El futuro régimen estatal no será morenista. Cierto es que el triunfo se debió a la marca, pero la realidad es muy diferente toda vez que el grupo de enlace, supuestos funcionarios próximos, ideológicamente poco o nada tienen que ver con la organización creada por AMLO. Son burócratas más o menos calificados, en busca de oportunidades en tiempos de cambio sexenal. Y no se trata de ofenderlos, sino sencillamente de ubicarlos en el espectro de las responsabilidades que llegado el momento han de asumir, es decir, el compromiso que tiene que ver con el desarrollo personal, familiar y social en una entidad que con valentía asume las diversas circunstancias que le ha tocado enfrentar.
El columnista supone que el sexenio que se avecina oscilará del centro hacia la derecha y viceversa, pero jamás hacia la izquierda. No hay atracción alguna, considerando que la formación de quienes integran esta primera oleada es una mezcla de priismo y panismo observando el patrón costumbrista de poder e influyentismo regional sin la menor obligación de trascender o hacer camino por donde transcurran las nuevas generaciones. Hablamos en sentido político-ideológico desde luego. Ello no significa un gobierno de mala calidad, pero sí de características derivadas no precisamente de la mayoría social a la que pretenden servir. No será populista porque sus tendencias son clasemedieras y lo comprobamos con el staff mostrado el lunes anterior con más suspenso que misterio, como si la consigna de “primero los pobres” indecisa flotara en busca de adopción. Como si hubiera temor a tamaño compromiso.
Los partidarios de Américo Villarreal Anaya no dudan de sus buenas intenciones, pero ojo, habrá que tener cuidado con el perfil de algunos(as) de los que se presume habrán de colaborar en su proyecto. Y es que entre los mencionados predominan ideas derechistas y existen casos francamente discriminatorios, lo sabemos por su historial en otros gobiernos tanto priistas como panistas, que mancharían la nobleza de intenciones del gobernador electo. Américo es garantía de lealtad por sus valores personales y familiares, este es el gran capital que pone a disposición de los tamaulipecos. En este escenario no caben los indeseables hartamente identificados por la memoria popular que para fortuna es imborrable. He dicho.
AHORA EL TERRORISMO
Los adversarios de la 4T califican de “terrorismo” los actos violentos de los últimos días. Les conviene hacerlo porque llaman la atención de los EU, que podría inventar argumentos para invadir y masacrar a México como lo han hecho en otros países. Claro que en el caso nuestro es una exageración aplicable solo en la mente calenturienta de la reacción conservadora, sin embargo, sigue siendo el principal pretexto de los gringos para saquear las riquezas ajenas. Ha sucedido siempre en medio oriente.
El asunto es que la violencia en nuestro país es producto de la guerra entre grupos al margen de la ley y no ataques a la población con fines de aterrorizar. Son hechos condenables que debieran ser atendidos con mayor eficacia pero que no ha sido posible debido a la política de abrazos.
Existe la violencia digo, pero no en la dimensión ni los propósitos para ser considerada “terrorismo”. En este sentido usted dirá que, ante el fracaso oficial, ya es tiempo de cambios en los mandos de Seguridad y Protección Ciudadana. Y tiene razón. Con todo respeto, pero como que a Rosa Icela Rodríguez le quedó grande el cargo de titular de la dependencia considerando que en dos años se la ha pasado alabando a AMLO pero con escaso trabajo efectivo.
En cuanto a los neo porfiristas que suspiran por otra invasión gringa reciban un saludo de la porra de sol.
SUCEDE QUE
Discriminar a Arnulfo Rodríguez Treviño en la Sección 30-SNTE de ninguna manera borra su histórico y ejemplar liderazgo.
Y hasta la próxima.
Por Max Ávila