TAMPICO, TAMAULIPAS.- La temporada de Jobito es tan esperada por la ciudadanía de la zona sur de Tamaulipas y norte de Veracruz, y es que, es una fruta que se puede comprar en pulpa, agua, helados, nieve y hasta curados, generando tanta expectación que ni los mismos turistas se resisten a probarla.
Este fruto se da a finales del mes de julio y termina a mediados de septiembre, para muchos es una temporada corta, pero también es una manera de disfrutar el verano.
Agustín Trujillo Andrade, comerciante del mercado municipal de Tampico , señaló que la producción de jobo fue buena en este año y generó buenas ganancias de hasta un 40 por ciento más que en temporada regular.
“La venta de aguas frescas es de temporada y su temporada es muy corta todo mundo busca el agua de Jobito por su sabor y esto genera un aumento en las ventas”.
De acuerdo al oferente, el producto es traído de la margen del río Pánuco y Altamira, pero también se da en Pueblo Viejo, Tampico Alto, Tantoyuca, e incluso Huejutla de Reyes, Hidalgo; así como en El Higo, San Luis Potosí.
Cabe señalar que los árboles de Jobito logran una altura estimada de seis metros, y hace muchos años, en la zona sur era común que la población tuviera por lo menos un árbol en su jardín, sin embargo, conforme el tiempo fue avanzando la tradición se fue perdiendo, por ello la producción se da principalmente en el norte de Veracruz.
“Supongo que por distintos motivos la gente lo ha ido eliminando, la zona conurbada, la zona de Riviera que tenemos es muy generosa para que este producto crezca y dé buenos frutos”.
Pese a que la siembra se da en otras regiones, en Tampico y Madero se tiene la creencia y se adjudican el origen del jobo debido al alto consumo que se da, pero no es así, proviene de Sudamérica.
José Luis Sifuentes de la Cruz, comerciante del mercado Madero desde hace 25 años, se dedica a hacer pulpa de jobo y vende agua en un vitrolero de 20 litros, mencionó que la falta de lluvias complicó un poco la producción, pero finalmente se “compuso” la compra y venta.
Sabe que el turista es parte fundamental para que el ingreso económico sea bueno, pero la temporada del jobo está por acabar así como la temporada vacacional, principalmente de los estudiantes.
“Primero se vio muy baja y aparentemente hay mucha pero está más menos, la gente decía que no iba a haber mucho jobo por falta de la lluvia, pero ahorita podemos decir que hay jobo, los turistas ya se fueron, ya te bajó la venta”.
Si bien es cierto, este fruto no es de México, pero hay clientes que hicieron lo posible por llevarse por lo menos una bolsita de pulpa a otro país, principalmente a Estados Unidos y Canadá.
Tantos años le han dado la experiencia a Sifuentes de la Cruz, sobre cómo trasladar este producto en sus diferentes presentaciones, por lo que recomienda transportarlo congelado y en una hielera, ya que será la única manera de que no se eche a perder.
“En líquido no te lo puedes llevar, debe ser congelado, ya sea dentro del país o extranjero, lo más cerca fue Mcallen y hace años lo más lejos fue Canadá, pero hace unos cuatro años una chica quería llevárselo a España, es mucha distancia pero bien congelado si aguanta”.
El señor José Luis Sifuentes de la Cruz reconoce que una vez acabándose esta temporada, la venta se acaba en muchas partes de la ciudad, sin embargo, él cada año compra suficiente producto para guardarlo y venderlo en los próximos 365 días, marcando la diferencia de los demás.
Pese a ello, no tiene la intención de subir el precio, su pasión y amor es vender, pero sobre todo, que la gente disfrute de estas maravillas que brinda la naturaleza.
Por Javier Cortés / La Razón.