Para entender un poco más la historia del actual municipio de El Mante, nos remontamos al 6 de mayo de 1821, fecha en que la Diputación de las Provincias Internas de Oriente, con sede en Monterrey, decretó que la congregación de Baltazar pasara en lo sucesivo a ser catalogada como una villa más del Nuevo Santander.
Decretado lo anterior, Baltazar se segregaba de la villa de Horcasitas, sumándosele también las localidades de Palcuay, El Abra, El Nopal, Ojo de Agua, Las Animas y hacienda El Atascador, que, junto con otras localidades segregadas a la villa de Santa Bárbara, integrarían el nuevo municipio, el cual para 1828 tomó el nombre de villa de Morelos de Tamaulipas.
En esa época, Morelos colindaba al Norte con Xicoténcatl, Horcasitas y Santa Bárbara; al Sur con Valles y Tamuín; al Oeste con Valle del Maíz; y al Este con Horcasitas. Abarcando también parte de las prosperas haciendas de El Chamal, El Naranjo, El Atascador y San Ignacio del Buey. Una descripción geográfica de Morelos en 1854 señala que el municipio tenía dos ríos: El Nacimiento y Los Gatos, añadiendo también que la frontera con Horcasitas era el rancho El Nopal, con Ciudad del Maíz la sierra de La Colmena, con Santa Bárbara la hacienda de El Chamal, con Valles San José del Sabino y que con Tamuín lo era El Atascador.
LAS LABORES DE EL ABRA EN TIEMPOS DE ESCANDÓN
La historiadora Patricia Osante, publicó recientemente un informe hecho por José Osorio y Llamas en 1769, en cual relata los repartos de tierras que hizo José de Escandón en el Nuevo Santander, describiendo detalladamente la parte de Horcasitas que en 1821 pasaría a Morelos y que en 1861 seria parte fundacional del municipio de Quintero: “En la Ciudad de Horcasitas a los 15 días de junio de 1768, los agrimensores don Lorenzo Ramírez de Arellano y Roberto García, concurrieron en presencia mía asentando haber pasado a demarcar en fuerza de los autos intimados, los terrenos […] del potrero de Morales, lindando con las labores del Abra de Tanchipa, que están aprobadas por el Superior Gobierno, entendiéndose el repartimiento hecho por este capitán con orden de don José de Escandón en el año de 1764, dando a cada vecino, que había a la sazón una caballería, lo que no han medido por lo que se les previno, y concluyeron dicho rumbo o terreno de intermedio como llevan asentado”.
PALCUAY EN TIEMPO DE LA GUERRA CONTRA USA
Un informe hecho en 1847 por don Manuel B. Castellanos, prefecto del Distrito de Tancanhuitz, relata que el alférez Miguel Zaragoza marchó junto a otros dos soldados hasta la Boca del Abra y al Palcuay, jurisdicción de Morelos, en cuyos destacamentos solicitó a dos soldados más para que pasaran a Valles a recibir los víveres que el vecindario había reunido en auxilio del Ejercito del Norte acantonado en Tula, “procurándose desde luego las mulas que sean necesaria para la conducción de los artículos referidos”. Investigaciones hechas por el difunto historiador mantense Gabino Ramos Hernández, dieron con un archivo donde aparece que las poblaciones morelenses de Santa Clara, El Abra y El Nopal aportaron elementos de tropa para la Guardia Nacional durante la guerra contra Estados Unidos.
LA HACIENDA DE EL NARANJO
La hacienda de El Naranjo se extendía hasta las faldas del Abra de Tanchipa. No hay información que nos aclare del todo, si el casco de dicha hacienda, donde actualmente hay un castillo, era de Horcasitas o de Morelos, lo que si sabemos, es que la extensión de la finca comprendía a las dos villas.
Sobre su dueño don Vicente Ruiz de Bustamante, se sabe que era esposo de doña María Luisa Barragán, la opulenta hija de don Felipe Barragán, nativo de Ciudad del Maíz. Al morir don Vicente en 1846, la finca pasó a la viuda y al morir ella en 1850, pasó a su hija Guadalupe Barragán; quien se la heredó a su hijo Blas Escontría Bustamante, futuro gobernador de San Luis Potosí y quien a su vez se la vendió a Ángel Saínz Trápaga.
FRAGMENTACIÓN DE LA VILLA DE MORELOS
En 1849 una fuerte sequía asoló a la villa, motivo por el cual se solicitó al gobierno que la cabecera municipal fuera cambiada a Mesillas, donde pasaban las aguas del río de los Gatos. Algo similar debieron pensar los vecinos de Palcuay, ya que ellos tenían cerca el nacimiento del río Mante.
Problemas políticos de esa época a nivel estado, impidieron a los de Mesillas sus propósitos, reanudándose los tramites en diciembre de 1859, para culminar el 19 de octubre de 1860, fecha en que el gobernador Juan José de la Garza decretó que en lo sucesivo serian conocidos como villa de Nuevo Morelos, pasando el antiguo Morelos a ser una congregación del municipio. En mayo del mismo año, los vecinos de Palcuay habían solicitado lo mismo, lo cual también fue aprobado. En abril de 1862 el viejo Morelos recuperó su soberanía, al ser catalogado de nueva cuenta como villa, pero había perdido gran parte de su territorio original.
PALCUAY PASA A SER QUINTERO
Don Rafael de Alba cita en su obra de 1910 “Tamaulipas: Reseña geográfica y estadística”, que el 24 de mayo de 1860, se decretó la creación de la villa de Quintero, en lo que anteriormente fue la congregación de Palcuay, perteneciente al municipio de Morelos. Otros historiadores más contemporáneos como Gabriel Saldívar, Joaquín Meade y Efrén Covián, afirman que esto aconteció un 4 de mayo de 1860.
Sobre el nombre, se sabe que fue en honor al coronel Rafael M. Quintero, muerto en Tampico en 1858, en uno de los pocos combates que se verificaron en nuestra entidad, durante la Guerra de Reforma. Historiadores como Alejandro Prieto, Saldívar y Meade, siempre afirmaron que Palcuay pertenecía en ese tiempo a Magiscatzin u Horcasitas como también se le conocía, lo cual, mediante documentos de la época, comprobamos que no fue así; prueba de ello, es la frase dicha por don Candelario Hernández en la petición de cambio de poderes a Mesillas: “La Jurisdicción del Nuevo Morelos será la misma del Antiguo, menos la que se tome para la Villa de Quintero”. Pero sin duda alguna, lo que vino a romper ese mito, fue la localización del “Padrón de la villa de Morelos y su jurisdicción del año 1854” en el que figura Palcuay como parte de la villa de Morelos, documento que puede ser consultado en su original, en el Archivo Municipal de Tampico, y en su versión digital y copia fotostática en el Instituto de Investigaciones Históricas de la UAT.
El tema causó controversia en mis redes sociales hace algún tiempo, toda vez que echamos por tierra lo que, por tradición, se contaba erróneamente sobre los orígenes del municipio de El Mante. Los cronistas e historiadores que afirmaron eso, se basaban sólo en la premisa de que durante el virreinato Palcuay había formado parte de Horcasitas, lo cual es cierto, pero pasaban por alto que, con el nacimiento de Baltazar Morelos en 1821, esos terrenos pasaron a ser parte de la nueva villa. De esa manera, la antigua congregación de Palcuay, y los ranchos de San Rafael de los Castro, El rancho Mante (El Nacimiento), Bonita, Reformado, Abra, Cantón del Abra, Nopal, Ojo de Agua de Ponce, La Gavia, Santa Clara, Parida, y Atascador, fueron segregados del antiguo Morelos para dar paso a la villa de Quintero. Pero no sólo Morelos fue mutilado para el génesis de lo que ahora es El Mante, también lo fueron las villas de Xicoténcatl y Magiscatzin.
A la primera villa, de acuerdo a lo relatado por don Manuel Morales Rodríguez, se le quitaron ocho porciones del fundo original, de la 44 a la 51, donde se incluía a El Limón y Tanchipa. Mediante arduas investigaciones, descubrí que el primer presidente municipal de Quintero fue don Rufino Domínguez, quien gobernó todo 1861, siendo su secretario don Hermenegildo Segura y posteriormente don Cecilio Almazán. Por esos años el polémico cura Ramón Lozano, quien formara en ese mismo año la Iglesia católica mexicana, acudía de vez en cuando a oficiar misa en la villa.
POR MARVIN HUERTA MÁRQUEZ