Hace seis años Tamaulipas estaba al rojo vivo, las balaceras eran de todos los días y por todos lados, las caravanas de automóviles custodiadas por la Policía Federal y estatales que salían por las mañanas a las carreteras, era la ‘confesión’ del gobierno de EGIDIO TORRE CANTÚ de su fracaso en la responsabilidad de regresarle la paz al Estado.
Así es mis queridos boes, se viajaba en TRANSPAIS donde tampoco era seguro, pero la máxima popular era entonces: de perdido no me matan solo.
Eran los tiempos en los que el cobro de piso, el secuestro, la extorsión y los chistes sobre Tamaulipas ganados a pulso eran la gran verdad con la que teníamos que lidiar los tamaulipecos de bien.
Porque los noticieros nacionales se ahogaban de sangre derramada por estas tierras, 10 ejecutados por Nuevo Laredo, 7 en Reynosa, tres cuerpos colgados en Tampico, otros tantos en Matamoros y Victoria, cosa de casi todos los días.
Unos meses antes, en las urnas, la mayoría de los ciudadanos con responsabilidad y derecho a votar, hartos de ver la sangre correr, habíamos decidido ‘botar’ al PRI del poder, cansados de medio vivir, de escondernos apenas bajaba el sol y evitar temerosos festejar hasta el Día de las Madres, porque todo era peligroso.
A todos nos había tocado de cerca o en casa llorar por alguien, sin reclamar, sin denunciar, porque entonces era como querer llenar un espacio más de la fosa familiar.
Era el turno de FRANCISCO JAVIER GARCÍA CABEZA DE VACA, un panista que vivió en carne propia la inseguridad y que prometía lo mismo que los priistas que por décadas habían fallado a su palabra.
“Hoy reitero mi compromiso con la seguridad en el campo, las carreteras y las ciudades porque ya merecemos vivir en paz”, dijo ese 1 de octubre del 2016 a eso de las 12:00 horas.
El aplauso entonces fue tibio, porque la promesa la habíamos oído varias veces en otros gobernadores, pero se repitió porque la esperanza tenía un nuevo rostro.
Y si, los primeros meses de los auto llamados Vientos del Cambio, la diferencia era imperceptible, la sangre seguía corriendo por las calles de Tamaulipas y las ‘caravanas’ de la vergüenza para poder viajar en carretera y solo de día continuaron.
No fue sino hasta avanzado el 2017 cuando los números de la Federación que como ahora sigue contando los muertos, los secuestros, la extorsión, los feminicidios, que comenzó a notarse la diferencia.
Poco a poco los estados del centro y sur, más los del pacifico le fueron arrebatando a Tamaulipas el protagonismo de los noticieros nacionales en la nota roja, mientras el sexenio panista sumaba meses y años.
Hoy Tamaulipas es una de las siete entidades con menos índice de violencia del país, según las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que es la parte de la 4T que lleva las cuentas.
CABEZA DE VACA deja a Tamaulipas como entidad ejemplo de cómo si es posible contener la violencia desde el ámbito estatal, este año, según la 4T el Estado sigue disminuyendo el homicidio doloso respecto al año anterior, va 25% menos que el 2021.
Esa seguridad abrió las puestas a que Tamaulipas se convirtiera en el tercer estado en la atracción de inversión extranjera, a convertirse en el segundo más atractivo para invertir y completar el círculo virtuoso de: seguridad-inversión-empleos-bienestar.
Esta noche AMÉRICO VILLARREAL ANAYA entra a escribir su propia historia como gobernador, cada renglón con los que se vaya construyendo será para bien o para mal de todos los tamaulipecos.
La tarea en seguridad no está finalizada, porque es de todos los días, porque si se afloja se dan pasos hacia atrás.
La teoría nos dice que con un gobernador de Morena, un presidente de la República de Morena, un Congreso Federal de Morena y la promesa de todos de transformar Tamaulipas, porque como dijo AMLO que AVA tendrá todo su apoyo, entonces el reto es más sencillo que el que enfrentó hace seis años CABEZA DE VACA.
Ahora, se supone, la Federación no limitará los recursos para Tamaulipas y AVA no tendrá que pelearse con el presidente para que llegue lo que la entidad merece y necesita ej infraestructura hidráulica, apoyo al campo, salud y educación, obviamente para seguridad.
Porque hoy a los tamaulipecos, aún a los que no votamos por AVA o AMLO, nos toca creer en la frase que enamoró a la mayoría de: amor con amor se paga.
POR MELITÓN GARCÍA DE LA ROSA