La investigación del espionaje a Alejandro Gertz Manero huele a gas y a encubrimiento para mantener vigente, de manera subrepticia, el ajuste de cuentas del fiscal general con su familia política, que lo derrotó en tribunales, cuando lo intentó desde la actividad privada, y cuando usó todo su poder. No pudo avasallar a su excuñada y a su sobrinastra, porque la correlación de fuerzas dentro de la Suprema Corte de Justicia cambió cuando circuló en YouTube un audio donde el fiscal, al hablar con su segundo Juan Ramos, confirmó el uso de su cargo para fines personales y contubernios al más alto nivel, y los 11 ministros les otorgaron el amparo por lo cual recuperaron su libertad.
La Fiscalía General de la República abrió una investigación para determinar quién o quiénes espiaron a Gertz Manero, grabarlo de manera ilegal. El fiscal dijo que la difusión del audio era parte de “una verdadera extorsión mediática criminal”, que buscaba su linchamiento. Y si bien la difusión del audio neutralizó sus amenazas y presiones sobre la Corte saber quién había espiado al fiscal, más allá del contexto del audio, era y sigue siendo fundamental por tratarse de un asunto de seguridad nacional. Hoy, sin embargo, sabemos que no lo espiaron.
O al menos, es lo que admitió Germán Castillo Banuet, fiscal especializado de Control Regional, quien durante una entrevista con Ciro Gómez Leyva en Radio Fórmula, dijo que la información solicitada a Telmex sobre la intervención telefónica, no confirmó semejante acción. Castillo Banuet debe pensar que los mexicanos son idiotas, al dejar entrever que el fiscal general, utilizando un teléfono con el cual puede pedir comida o un taxi, habló con Ramos sobre acciones que lo involucraban en actos delincuenciales, en lugar de recurrir a la red del gobierno federal, que se utiliza para comunicaciones entre funcionarios, o el sistema Cisco de comunicación encriptada, muy socorrido en la Fiscalía.
Sin detenerse en la minucia de presuntamente hablar de temas muy delicados y confidenciales por líneas abiertas, fácilmente de intervenir con un poco de dinero, agregó que por ese episodio estaban investigando a dos personas -sus nombres completos no los dijo-, el columnista de El Universal, Mario Maldonado, y la abogada Nina Rippa Solórzano, novia de Gonzalo Castillo Cuevas, el hijo mayor de Alejandra Cuevas, la sobrinastra de Gertz Manero a quien quería dejar en la cárcel por un delito que no cometió. Castillo Banuet dijo que los investigaban por haber sido los primeros en difundir el audio, actuando de manera “concertada”—o sea, parte de la conspiración “mediática criminal”.
“Hay un delito entre quién grabó de manera ilegal la llamada del fiscal Gertz y quién comenzó a difundirla”, agregó Castillo Banuet. Su línea de tiempo no se sostiene. Si Telmex no confirmó que había una intercepción telefónica en los teléfonos de Gertz Manero o Ramos, no hay delito que perseguir, por lo menos hasta ahora. Por lo mismo, para efectos de argumentación, no habría delito en difundir ningún audio. Si no hubo una intervención externa, como sugirió Telmex, pero apareció un audio incriminador, la grabación fue realizada de manera interna dentro de la Fiscalía General, y si Castillo Banuet omitió esta parte importante de la investigación, es porque el tamaño del animal que lo hizo es enorme y Gertz Manero no podría con él, o alguien muy cercano a él realizó la grabación y por algún motivo particular la hizo pública.
En las galimatías legales en las que incurrió Castillo Banuet, hubo fuertes anzuelos mediáticos. El principal, Maldonado, que dijo es investigado porque fue “el primero” en difundir el audio. Maldonado, en efecto, se adelantó a todos, pero el audio estaba en YouTube, en una cuenta creada en Estados Unidos. Es cierto lo que dice Gertz Manero de que fue realizado para dañarlo, pero es una acción tramposa señalar al periodista de presunta responsabilidad, porque, salvo que demuestren lo contrario, ni grabó el audio, ni fue quien lo subió a YouTube, una plataforma social pública. Lo que es más probable, porque así es la dinámica regular con los medios, es que alguna persona lo alertó de la existencia del audio, lo que conocemos en el medio como “tips”.
Lo más extraño, pero quizás lo más relevante, es la inclusión de Rippa Solórzano en esta ecuación. La abogada, cuya suegra estaba en la cárcel, sí difundió el audio en su cuenta de Twitter, que tiene 158 seguidores, y el video que colocó en YouTube tuvo 13 vistas y 20 retweets. Con ese tipo de impacto, ¿se puede considerar que fue parte de la conspiración para dañar la imagen de Gertz Manero? Incluir a Maldonado, como la figura más visible, oculta, si lo planteamos como hipótesis de trabajo, que la motivación detrás de todo este episodio sigue siendo el ajuste de cuentas contra la familia política del fiscal.
En un video que colocó ayer en su cuenta de Twitter Alonso Castillo Cuevas, hijo mayor de Alejandra Cuevas, esta hipótesis, para él, es lo que se encuentra detrás de la aparición de Castillo Banuet en la radio, día después de que se publicó que la Unidad Especializada en Delitos Contra el Ambiente, le abrió una investigación por el presunto delito de haber dañado un monumento afuera de la privada donde vive Gertz Manero. El titular de esa Unidad es Alberto Ramos Ramos, subordinado incondicional del fiscal Juan Ramos.
Si bien parece que las intenciones de Gertz Manero siguen siendo personales en el fondo, una buena manera de cambiar esta percepción y mostrar que sí quiere saber quién lo espió y proceder penalmente contra quien resulte responsable, es atender el fondo de este presunto crimen y evitar los juegos pirotécnicos que desvían la atención. En este momento la pregunta es si efectivamente quiere saber quién lo espió, y si su interés es institucional y de Estado. No se sabe. Había prometido mucho, pero Castillo Banuet no entregó nada útil para ese fin.
Por Raymundo Riva Palacio
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