El INEGI nos cuenta que un año antes de la pandemia, es decir en 2019, el acoso laboral obligó a cerca de 24 mil personas a abandonar su empleo, con base a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo se sustenta que miles de trabajadores quedan fuera de la fuerza laboral debido a circunstancias de acoso o falta de respeto que padecen en su lugar de trabajo.
Ante esto, el Senado por fin aprobó un proyecto que reformará ordenamiento para maximizar los derechos de las personas trabajadoras y protegerlas respecto a actos de violencia y acoso laboral.
Aunque México llega tarde a todo, en este caso, se afirma que es de las primeras naciones en buscar mecanismos de prevención, atención, sanción y reparación del daño en este tipo de casos, además de que se incluyen en la ley instrumentos y protocolos que protegen a las y los trabajadores.
Tras la aprobación, por unanimidad, el dictamen que modifica la Ley Federal del Trabajo, la de los Trabajadores al Servicio del Estado, la Orgánica del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, el Código Penal Federal y la Ley de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, el Senado comunica que el proyecto advierte que “el fenómeno de la violencia en el entorno laboral, es un problema que incide negativamente en diversos derechos humanos, pues vulnera la salud física, emocional, el bienestar familiar y económico, así como el libre desarrollo de la personalidad”.
Los Senadores señalan también que este fenómeno de la violencia en el trabajo es “un problema que no sólo se presenta en el plano vertical de las relaciones laborales, sino también tiene una alta presencia en el entorno horizontal” esto es la violencia y acoso entre los propios compañeros de trabajo.
Las violencias que se sufren en el entorno laboral van desde el acoso sexual, daño a objetos personales, robo, extorsiones, amenazas, chantajes a través de medio digitales, entre otros, y estas violencias se ejercen especialmente sobre grupos vulnerables, como los son las mujeres, aquí las agresiones van cargadas de conductas machistas, misóginas o de violencia sexual.
Con la ratificación del Senado mexicano del Convenio 190 sobre Violencia y Acoso de la Organización Internacional del Trabajo se marca la ruta para que se atiendan estándares internacionales a fin de que esta problemática sea expresamente reconocida en las leyes mexicanas.
Las legisladoras comprometidas con esta causa afirmaron que este convenio beneficia a las mujeres que son victimizadas por razones de género, recordaron que el acoso y la violencia se ha perpetuado como “regla no escrita” para conservar el empleo, también apuntaron que la falta de certidumbre y derechos “son caldo de cultivo para el incremento de la violencia en el trabajo, aunque aún falta un buen camino por recorrer, con estos nuevos lineamientos se resarce la deuda histórica con todas las personas trabajadoras”.
Por Guadalupe Escobedo Conde