Independientemente de los ajustes que eventualmente pudieran causar las impugnaciones, la realidad es que, como percibían la sociedad y decían las encuestas, los dos alcaldes mejor evaluados del país, el de Tampico, Chucho Nader, y el de Madero, Adrián Oseguera, recibieron en las urnas como merecido premio al esfuerzo y trabajo realizado a lo largo de la gestión, la luz verde de los votantes para seguir gobernando sus municipios por otros tres años.
También para llevar a los congresos, federal y estatal, a los integrantes de las fórmulas electorales que encabezaron, en el caso del puerto tampiqueño, a los diputados Rosa María González Azcárraga, Edmundo Marón Manzur y Nora Gómez González, y en el de los distritos de la urbe petrolera, a Erasmo González Robledo, Jesús Suárez Mata y Leticia Vargas Álvarez.
Los triunfos obtenidos por los jefes edilicios demostraron, asimismo, que cuando un servidor público tiene la voluntad y la determinación de ayudar a la gente a resolver sus problemas, no importan los colores ni las ideologías, tampoco la insuficiencia de recursos económicos, mucho menos los pretextos, lo único que vale son los resultados del trabajo.
Un hecho que amerita destacarse en el caso de Oseguera es que, sin que apareciera el nombre de AMLO en la boleta, como sucedió en el 2018, el alcalde maderense consiguió una votación histórica de casi
50 mil sufragios, 13 mil arriba de su más cercano contrincante, cifra que indica el arrastre y la aportación personal que el edil otorgó a los planes y proyectos de la Cuarta Transformación.
En el ámbito nacional, por otra parte, los protagonistas de la competencia siguen peleándose, ahora por las victorias y derrotas de los adversarios. La oposición al Presidente López Obrador asegura que ha propinado una fuerte derrota a Morena y viceversa, esta esgrime que no pudieron desbancarla como pretendían.
La realidad es que, viendo sin apasionamientos los números de la competencia, todos los protagonistas ganaron algunas posiciones pero al mismo tiempo perdieron otras. No hubo ganadores ni perdedores absolutos.
La 4T, por ejemplo, perdió la mayoría legislativa calificada, sin embargo, conservó la mayoría absoluta, la mitad más uno. En la elección de gobernadores, además, se adjudicó diez, número que podría aumentar a once, de las entidades federativas y dominará al menos 15 congresos estatales.
En donde el partido guinda sufrió la peor derrota de su corta historia política fue en la ciudad de México en donde encima
de perder más de la mitad de las alcaldías mantuvo con apuros la mayoría de las curules del Congreso capitalino.
El PAN, cabeza de la coalición opositora, en cambio, aumentó el número de las curules federales de 79 que tiene en la actualidad a entre 116 y 117, aunque aun así no le alcanzará para quitar la mayoría a Morena ni sumando los votos del PRI y el PRD, y, además, perdió dos de las cuatro gubernaturas que tenía en su poder.
El PRI, ni se diga, prácticamente perdió todo, 8 de los doce estados que gobernaban pasaron
a manos del Movimiento Regeneración Nacional, únicamente le ha quedado el Estado de México, Oaxaca, Coahuila e Hidalgo. La misma suerte corrieron los congresos locales, solo conservó los de Zacatecas y San Luis Potosí.
El consuelo del tricolor es que, gracias a la alianza, sobrevivió y eso le permitirá seguir conectado al presupuesto público
y al régimen de partidos políticos. El PRD no perdió el registro, como muchos pensaban, pero la pobre votación que obtuvo indica que su disolución es como la “Crónica de una muerte anunciada”.
Uno de los efectos colaterales del proceso electoral para la causa morenista es que a consecuencia del accidente del Metro y de la debacle electoral de la capital del país, dos de sus principales prospectos para la sucesión presidencial de 2024, Claudia Sheimbaum y Marcelo Ebrard, han quedado momentáneamente en desventaja frente a otros de los aspirantes, como el senador Ricardo Monreal al que por el mismo motivo se le elevaron los bonos presidenciales.
El problema que tendrá ahora la oposición es que, de cara al 2024, será muy difícil que logren un candidato presidencial de la alianza. Si lo consiguen, como lo hicieron con “Va por México”, podrán pelear al tú por tú a Morena el gobierno de la República, si no, entonces les resultará complicado sacar al partido guinda de palacio nacional.
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POR JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ




