3 julio, 2025

3 julio, 2025

El auditorio de los días de lluvia 

CRÓNICAS DE LA CALLE / RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA

Regalémonos esta tarde de lluvia cayendo sobre el pavimento. Regalémonos el sol cuando salga. Démonos el paisaje completo que cabe en los ojos y abracemos el gusto de estar vivos y ser uno entre todos. 

La vida es el mundo de los espejos. Somos los que habitamos el paraíso. Si observamos, si dejamos fluir el tiempo en Ia mirada, si escuchamos el ritmo del momento, o el sonido tranquilo del silencio cuando vuelve del ruido, lo que existe es arte. 

Hay grandes lienzos en el cielo, trazos en las multitudes, abstracciones sutiles en dos que andan juntos. Y el pronóstico del tiempo se cumple en los cuerpos que aman y sienten el calor y el frío. Hay espacios donde el amor es un Dios pintado a mano y otro es leído. 

Estamos viendo eso que llamamos arte y el mundo abre su mundo y la gente siente, se acomoda, disfruta el rotundo triunfo de lo estético; y el exquisito platillo, el placer del alma y el cuerpo frente a un cuadro en acrílico, es consumo para el espíritu. 

No es el cine, ni un limitado cuadro del renacimiento, es un claro oscuro del Greco viendo abajo de la cama, el día es un auditorio que poco a poco se vacía y vuelve a llenarse. 

El arte es el espacio que brilla o que siendo opaco ejerce un desconocido poder. El arte atrae por innovador, por novedoso, por su influencia en el espíritu, por sus valores artísticos. En realidad arte es toda esta vida inevitable. 

Los colores fuertes hacen que sonríamos sin saber la causa. No la hay. La causa es un estado de conciencia, un estar supremos, un bienestar para el espíritu. 

En un acto con un salto atrapamos la mariposa, el curso de los acontecimientos lleva a los ojos más lindos que haya visto el mundo. Así es el arte. Siempre en lo más bello, en lo más profundo, cuando alma y cuerpo se encuentran. 

Vamos por un texto y de pronto una palabra inesperada lo reúne todo. El arte permite una visión cósmica del universo. En pintura no todo el cuadro es arte, pero en la narrativa cromática, en una curva de suave tacto surge el breve momento que canta en el lienzo, el que susurra al oído. 

La particularidad de la danza nos permite dar un salto y subir a un micro. U observarlo. Adentro los usuarios del transporte urbano ignoran que viajan con la bailarina. Adentro el microbús es un salón de baile. Todo esto se puede visitar cualquier tarde, es museo al aire libre. 

El arte es también el resumen de la condición humana, el alejamiento ficticio de historia. Es el plasma inesperado de dos cosas que coinciden, es la obra del artista que vio el arte en otra parte y supo trasladarlo. 

Pero hay más. En ese sitio donde el arte se pródiga nacen también las flores, o hay un ovillo de una hoja blanca. Puede ser una sombra, un rincón, un espacio suelto en el espacio del pensamiento. El arte impacta en el consciente y en el subconsciente. Por eso es universal. Es colectivo e individual y es completo, cierto, vivo y eterno. El arte es amor y por lo tanto es todo. Sin amor el arte no existe, lo bueno es que está en sólo mirarle. 

El arte se observa con los ojos buenos para poder verlo. El arte se esconde del desamor y de los momentos malos,  huye a los meandros oscuros y a regiones del hemisferio izquierdo del cerebro, luego regresa a contar su historia. 

Con el arte devolvemos la mirada amable, el ser colectivo sonríe desde un rostro apenas esbozado. Un millón de pesos pensados no te hacen más feliz que unos labios colorados. Durante la vida como en el arte dos rayas es un río, una mancha es un sueño, una gota de agua es designada para representar los días de lluvia. 

HASTA PRONTO 

Por Rigoberto Hernández Guevara 

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