Tras el 6 de junio, el tema político dominante en Tamaulipas no puede ser otro que el de la sucesión de la gubernatura.
Vamos, ni siquiera la polémica sobre el desafuero de Francisco García Cabeza de Vaca podrá quitarle esa preponderancia. El Congreso Local ya se encargó de ponerla como un archivo pendiente para el 2023.
Hoy, mañana, el mes entrante y lo que resta de tiempo hasta la definición de candidatos de los partidos o independientes a la jefatura del Ejecutivo estatal, la política en la Entidad danzará sobre ese piso en donde lo importante no será la música, sino los bailarines.
Y es aquí donde surge una pregunta:
¿En verdad es prácticamente un hecho el pronóstico de que el Palacio de Gobierno quedará en manos de MORENA?
Los resultados de la reciente elección, las estadísticas, los perfiles de los aspirantes, todo, parece cimentar esa posibilidad. Si la lógica fuera el factor decisivo, desde ahora los morenistas podrían empezar a pintar escuelas, parques y edificios públicos con el color guinda.
Pero como dijo Pepito en uno de sus célebres cuentos, narrado magistralmente por el excelente periodista Bladimir Joch, la lógica falla.
El control creciente de Regeneración Nacional en Tamaulipas se deriva en gran parte de la marca “AMLO”, es evidente, pero casi en la misma medida también se debea la merma sufrida por el gobernador en su capacidad de operación electoral, como resultado del “affaire” en que se ve envuelto.
Este escenario parece arrojar un destino manifiesto, al carecer los partidos antes hegemónicos, PAN y PRI, de una mano sólida de mando local, sobre todo el tricolor, que navega en una austeridad rayana en la pobreza y como agravante sufre pugnas internas que lo debilitan aún más.
Con esta perspectiva demoledora, hasta dan ganas de hacer el tema a un lado.
Pero…
La amplia posibilidad de que el candidato de Acción Nacional a la gubernatura sea el alcalde reelecto de Tampico, Jesús Nader, aporta un sesgo interesante al proceso que se avecina.
¿Por qué esta apreciación?
Para exponer mi opinión, tomaré el modelo de Nuevo León como referencia. En ese Estado, opera y domina un
grupo de poder que camina en paralelo con el constitucional. Me refiero al sector empresarial.
Esa misma cúpula económica de México asentada en la vecina Entidad, ha sido mano en la bendición a sus gobernantes. Dió un frentazo al PRI al apoyar al panista Fernando Canales y después lo hizo a un lado para apoyar al priísta Natividad González Parás. El ejemplo más reciente de su influencia es Jaime Rodríguez Calderón, como independiente.
No ha importado a los dueños del dinero regio si el presidente era Perico de los Palotes o si el partido en turno era el PRI, el PAN o el PUP. Ellos, al final definieron su apoyo e hicieron ganar a quien eligieron en alianza o a contrapelo del poder público vigente.
Hoy, en Tamaulipas un empresario real, con Arturo Elizondo como antecedente pero sólo como edil de esa comuna, podría ser quien buscara con el PAN como bandera la silla del 15 Juárez en Ciudad Victoria. Sí, Jesús Nader. ¿Podría el jefe de la comuna porteña ser el detonador de una alianza empresarial tamaulipeca con los colores azul y blanco?
Hasta ahora, los primeros sondeos efectuados por Acción Nacional arrojan una marcada preferencia por el presidente municipal tampiqueño. Es uno de los suyos y es en Tampico donde anidan fortunas capaces de soportar una campaña de esa dimensión y de atraer capitales de otras regiones del Estado a esa aventura política.
Parece un exceso de imaginación. Pero no lo echen en saco roto…
POR JOSÉ AZPEITIA
Twitter: @LABERINTOS_HOYV