20 abril, 2025

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Los ciclones que azotaron a Tampico

Hilda, Inés, Janet y otros sin nombre. Han sido los fenómenos que han marcado con su huella de muerte y destrucción a Tampico y la región. Los cual es una prueba que ni los marcianos han podido proteger esta zona de la naturaleza

TAMPICO, TAMAULIPAS.- El 19 de septiembre de 1955, el huracán Hilda tocó tierra en las costas de Tampico. De categoría 3, este ciclón fue el último de gran talante que ha causado daños significativos en las costas del puerto y de Ciudad Madero. Poco después, en 1966, la tormenta tropical Inés tocó tierra en esta costa tamaulipeca. Desde entonces, la prensa local ha destacado en sus titulares que no ha habido ciclones en la zona.
Pero la explicación que dan, un tanto de ciencia ficción, no tiene que ver con meteorología, sino con la supuesta presencia de extraterrestres en la playa de Miramar.
EL CICLÓN DE 1903 Previo a esto, a inicios del siglo XX, IMAGEN del ciclón de 1903 hubo un ciclón que también causó grandes daños al puerto jaibo. eran los tiempos en que Cecilia y Miramar aun pertenecían a Tampico.
Este fenómeno meteorológico se había formado al Sur de la Isla de Santo Domingo, siguiendo su trayectoria al N. O, cruzando por Jamaica, para después situarse al Sur de La Habana, poniendo duran te ese tiempo en gravísimo peligro a las embarcaciones que surcaban por el canal de las Bahamas; acercándose después a la Península de Yucatán.
A las tres de la madrugada del 12 de agosto de 1903, estaba al Sur de la Isla de Cozumel, cruzando después la porción N. E de la Península, pasando por Punta Arenas, al Norte de Progreso. La violencia del fenómeno era bastante sensible, por lo que desde su arribo a playas mexicanas fueron considerables las pérdidas sufridas.

El Observatorio Meteorológico Central había dado aviso oportunamente a los puertos del Golfo, respecto a la perturbación atmosférica que se hacía sentir y que amenazaba abarcar toda la costa. Debido a esto, las embarcaciones procuraron guarecerse y tomaron las providencias necesarias para evitar mayores males. El fenómeno se internó en el Golfo de México el día 14, a las seis con veintitrés minutos de la tarde, acercándose mucho a Tampico, donde se izaron banderas que anunciaban la proximidad del ciclón, después del aviso respectivo a consignatarios y marinos.
A las tres de la madrugada del sábado 15 de agosto de 1903, comenzó a soplar un viento huracanado en el puerto tamaulipeco, acompañado de lluvia persistente, que hizo comprender que el ciclón se aproximaba. El viento de 121 kilómetros por hora ocasionó que los techos fueran arrebatados como si fuesen de papel, y lanzados a grandes distancias.
Los arboles eran arrancados de cuajo y las casas sufrieron muchísimos desperfectos, por lo que algunas de ellas fueron arrasadas por completo. A las nueve de la mañana se sintieron los vientos más fuertes, que fueron acompañados de una lluvia torrencial, depresión barométrica mínima de 744 milímetros, y temperatura de 23 grados centígrados.

La noche del sábado, el ventarrón se resolvió en una terrible tempestad acompañada de fortísimos aguaceros. El domingo y algunas horas del lunes 17, la lluvia no dejó de caer, y hubo ocasiones que el pluviómetro llegó a marcar una cantidad de agua de una pulgada por hora, cifra que hasta ese día no se tenía memoria, según la prensa. La cantidad de lluvia y la fuerza del temporal, hicieron desbordarse algunas corrientes que destruyeron algunos puntos, inundaron otros lugares habitados y destruyeron algunos plantíos.

LAS PÉRDIDAS EN EL PUERTO FUERON MUCHAS
La estación del Ferrocarril Central sufrió grandemente, al grado que, según noticias, fueron arrebatados por el viento los techos, y sólo quedaron en pie las paredes. Los carros eran arrastrados en la vía, no obstante estar agarrotados, o bien eran sacados de la vía y volcados por la fuerza del viento.

La Empresa Central poseía para la carga y descarga, dos buques de pequeño calado. Uno de ellos se fue a pique y el otro se estrelló en la playa, pereciendo un tripulante. El hospital de La Barra, también fue casi completamente destruido, lo mismo que el mercado. Algunas fincas recibieron notables prejuicios: la entonces nueva Aduana, la finca en que estaba el Correo, el Juzgado de Distrito y la habitación del administrador, el cuartel federal, la casa Saunders, el Banco de Tamaulipas, la casa de vice cónsul alemán, el galerón del comercio —que se vino completamente abajo—, el cobertizo de embarcaciones de la Aduana, la refinería de Wters Piercel Oil, Co., la Sección de la Aduna en la Barra y otra porción de pequeñas casas en distintos rumbos de la municipalidad de Tampico. Por los derrumbes resultó muerto un hombre y resultaron varios con contusiones.

Un piquete de la Guardia Nacional se ocupó en abrir pasos, quitando los árboles derribados, los molinos de vientos y los escombros de las casas que cayeron. Buena parte de las líneas telegráficas fueron derribadas, y esto ocasionó que las noticas no fueran completas, desconociéndose con exactitud, las relaciones de los pueblos aledaños donde se dice que con más fuerza azotó el fenómeno. Por si no fuera poco, el correo también se vio afectado, pues en esa época esa tarea se hacía a caballo y en los municipios aledaños era imposible salir por las torrenciales lluvias.
LA PRENSA PORFIRIANA SIGUIÓ EL FENÓMENO DE CERCA
La prensa porfiriana hizo mención que las líneas telegráficas destruidas fueron las de Ozuluama a Tampico, de Ciudad Valles a Pánuco, de Cerritos a Ciudad del Maíz, de Linares a Ciudad Victoria, de Santander Jiménez a Ciudad Victoria y de Soto la Marina a Presas (hoy Aldama). Se calculó en más de doscientos mil pesos el total de las pérdidas sufridas, según lo informó el Administrador Jefe de Puerto, don G. A. Curtis. El aviso oportuno del Observatorio Meteorológico Central evitó que las pérdidas hubieran sido mayores. En los días posteriores las actividades en el puerto continuaron normalmente: “[…] no obstante hallarse todavía bajo la impresión del ciclón, que hizo muchos perjuicios, causando pérdidas que importarán algún dinero para repararlas”.
Por si esto no fuera poco, Tampico y gran parte del Sur de Tamaulipas sufría de una terrible epidemia de fiebre amarilla que tenía azolado a los habitantes, por lo que las torrenciales lluvias también contribuyeron a la propagación del mosquito transmisor de también llamado vomito prieto. Con motivo de ese terrible ciclón no habían podido entrar a Tampico embarcaciones ante el temor de zozobrar.
“[…] el horrendo ciclón parece que ha calmado y el día de ayer [22 de agosto] ya comenzaron a entrar al puerto algunas embarcaciones”. Días antes había fondeado el vapor americano “Santiago” que zarpó algunas horas después y enseguida entró el vapor nacional “Puebla”. Se decía que los perjuicios dejados por el fenómeno no eran fáciles de que pronto se repararan, pues la destrucción de las vías telegráficas había sido general y necesitaban de varios días para su reparación. El tráfico ferrocarrilero con Monterrey se vio totalmente interrumpido. Ocho días después, culminaron las reparaciones de los desperfectos que había sufrido esa vía.
1955, AÑO QUE MARCÓ LA HISTORIA DE TAMPICO
En el mes de septiembre de 1955, la historia de Tampico quedó marcada por un trágico suceso, conocida como «La Tragedia de1955» ésta comenzó con las constantes lluvias propias de la temporada, aunado al caudal que trajo el Huracán Gladis, el azote directo del Huracán Hilda y finalmente las torrenciales lluvias y el caudal arrojado por el Huracán Janet, haciendo en conjunto que se registrara la inundación más asombrosa del siglo que hasta el momento se conociera en el mundo entero, trayendo como consecuencia que la región y principalmente a Tampico fuera declarada Zona de Desastre. Ricos y pobres se quedaron sin nada.

Miles perdieron todas sus pertenencias. Y lo más doloroso: mucha gente murióì. Algunas familias vieron como el agua le arrancaba la aventaban lazos con la intención de salvar a quienes se aferraban a la vida. Solo una bebé pudo ser rescatada. “Nuestra huasteca casi desapareció”, narró en 2018 el entonces cronista Marco Flores, ya fallecido. En una entrevista para un periódico local, añadiendo que en playa Miramar había una fosa común donde se arrojaron miles de muertos sin identificar”. Marco Flores, añadió: “La gente empezó a sentir desamparo, no tenía ni ropa. Hasta que empezó a llegar la ayuda internacional; las filas en los centros de acopio eran de una manzana completa”. Vino después la reconstrucción de la ciudad, tras las grandes enseñanzas que dejó la peor tragedia que se ha vivido jamás en la zona.
Desde tiempo atrás, Tampico había sido muy golpeado, primero por la expropiación petrolera y después porque durante la Segunda Guerra Mundial se cerróì el puerto. La sociedad había dejado de tener sus carnavales, se tuvo una depresión y llega el ciclón.
Lo positivo del fenómeno es que finalmente vino a destrabar la economía de la ciudad; Tampico pudo levantarse y mantenerse de pie, pues hubo grandes cambios y transformaciones. Las crisis son también para crecer.

POR MARVIN OSIRIS HUERTA MÁRQUEZ
EXPRESO-LA RAZON

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