MADERO, TAM.- La discapacidad no ha sido impedimento para que San Martín Zamacona Guerrero de 46 años de edad destaque en su trabajo en la Presidencia de Ciudad Madero, pero para lograrlo tuvo que tocar varias puertas junto a su mamá.
La señora María Elena Zamacona Guerrero tiene 76 años, relató que al momento de confirmarle que Martín era un niño con síndrome de down, un doctor del Hospital Civil de Madero dijo que era un error como en cualquier matrimonio, diez años después tuvo a Emanuel, también con síndrome de down.
“Yo estoy feliz con los dos, en aquel entonces cuando me alivié en el hospital civil de Madero no nos dijeron, pero lo notaba con la mamila, solo estaba dormido, a los 5 meses me dijeron que tenía síndrome, el doctor me dijo que era un error como cualquier matrimonio y a los 10 años salgo embarazada y sale con lo mismo”.
Martín estudió en el Centro de Atención Múltiple “María del Carmen Sinencio Chávez” del fraccionamiento Los Cedros, ahí le enseñaron a ser independiente, ya que se iba a solo a la escuela.
“Tengo a dos hijos que he logrado sacar adelante y Martín se recibió del Taller de Mantenimiento, le dieron certificado y después aquí anduvimos en la presidencia y se quedó trabajando, entró en el 2002 y en la administración de Sergio Posadas quedó de planta, en el sindicato y al cual le agradezco por apoyar a mi hijo con capacidad diferente”.
Dijo que en el tiempo que estuvo la pandemia, el Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Ayuntamiento estuvo al pendiente de él “y primero estamos agradecidos con Dios y después con los del sindicato, que Dios los siga bendiciendo y apoyando a las personas que realmente lo necesitan”.
“Ha sido un poco pesado y difícil con dos hijos con capacidades diferentes, pero a la vez estoy feliz, yo estoy sola, tengo como 12 años que el papá de ellos murió, tenemos en dónde vivir y lo que me hace fuerte es él y la ayuda de otros dos hijos que están casados”.
Martín también laboró en una maquiladora, pero después quedó desempleado porque la cerraron, ahí logró entrar porque le dieron oportunidad de laborar a personas con capacidades diferentes.
“Son personas muy independientes, se hacen valer por sí solos, aunque siempre debemos estar al pendiente, si con los normales hay que estar de cuidado y más con ellos que cualquier persona los engaña, pero valen oro”.
La mamá de Martín reconoció que han sufrido discriminación, pero que las personas con capacidades diferentes no la sufren, quienes sufren son los padres cuando se dan cuenta de las diferencias, por eso siempre le pide a Dios que le brinde fuerzas.
“Jamás escondí a mis hijos y hasta la fecha sigo saliendo con ellos, donde voy yo van ellos y cuando veo una madre le digo que le echen ganas él aprendió hacer muchas cosas solo y en el CAM de los Castores nos ayudó mucho, la directora una vez me dijo que lo enviara solo, Martín puede hacer las cosas y luego él iba solo a la escuela”.
Por Óscar Figueroa