18 abril, 2025

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Pepito ‘El Terrestre’, el gigante de Tampico

Con su gran estatura José Torres Calderón, trabajaba como estibador en el Puerto de Tampico, era un hombre bueno y tranquilo dedicado al trabajo y al cuidado de su mamá que por su tamaño llamaba la atención a donde fuera

TAMPICO, TAMAULIPAS.- Dos metros con treinta centímetros de altura, pies de 50 centímetros de largo y 15 centímetros de ancho, son los datos documentados por el equipo de especialistas del Centro de Salud de Tampico para José Torres Calderón o mejor dicho «Pepito El Terrestre».

«No se tiene Información respecto a lo ancho de la Cintura y espalda», revela el documento que fue localizado por Marco Antonio Flores (+), Cronista Vitalicio de la ciudad y Puerto de Tampico.

Una entrevista realizada por Daniel Castro del Valle para «Revista Tamaulipas» en su edición número 423 revela a un ser humano tímido y sensible y que rehuía a la fama ganada por su inusual altura.

Entonces, el personaje vivía con su madre y sus hermanos en la colonia Cascajal, en Tampico.

En palabras de su madre a el hombre no le gustaba las entrevistas:
«Ahorita lo puede encontrar en el mercado. Toda la gente lo conoce. Pero él no va a querer . No le gusta, Allá usted «(Revista Tamaulipas . No 423).

¿QUIÉN FUE PEPITO?
«Pepito El Terrestre» fue un tampiqueño que causó asombro y despertó la curiosidad de los habitantes del sur de Tamaulipas durante el siglo pasado por su inusual estatura.

El personaje nació en la colonia Arenal, en Tampico en 1915, en donde tuvo una infancia típica para un niño de la región costera.

De acuerdo con los historiadores, Torres Calderón solo estudio hasta segundo año de primaria, en la escuela primaria «Gabino Barrera» Los motivos coinciden que aunque son desconocidos, no tuvieron relación con su desarrollo excepcional.

El entonces niño, consiguió aprender de manera autodidacta a leer a escribir y a realizar operaciones matemáticas simples.

Durante la adolescencia, José Torres Calderón, comenzó a crecer y al cumplir los 15 años, sufrió una transformación por completo que comenzó a llamar la atención de los médicos de la época.

A los 18 años, el tampiqueño alcanzaba ya una altura de poco más de 2 metros y con los años llegó a medir 2 metros con 30 centímetros.

Un especialista, tras varios estudios solamente se limito a establecer que padecía «gigantismo» .
Ya para entonces, se encontraba diariamente en los muelles del Puerto de Tampico, en donde aprovechaba su estatura y fuerza para cargar mercancías y productos.

«Se comenta que en su primera semblanza como estibador cargó cuatro sacos de azúcar, que provenían de Cuba y cuyo peso era alrededor de 150 kilogramos, lo que causo el asombro de sus compañeros de labores» (Aurelio Regalado, investigador y cronista urbano de Tampico, noviembre 23 del 2000).

Una característica en la que coinciden los biógrafos del personaje tampiqueño es que tenía la facilidad de ayudar a los demás.

Era conocido porque solía sumarse en tareas complicadas en las que no podían sus compañeros de jornal mucho más débiles.

En esos años, se unió al Sindicato de Trabajadores Terrestres, y fue asignado para subir y bajar mercancía de los camiones, dicen que su elevada estatura le impedía ingresar a las bodegas.
Tras cumplir 15 años como «terrestre»,  dejó de laborar a causa de una severa afección diagnosticada como tuberculosis.

«Siempre me dieron salario igual a los demás. Sin embargo también tenía inconvenientes: al acomodar cosas en lugares bajitos yo no podía trabajar o entrar. Servía mejor para subir la carga a los camiones” (Revista Tamaulipas. Edición 423).

Entonces, «Pepito», comenzó a vender billetes de lotería y ayudando de vez en vez a llevar pequeñas cargas en el área de los mercados de la ciudad.

Su fama se acrecentó de tal forma, que muchos promotores de espectáculos acudieron a buscarlo en repetidas ocasiones para ofrecerle trabajo en circos, carpas y shows ambulantes: ofertas que fueron rechazadas bajo el argumento de que no quería alejarse de su madre.

Un par de ocasiones se empleó en estos espectáculos, que tras cumplir con el contrato regresaba de inmediato a su terruño, relatan los historiadores:

«No puedo porque tengo pie plano. Además la verdad es que nunca he recibido una auténtica ayuda en este sentido y las ofertas me las han hecho ahora, que tengo esta edad. Las ofertas para que practique algún deporte o me vaya en algún espectáculo me las hacen ahora. Yo no puedo irme porque tengo que cuidar a mi mamá. Tengo tres hermanos, pero yo soy quien cuida de ella. Me han invitado a algunos circos y he “participado en un espectáculo con dos enanitos: ellos boxeaban o luchaban y yo la hacía de réferi . Luego estuve en una promoción de una tienda en Guadalajara. Pero no me voy por mucho tiempo, mi mamá es una persona de edad y yo debo estar con ella.» se lee en el texto de la revista.

Calderón Torres, mencionan los biógrafos que siguió adelante con su vida con la venta de chácharas y billetes de lotería.

De vez en cuando, tal y como lo menciona en la entrevista era visitado por periodistas y curiosos que querían conocer de su caso.

En 1973 falleció de causas atribuibles a su padecimiento Acromegalia o también conocido como «gigantismo».

Por José Luis Rodríguez Castro
Expreso-La Razón

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