En vez de reconocer que, independientemente de cuáles hayan sido las causas del sentir popular, los ciudadanos les retiraron el respaldo, los panistas de Tamaulipas siguen buscando culpables del descalabro electoral que sufrió el partido en los comicios del pasado 6 de junio, del que, de entrada, responsabilizan a los operadores priistas a los que se recurrió para conservar la supremacía política estatal.
En el municipio de Madero, por ejemplo, culpan de la debacle al grupo político de Agustín De la Huerta, a la dirigente local Esther Lozano Hernández, al ex secretario del Ayuntamiento, Juan Torres, a Ricardo Villarreal Mendoza, así como al ex delegado municipal de la Sedesol estatal, Ernesto Gutiérrez Rodríguez, y el ex alcalde Guadalupe González Galván.
Aparentemente, no consideran que miles de simpatizantes de la causa albiazul no acudieron a votar en protesta por la imposición de Jaime Turrubiates Solís como candidato a la alcaldía, fenómeno que ocurrió en otras comunidades por causas similares, como el que las cúpulas hayan preferido a militantes del PRI en lugar de panistas, así como resuelto las postulaciones por la vía del dedazo.
Mucho menos aceptan la buena administración del presidente Adrián Oseguera Kernion, quien, sin que apareciera el nombre del Presidente López Obrador en la boleta electoral, como sucedió en el proceso de 2018, venció a su más cercano contrincante por una ventaja de más de 13 mil sufragios.
Como en la urbe petrolera, en Altamira tampoco han reconocido que la mayoría de los electores prefirieron apoyar a la opción de Morena que a la del PAN porque no les pareció la designación de Ciro Hernández Arteaga, mucho menos la cercanía de este con grupos priistas que no son bien vistos por la comunidad, igual que las pugnas internas a que dio pie que se retirara la designación de Miguel Gómez Orta.
Mientras son peras o sean manzanas, tras los comicios, la alcaldesa Alma Laura Amparan Cruz ha retomado sus actividades de jefa edilicia. Esta semana entregó microcréditos de 700 mil pesos a pequeños empresarios para promover la recuperación económica y los empleos perdidos a causa de la pandemia, continuó asimismo con la entrega de obra pública y ofreció apoyo a deportistas destacados.
Igual que la presidente de la tierra de Cuco Sánchez, el relecto alcalde de Tampico, Chucho Nader, ha reimpreso el habitual ritmo de trabajo.
Ayer inauguró la pavimentación de la calle Pípila de la colonia Niños Héroes y ha vuelto a promover la participación de la iniciativa privada en el desarrollo de la ciudad, como lo demuestra el interés de inversionistas del altiplano en la creación del Acuario porteño que se tiene en mente llevar a cabo, entre otros proyectos, en la segunda mitad de la gestión para impulsar el desarrollo turístico municipal.
La entrada de Felipe Garza Narváez a la disputa de la candidatura de Morena a Gobernador, por otra parte, ha modificado abruptamente el escenario de la lucha de la 4T por el cargo de García Cabeza de Vaca. Y lo ha hecho de tal modo que, a unos días de levantar la mano, el ex priista ya es co0nsiderado como el enemigo a vencer de la disputa morenista.
Los sondeos sobre el tema indican, incluso, que el ex Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso sería más competitivo que el senador Américo Villarreal y Rodolfo González Valderrama ante la eventual candidatura de César Verástegui Ostos, Gerardo Peña Flores y Oscar Almaraz Smer, terna de la que eventualmente podría salir el próximo candidato del PAN al gobierno tamaulipeco.
Señal del peso político que la experiencia, la trayectoria y el posicionamiento entre los votantes tiene Garza Narváez a lo largo y ancho de la entidad.
En el ámbito nacional, los priistas castigaron al dirigente Nacional, Alejandro Cárdenas Moreno, por la estrepitosa debacle que sufrió el tricolor en la disputa de las gubernaturas, de la que es considerado principal responsable, revés que a la hora de la evaluación del resultado de la contienda pesó más que las 50 curules federales que la alianza Va por México le quitó a la Cuarta Transformación.
Los 70 diputados de la 65 Legislatura Federal votaron en forma unánime para que el futuro coordinador parlamentario no fuese Alito, como se esperaba, sino el ex gobernador de Coahuila, Rubén Moreira Valdez, no obstante que saben perfectamente que este es tan responsable del descalabro electoral como AMC y que, políticamente, el coahuilense es igual o peor que el campechano.
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POR JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ