El aún presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, inició esta semana una gira por Europa y Norteamérica para denunciar ante instancias internacionales que es víctima de una persecución política por parte del gobierno del presidente López Obrador, sin embargo, para los miembros de la clase política más bien parece la gira de la despedida.
Nadie, quizá ni sus propios allegados, que hayan escuchado los audios difundidos por la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, y que, a decir de algunos analistas, encarna la vulgaridad y lo peor de la política mexicana, puede suponer o siquiera imaginar que el jerarca tricolor es una blanca paloma.
Resulta algo más que imposible que, a sabiendas de las graves imputaciones que se achacan al político mexicano, la Unión Europea, el Consejo de la Internacional Socialista de la ONU, la OEA y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, vayan a ayudarle al campechano a limpiarle la imagen pública.
Los cercanos al número uno del ex invencible piensan que concluida la gira por el extranjero volverá a México para votar contra la reforma electoral, sin embargo, otros son de la opinión de que los días del campechano al frente del Revolucionario Institucional están contados y que no sorprendería que ya no regresara al país.
Consideran, asimismo, que, como Ricardo Anaya Cortés y el ex gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, se vieron obligados a huir al extranjero para evitar ser llevados ante la justicia, ocurrirá algo similar con el controversial Alito.
Sea una cosa o la otra, ya empezaron a escucharse voces de algunos representantes del PAN y el PRD que plantean la necesidad de que el campechano deje la dirigencia. El coordinador parlamentario de Acción Nacional en el senado, Julen Rementería, por ejemplo, igual que el senador perredista Miguel Ángel Mancera sugieren que para que la alianza “Va por México” sea sólida requiere de dirigentes sin problemas personales como los que aquejan al diputado federal.
Y todo indica que, después de escuchar el nuevo audio en el que se oye a Moreno Cárdenas arremeter contra los empresarios y los representantes azules y amarillos, las presiones de los aliados contra el dirigente del ex invencible no cesarán hasta sacarlo del CEN.
En las filas del PAN de Tamaulipas, mientras tanto, ya empieza a vislumbrarse el forcejeo que no pocos suponen que protagonizarán los grupos que disputarán la elección del nuevo comité directivo estatal, que actualmente preside el diputado local Luis René Cantú Galván, que llegará a su fin en noviembre que viene.
Propios y extraños imaginan que el proceso de renovación de los mandos estatales albiazules no será tan sencillo como el que llevó al puesto al Cachorro en el 2019. Sin un gobernador panista que regule la competencia, resultará complicado evitar las pugnas, las eventuales escisiones y las exigencias para que el relevo cupular se efectúe de acuerdo al sentir de las bases militantes.
Para cerrar, la que ha resultado una medida atinada del alcalde de Altamira, Armando Martínez Manríquez, es la de incorporar a la nómina del ayuntamiento a los vigilantes de los planteles escolares que desempeñaban la función con cargo a la bolsa de los padres de familia, ya que, gracias a ello, en los sucesivo la pagará el gobierno de la ciudad.
El edil morenista necesita hacer notar a los altamirenses que es mejor que los munícipes que le antecedieron en la presidencia.
POR JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ
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