Hace unos días el Ejecutivo Federal presentó una reforma constitucional en materia eléctrica, que se espera sea votada a finales de noviembre o principios de diciembre por la Cámara de Diputados, para que después pase a la Cámara de Senadores; de ser aprobada traería diferentes repercusiones, no precisamente buenas.
Al momento de leer esta iniciativa pude percibir de manera inmediata que viene acompañada de diferentes implicaciones negativas, tanto económicas, de bienestar, de salud, de medioambiente, políticas, jurídicas, entre otras, que representan claramente una apuesta al pasado y un retroceso mayúsculo. Es una iniciativa en donde no hay que pensar nada, ni nada que negociar, ni cambios, ni modificaciones, simplemente debe de ser rechazada;
y no se trata de partidos políticos o de gobiernos, si no de un país, un tema simple de conciencia, en el que las nuevas generaciones y el bolsillo de los mexicanos demandan mecanismos de operación que garanticen la baja de las tarifas de luz y el cuidado del medioambiente, cosa contraria de lo que propone esta reforma.
En el tema económico, impactará directamente en el bolsillo y bienestar de las familias, ocasionará aumentos en los costos de generación de energía eléctrica, por consecuente en nuestros recibos de luz; no hay manera que monopolizando el control de la generación de energía eléctrica en una empresa paraestatal (CFE) bajen los precios, a menos que existan mayores subsidios, que para el caso es lo mismo, impactaría el bolsillo del mexicano de manera negativa.
Algo me queda muy claro, un país que no es capaz de respetar el estado de derecho, ni de respetar las tendencias mundiales, especialmente la de generación de energías limpias, hoy en día está destinado a no recibir inversiones, y por consecuencia, a que el desempleo sea mayor, impactando en el bienestar de nuestras familias.
Hagamos memoria, no nos vayamos muy lejos, durante este Gobierno de Morena, ya se implementaron acciones para “bajar los precios de la gasolina”, no nos olvidemos del supuesto “combate al huachicoleo”, y hoy la gasolina sigue subiendo; recientemente se implementaron mecanismos para “bajar los precios del gas”, con la creación de una paraesatatal denominada “Gas Bienestar”, y ¿qué creen? sigue subiendo el precio del gas, ¿usted cree que con esta reforma bajará la tarifa de luz como ellos dicen? , yo sinceramente no les creo, motivos sobran y algunos de ellos ya los mencioné en párrafos anteriores.
Pongámoslo más claro, y usted juzgue, lo costos de producir energía eléctrica para la CFE a través de energías fósiles son: combustóleo $110 USD / MWh, carbón $80 USD / Mwh, gas natural $70 USD / MWh, contra el costo de producir energía eléctrica de las empresas privadas a través de recursos renovables como el viento y el sol: Eólica y Fotovoltaica $30 USD/MWh. Son matemáticas simples, ¿qué nos conviene más a los consumidores?
Quien lea con cuidado la reforma, se dará cuenta que no hay forma de que le ayude al país, no abona a un país desarrollado, no abona a un país que respete el cambio climático, atenta contra la generación de empleo, atenta contra el futuro de los jóvenes mexicanos que son los que más porvenir tienen y atenta contra el bolsillo del mexicano.
Son momentos de definiciones, especialmente de aquellos en los que está en sus manos la aprobación o no de esta iniciativa, como lo son nuestros diputados y senadores; el PAN dejó en claro que rechaza rotundamente esta reforma, MORENA está a favor y el PRI le sigue “pensando”, así es, el mismo PRI que votó a favor de la reforma energética de EPN, hoy se da el lujo de pensar, negociar o poner en tela de juicio su decisión. Hay cosas que no se deben negociar, y es el futuro de millones de mexicanos, cuando alguien tiene firmeza y claridad en algo, no se da tiempo de pensar las cosas, es importante ser contundente.
Esperemos ver qué es lo que sucede en los próximos días, tengo confianza que la conciencia tomará fuerza y se echará abajo esta contrareforma.
POR CARLOS FERNÁNDEZ