven, tenemos un gabinete federal paritario, que muchos ven como florero, por eso en corto, en lo local, nos vendría bien su compromiso de género. Candidatas: rompan el pacto patriarcal.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE