El día después de la ratificación de Américo Villarreal Anaya como el próximo gobernador constitucional de Tamaulipas, bajó la temperatura política.
Eso, claro, si interpretamos el silencio de la mayoría de los símbolos panistas como la aceptación del fallo unánime de los magistrados, y la resignación de que ahora sí, no hay más instancias a las cuales acudir.
Toda la atención se posó sobre el Congreso porque la misma inercia de crispación con la que llegamos hasta aquí, había desatado cualquier cantidad de versiones sobre lo que pasaría el sábado.
Algunos afirmaban que los panistas se estaban resistiendo a convocar a la sesión de toma de protesta, y otros que se ausentarían de la cita.
Las dos posibilidades parecían muy complicadas porque el 1 de octubre, además del acto protocolario de la transmisión de poderes, la 65 Legislatura tiene que inaugurar el Primer Periodo Ordinario del Segundo Año, y eso incluye la conformación de la Mesa Directiva.
Pero además, ningún intento de boicot hubiera tenido repercusiones reales, porque la ley indica que más allá de lo que pase en la ceremonia, Américo Villarreal Anaya será el gobernador constitucional de Tamaulipas a partir del primer minuto de este sábado.
Lo que sí hubo fue una negativa rotunda para convertir el Teatro del Pueblo en sede oficial para la sesión solemne.
La verdad es que la petición de los morenistas tampoco iba a fructificar porque para ello, necesitaban de la votación de dos terceras partes del Pleno, con la que no cuentan.
Aunque Morena tenía en la bolsa el voto de Gustavo Cárdenas y quizás de Edgar Melhem y Alejandra Cárdenas, las cuentas no daban.
La respuesta formal de Acción Nacional fue que su bancada coincidía en el “rechazo unánime” por la trascendencia jurídica del evento y para honrar la separación de poderes.
Detrás de ello, había una razón mucho más terrenal: el evento que se organiza en el Teatro del Pueblo será masivo, lo que seguramente implicaría momentos más que incómodos para los diputados panistas.
Como sea, lo que sí acordaron es que la de hoy sea una sesión con la participación de todas las fuerzas políticas, sin sobresaltos que pudieran poner en riesgo su desarrollo.
Varios diputados panistas coincidieron en asegurar que procurarán que la ceremonia se realice en un ambiente cordial y civilizado.
En ese contexto, bien vale la pena destacar que el único personaje del panismo que ayer salió a reconocer sin cortapisas el resultado del Tribunal Federal, fue el coordinador de su grupo parlamentario en el Congreso, Félix García.
Más allá del comportamiento que presenciemos este sábado, lo que es un hecho es que desde al área política del nuevo gobierno se ha desplegado ya una estrategia para recuperar cuanto antes el control del Congreso, y rasguñar la ansiada mayoría calificada, que le permitiría por ejemplo, meter mano en la Fiscalía y la Auditoría Superior del Estado.
Por eso, no deben descartarse más “fichajes” para la bancada de Morena.
Por Miguel Domínguez Flores