Se han implementado medidas para controlar la inflación en México desde el Banco Central y el Gobierno Federal, siguiendo recetas que se han llevado a la práctica en otros países vecinos y de primer mundo, sin embargo, los resultados no muestran los cambios esperados; los precios continúan al alza; los resultados que dio el INEGI esta semana muestran una tasa de inflación más alta que los meses previos, ya muy cercana a 8 por ciento anual.
La creciente tasa de inflación continúa siendo un dolor de cabeza para todas las economías del mundo, su crecimiento realmente afecta la capacidad de compra de la población y, sin duda, también para las empresas y para el gobierno representa un riesgo debido a que el presupuesto del gasto destinado para su operación se tendrá que reajustar afectando sus finanzas.
El problema que observamos es que ni
el aumento de las tasas de interés ni los acuerdos para garantizar los precios han representado un factor de contención en
el control de estos y, por el contrario, el aumento de las tasas sí está generando incentivos en la compra activos financieros y desincentivando la producción.
De hecho, el riesgo de que las tasas de interés sigan creciendo como lo han hecho, tendrá efectos en el nivel de producción
de los países, reduciéndola y generándose con ello desempleo, menor circulante y una menor demanda de productos, lo que en teoría debería reducir el nivel de precios de los bienes y servicios.
Precisamente esto último es lo que no ha sucedido; la pregunta que hoy surge en los economistas es: ¿Por qué continúa el crecimiento de los precios si se han tomado las medidas tradicionales? Me parece que la respuesta la podemos encontrar en el mal diagnóstico que se ha hecho sobre el origen del crecimiento en los precios de los bienes y servicios y, por lo tanto, en las decisiones para contralar la inflación.
Siendo más específicos, la pandemia provocó que la producción en el mundo se detuviera, afectando las grandes cadenas productivas, lo que originó fue la reducción de la producción, pero al mismo tiempo se dieron incentivos económicos para apoyar
a las poblaciones afectadas y reactivar la economía; en el caso de México se han incrementado las transferencias económicas a través de programas sociales. Por un lado, se reduce la producción de bienes y servicios, y por otro, se incrementa el dinero en la economía, lo que propicia un desequilibrio en el mercado de bienes y servicios y en
el mercado de dinero, provocándose la inflación.
Como medidas para controlar la inflación se han elevado las tasas de interés, pero esta decisión refuerza lo que generó la inflación ya que reduce la producción de los bienes y servicios, que fue el origen del desequilibrio. De esta forma, las decisiones de política económica deberían ser contrarias a las que se toman actualmente, es decir, reducir las tasas de interés para incentivar el mercado de bienes y servicios. Es un buen momento para discutir la posibilidad de que se estén tomando decisiones erróneas y por ello es por lo que no se logra controlar la inflación. Usted ¿qué piensa?
POR JORGE ALBERTO PEREZ CRUZ