En junio subió la estadística mensual de feminicidio, ocurrieron 89, lo confirmó el registro oficial presentado esta semana, en sus datos, el sexto mes del año ha sido el más violento para las mujeres, y apenas vamos a la mitad, 493 se cuentan ya del primer semestre del año. En 2021, según las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, ocurrieron o se tipificaron así, mil 16 feminicidios, y ha sido el año pasado, el ciclo con más feminicidios, desde 2015, que se comenzaron a clasificar de esta manera.
“Es el machismo el que mata a las mujeres y las mata en su casa. La mitad de estas muertes se produce los fines de semana, en muy pocos casos usando arma de fuego, lo que significa que, en casi todos los casos, el agresor para ejecutar su crimen tuvo que acercarse a su víctima o vivir con ella”, así lo explica el portal del Observatorio Nacional de Violencia contra las Mujeres, de Perú, y coincide con los estudios publicados por otros organismos feministas que sostienen que estos delitos, se pueden evitar.
De hecho, en México, la Secretaría de Gobernación informo de 5 medida específicas para detener este flagelo; planteó un diagnóstico por estado para analizar los tipos de violencia contra las mujeres e identificar problemáticas regionales; diseñar y ejecutar una estrategia de prevención y atención de la violencia en el transporte público; crear una Unidad para la investigación de feminicidios, homicidios dolosos de mujeres, violencia sexual y desaparición de mujeres; crear otra Unidad para revisar expedientes e investigaciones de estos delitos, de los últimos ocho años; y como quinto punto, pidió a madres y padres de familia hablar con sus “hijas”, enseñarles a decir no sin sentir culpa.
Pero estas medidas no han frenado, ni tantito, la emergencia nacional de violencia feminicida.
Todavía no termina la indagatoria de una, y los medios se cargan hacia la otra, en redes igual, apenas se pide justicia por una y enseguida de etiqueta otro nombre también para pedir que no quede impune otro delito, así se van sumando los feminicidios día tras día y se van elevando las estadísticas, oficiales, a la vista de todas.
Colectivas feministas denuncian que hay más de los que se cuentan, que muchos asesinatos de mujeres no se investigan con perspectiva de género y por tanto se invisibiliza la cifra negra, la realidad que abruma y que es de más terror que la que vemos retratada en los medios.
Hay una coincidencia en cada indagatoria, en cada reportaje, la víctima había denunciado, sea pública o jurídicamente, a su agresor. Todas temían por su vida; Todas sufrieron más violencias antes de la extrema, de la muerte. Todas o casi todas, como lo sustentan los análisis de género, conocían o convivieron con el feminicida; A todas, les ha fallado el estado en su conjunto, la autoridad y la comunidad; Todas son parte de una crónica que narra los feminicidios, que pudieron evitarse, estaban anunciados. Todas tenían derecho a vivir una vida libre de violencia, pero no cristalizaron sus sueños.
Por Guadalupe Escobedo Conde