TAMAULIPAS.- Las razones de la mayoría de los priístas y panistas que impulsan una alianza para el 2022 son estrictamente numéricas, pragmatismo puro.
El análisis estadístico que está en los escritorios de uno y otro partido, refleja que si se trata exclusivamente de matemáticas, juntos le habrían arrebatado a Morena cinco de los 16 distritos locales que ganó, y al menos cuatro alcaldías importantes, donde la votación del PRI fue mayor a la diferencia con la que le ganaron el PAN.
Entre los casos más evidentes está el Ayuntamiento de Nuevo Laredo, donde la diferencia entre la ganadora, Carmen Lilia Canturosas, y la candidata panista Yahleel Abdala, fue de 2,103 votos.
Y la votación para la candidata priísta, Cristabell Zamora fue de 10,124. Durante la campaña en ese municipio, por cierto, fue comentario frecuente que el corazón de la candidata tricolor estaba más cerca de Morena que del PAN.
En Victoria se vivió un escenario similar: el priísta Alejandro Montoya sacó 19,956 votos en las urnas, más del doble de los 7,093 que hubo de diferencia entre Lalo Gattas y Pilar Gómez. También en este caso vale recordar que cuando la competencia arreció, Montoya enfiló su artillería contra la alcaldesa panista.
Cifras similares se presentaron en Altamira y Río Bravo, y los distritos locales de Valle Hermoso, Victoria y El Mante. En estas cuentas radica el convencimiento de algunos sectores del priísmo y el panismo. Mientras que otros líderes y militantes advierten que al menos en este caso, no habría que hacer tanto caso a las matemáticas, porque los votos no se suman en automático.
Ayer por ejemplo, en Tampico se reunieron dos priístas que se encuentran en los polos opuestos de este debate. Edgar Melhem, el dirigente del PRI, que cada vez oculta menos su falta de entusiasmo por una eventual alianza con el PAN, y por el otro Roberto González Barba, ex diputado local, y próximo regidor del Cabildo porteño, furibundo antimorenista que ha manifestado una y otra vez su apoyo para una coalición con Acción Nacional.
Es evidente la discusión interna entre los priístas con dos posiciones muy definidas. Están los que apuestan a subirse con Acción Nacional en la aventura política “Todos contra Morena”.
Entre ese grupo, caben quienes legítimamente se sienten preocupados con la posibilidad de que la “cuarta transformación” llegue a Tamaulipas, y también quienes simplemente aspiran a volver al poder, aunque ahora sea como el componente más débil de una alianza, y con un candidato de otro partido.
Justo ese es el argumento de quienes se oponen a esta coalición. Más allá de sus ideales y conceptos políticos -tienen muchos y los pueden cambiar sin mayor problema- no ven en el horizonte electoral réditos importantes para el PRI, incluso aunque ganaran la gubernatura.
Si al final la decisión va a llegar desde el Comité Ejecutivo Nacional, y todo hace indicar que será a favor de la alianza, a la dirigencia estatal no le quedará otra más que acatar la orden.
La pregunta es cómo va a reaccionar la militancia y simpatizantes que en la última elección aportaron más de 120 mil votos.
CATALEJOS / MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES
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— Expreso (@ExpresoPress) January 5, 2021