Para muchos parecerá un tema frívolo, una nota más del espectáculo amarillista que venden los artistas para acrecentar fortunas, sin embargo, esta información de la sección de famosos se nos cuela para el análisis feminista y para la reflexión social de todos. Britney Spears está luchando en la corte por obtener su libertad contra un manager, su padre, que la ha violentado toda su vida.
Como de película surgió el MeToo, movimiento que visibilizó el acoso sexual tras bambalinas en la meca del cine, ahora “la princesa del pop” que poco antes del 2000 alcanzó el éxito, tanto que ahora conocemos muchas jóvenes mexicanas que llevan su nombre, coloca en primera plana las agresiones que sufren algunas artistas por parte de sus manejadores, violencias que van desde explotación laboral hasta abusos emocionales, físicos, económicos y sexuales.
“Necesito tiempo, amor, alegría, espacio, me necesito a mí” parafrasea a la cantante en su último tema lanzado justo antes de la pandemia en 2020, lo titula “Overprotected”, Sobreprotegida, y remarca que ya no quiere ser más “tan malditamente protegida”. Con esta canción busca la catarsis que la llevo a la corte para pelear su independencia económica, física y emocional, luego de salir del psiquiátrico en que estuvo internada, en 2019, por órdenes de su progenitor. Sufría medicación forzada.
Todo parecía un pleito de dinero entre su padre y ella, pero la cantante pide a una jueza el fin a la tutela legal que desde hace 13 años ejerce sobre ella el padre, y conforme avanza el juicio salen a la luz más secretos familiares, muy conocidos para muchas mujeres que han padecido o sufren agresiones de los hombres más cercanos, padres, padrastros, hermanos, esposos, novios o amantes.
A punto de cumplir 40 años y con más de 20 de carrera como compositora, bailarina y empresaria no ha logrado ser dueña de su vida y su última confesión sobre los abusos que pesan en ella es muy reveladora, tiene implantado un dispositivo intrauterino para evitar la concepción, por decisión de su padre James Parnell, lo que se denomina como violencia obstétrica.
Tras esta noticia, las internautas en la red comenzaron a sacar sus propias experiencias, “me recordó a lo que vivimos muchas que crecimos con un padre machista y misógino, creen que por ser sus hijas les pertenecemos, no es lo mismo con los hijos, a ellos si los dejan ser libres”, “debemos pedir permiso para tener novio y como vestirnos” “controlan nuestra libertad hasta que después nos entregan a otro hombre” apuntan en hilos e hilos de conversaciones coincidentes, historias vivenciales del sistema patriarcal.
En el peor de los casos, la anticoncepción forzada es una flagrante violación a los derechos de las humanas y las colectivas feministas nos recuerdan que en México muchas mujeres indígenas tienen implantado el DIU, sin su consentimiento.
Ante el grito desesperado que lanza Britney Spears admiradores de su música y no admiradores, pero si defensoras de derecho humanos, hacen eco del hashtag #FreeBritney
En el otro lado de la moneda, tabloides empiezan a sacar las notas que la han abrumado a lo largo de su vida, hacen un recuento de hombres que la han maltratado, desde su padre, su hermano y los maridos que ha tenido, incluso el padre de sus hijos, “la princesa del pop ha tenido mala suerte para escoger a los hombres de su vida” titulan, justificando la violencia machista y re victimizando a la víctima.
No es la primera vez que la artista intenta el desapego del padre, pero hoy ha dicho que se siente más fuerte y apoyada, antes pensaba que nadie le iba a creer, ahora decididamente pide cárcel para su agresor, conoce ya el empoderamiento femenino.
Por este y muchos casos más que se debaten y socializan en los medios y las redes sociales, cada vez más mujeres son conscientes de sus derechos y el impulso que el movimiento feminista internacional da al tema es importante para seguir quebrando estereotipos y conductas masculinas que dañan a las mujeres de por vida.
POR GUADALUPE ESCOBEDO CONDE