El acuífero Victoria – Güémez está en crisis y casi seco por la excesiva extracción de agua, luego que a pesar de estar en déficit desde hace 20 años, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), siguió otorgando concesiones.
A consecuencia de ello, hoy tiene muy bajo nivel la presa Vicente Guerrero y casi sin agua los pozos que surten de agua a la capital del estado. Ahora el agua de la región tiene dueño, ya que en la región de los municipios de Güémez y Victoria, existen más de 2 mil 610 concesiones de agua legalmente otorgadas.
Lo más grave es que se desconoce el número de tomas ilegales que pudieran existir, ya que los recortes de personal que ha sufrido el organismo no les permiten realizar la supervisión de pozos y el aprovechamiento de los mantos.
Para Raúl Quiroga Álvarez, ex funcionario de la CEAT y de la CONAGUA dijo que para entregar concesiones de agua en una zona vedada o que ya estaba agotada o con déficit, mucha gente que ocupó diversos puestos en esos organismos deberían estar en la cárcel, porque cometieron un delito al autorizar sobre explotar toda la región.
De acuerdo con la Ley Nacional de Aguas desde 2000, cuando la relación entre recargas y agua concesionada llegó a cero, la Comisión Nacional del Agua ya no debió otorgado legalmente ninguna concesión, sin embargo, continúa entregando agua a nuevos solicitantes, sin que existan argumentos legales que lo justifique.
“Desde hace muchos años le dijimos a la CONAGUA que ya NO había agua suficiente en la región y que había un déficit, pero no nos hicieron caso y siguieron entregando concesiones a diestra y siniestra”.
Para Silvano Gracia Guerra, un productor citrícola de la región del ejido Plan de Ayala, dijo que no ha podido hacer nada contra funcionarios de la CONAGUA, quienes desde hace tres años entregaron concesiones para la perforación de nuevos pozos en zona de veda, lo que afecto huerta y su pozo, a pesar de tener una concesión legalmente.
“Hicieron un pozo casi frente al mío y me lo secaron, ahora ya casi no da agua y eso es ilegal, porque esta zona está en veda desde hace más de 20 años”, señala.
A pesar que ha presentado denuncias desde la Fiscalía estatal, Comisión Nacional de Derechos Humanos, y ante la Contraloría federal, nada se ha podido hacer para frenar esos abusos que se comenten con la venta de concesiones por parte de ese organismo.
“Si llegas a la delegación de la CONAGUA con dinero en la mano no hay déficit que valga”, dijo el citricultor, ya que a pesar que es ilegal, se hace.
Ahora ahí están las consecuencias, ya que Victoria no tiene agua ni para beber o está sufriendo por la falta del vital líquido porque permitieron que se siga extrayendo enormes cantidades y es poca la que logra captarse.
EL AGUA AHORA TIENE DUEÑOS
A través una solicitud de transparencia, la Comisión Nacional del Agua, dio a conocer una lista de 2 mil 600 concesiones que otorgó en la región de la cuenca Victoria – Güémez, donde acepta que no tiene sistemas de medición, ni tiene ningún registro de cuánta agua extrae cada concesionado.
A través de la petición de información el organismo reseña que no cuenta con registro de cuánta agua extraen los concesionarios de los pozos.
A pesar que la CONAGUA cuenta con el llamado Banco del Agua, no pudo precisar, el número de metros cúbicos que se extraen, sin embargo, se pudo constatar que actualmente tiene un déficit el acuífero Victoria – Güemez de casi 30 millones de metros cúbicos de agua al año En esa zona se podría estar cometiendo un delito fiscal, luego que varios regantes se quejan de que quienes se dedican a la venta de agua extraen volúmenes mayores los que aparecen en cada título de concesión, porque no se declara el uso y no se paga por esa agua.
Eso a pesar de que, no pagar los volúmenes de agua extraídos es causa directa para anular las concesiones otorgadas, según la Ley de Aguas Nacionales, y podría constituirse incluso en fraude fiscal. Cabe citar que el acuífero Victoria – Güémez, está constituido por regantes y concesionarios de agua de los municipios de Victoria, Güémez y sur de Hidalgo.
Uno de los principales beneficiarios con la entrega de concesiones de agua para riego en la región fue el ex lider de los citricultores, quién falleció hace algunos años, Ausencio Mata Medina, por lo que su familia heredó el permiso para extraer hasta 779 mil 320 metros cúbicos de agua al año.
El documento indica que, desde el 22 de abril de 2009, se otorgaron cuatro concesiones para aprovechamientos de aguas superficiales a nombre de Elisa Ribe Hernández, Lourdes Hernández Martínez, María Del Carmen Hernández Martínez y Diego Martínez Sánchez que suman en total 230 mil 400 metros cúbicos. Otro caso es Ernesto Calanda Montelongo quien fue entre 2011 y 2016 funcionario estatal y entre otros cargos ocupó el de subsecretario del Régimen Estatal de Protección Social en Salud y quien entre julio de 2010 y mayo de 2017, obtuvo seis concesiones por un total de 200 mil metros cúbicos.
Ernesto Castañeda Bernal, quien fuera Director Forestal en el Estado, ya tenía dos títulos para 163 mil 800 metros cúbicos, siendo director de Desarrollo Forestal se le otorgaron en 2011, dos nuevas concesiones por 260 mil metros cúbicos adicionales.
Entre diciembre de 2010 y mayo de 2012, una persona de nombre Jaime José Rodríguez Núñez, logró que le otorgarán cinco concesiones para predios al menos contiguos, por volúmenes que comenzaron por 239 mil metros cúbicos y terminaron sumando 465 mil metros cúbicos. A Jorge Alejandro Gracia Riestra, hermano de quien entonces era el presidente del Consejo General del Instituto Estatal Electoral, Jesús Gracia Riestra, recibió un título de concesión por 105 mil 600 metros cúbicos.
Otros concentran cantidades de concesiones, como José Luis Sánchez Saldívar quien tiene en total seis concesiones, cuanto anteriores a 2000 y con volúmenes pequeños, ha logrado aumentarlos con 180 mil metros otorgados en concesiones del 2012 y 2015. Jorge Martínez, empresario citricultor que tenía cuatro concesiones anteriores al año 2000, logró entre julio de 2014 y enero de 2015, otras tres concesiones por 150 mil metros cúbicos en total.
POR ANTONIO DE LA CRUZ