TAMAULIPAS.- La próxima semana se cumplirá el plazo que tiene el Senado para declarar la vacante que dejó Faustino López, tras su muerte ocurrida el 8 de octubre.
A estas alturas queda claro que Morena no tiene ninguna prisa por convocar a la elección extraordinaria que se llevaría a cabo el próximo año.
Los grupos políticos de la 4T con influencia en el Senado, que no necesariamente congenian entre sí, coinciden en que por el momento el proceso electoral para Tamaulipas no es prioridad.
Aún más: sostienen que esa curul corresponde a Morena porque desde el 2018 la ganó en las urnas el doctor Américo Villarreal, por lo tanto, prolongarán hasta donde puedan el llamado a los comicios.
El artículo 63 de la Constitución dice que “tanto las vacantes de diputados y senadores del Congreso de la Unión que se presenten al inicio de la legislatura, como las que ocurran durante su ejercicio, se cubrirán… la Cámara respectiva convocará a elecciones extraordinarias…”.
Y luego manda a la fracción IV del artículo 77 que dice que la Cámara puede “expedir convocatoria, dentro del término de 30 días a partir de que ocurra la vacante, para elecciones extraordinarias…”.
Hay en el Senado personajes que interpretan que la redacción de la ley en realidad no contempla una obligación expresa para que se ocupe la vacante, sino que se trataría más bien de una facultad.
Para decirlo más claro, opinan que la Mesa Directiva -presidida por el morenista Alejandro Armenta- podría patear el bote por un buen rato sin consecuencias jurídicas mayores.
En ese contexto se inscribe el antecedente de la curul que dejó vacía el entonces diputado federal suplente Morelos Canseco, quien fue llamado a la Secretaría General de Gobierno en enero del 2011.
El propietario de esa posición, Rodolfo Torre Cantú, había sido asesinado unos meses antes.
Durante más de año y medio, hasta que concluyó la Legislatura en agosto del 2012, la curul quedó vacante sin que nadie se apurara en convocar a una elección extraordinaria.
Sobra decir que las circunstancias y los tiempos políticos son distintos.
Pero una década después, a la mitad de este otoño del 2022, Morena no tiene prisa alguna por volver a las urnas apenas unos meses después de haber dado un golpe histórico al panismo en Tamaulipas.
En la banqueta de enfrente, en cambio, es evidente que hay cierta ansiedad por regresar a la competencia electoral, acaso en busca de una pírrica revancha.
Tampoco eso suena demasiado lógico si se observa lo obvio: la inercia política sigue siendo favorable al partido de la 4T, cuyo mayor reto en todo caso sería la designación de un candidato competitivo.
Para el PAN por el contrario, las opciones que se ponen sobre la mesa parecen destinadas a una nueva derrota.
Tanto, que a los dos personajes que se les atribuye mayor capital político al interior del partido -Truko Verástegui y Chucho Nader- han dejado muy claro que no les interesa embarcarse en esta aventura.