TAMPICO, TAMAULIPAS.- La pandemia por Covid-19 apareció en 2020, cerró muchos negocios de diferente índole, pero también provocó que miles de personas salieran de su zona de confort para emprender y generar unos pesos, ya que el panorama se veía complicado.
María Guadalupe Salas Delgado y su cuñada, Claudia Guerrero al borde de la desesperación y frustración tomaron la decisión de vender comida, aunque las principales dudas eran: ¿Qué vamos a vender? ¿En dónde? ¿Cómo lo vamos a llevar a cabo?.
Guadalupe Salas, nació en Ciudad Madero pero se crío en Pánuco; conoce los atractivos de la zona sur de Tamaulipas y el norte de Veracruz, además, de que se preparó como licenciada en gastronomía.
Viajó a Querétaro en busca de oportunidades laborales pero cuando empieza la contingencia sanitaria en 2020 se queda sin empleo, platicó con su cuñada sobre abrir un restaurante y el concepto era lo único que tenían claro: «que sea de comida huasteca».
Claudia Guerrero se encontraba en Tampico, había dudas si competir contra las grandes marcas en Tamaulipas o llegar a Querétaro con un sazón diferente a lo que están acostumbrados en el bajío.
En Septiembre de 2020 empezaron poco a poco, «Lupita» comentó que el restaurante se llama «3 Huastecas» porque nació en Tamaulipas, creció en Veracruz y su cuñada, Andrea Guerrero nació en San Luis Potosí.
“En diciembre hicimos la inauguración a puerta cerrada, fueron nuestras familias nuestros amigos y un sacerdote, nos fuimos dando cuenta que Querétaro está lleno de gente de la Huasteca, llegaban con nosotros y nos decían no nos conocíamos llegaban y oyen el maderense emocionada se ponían a cantar, veían las escolleras dibujadas la gente se emocionaba”.
El personal era muy limitado y batallaban para satisfacer a todos los clientes, su círculo más cercano se unió a ayudar y tuvieron que entrarle de meseros, lavaplatos, ir a comprar.
En este lugar venden enchiladas con cecina, tortas de la barda, zacahuil, chilaquiles, migada, bocoles rellenos, escuis de diferentes sabores, un refresco que no es común allá.
Poco a poco ha ido creciendo el restaurante, ganando territorio en la zona centro de Querétaro, una de las ciudades más importantes del país, los miles de turistas que llegan no quieren irse sin haber probado las enchiladas, el zacahuil, las tortas de la barda acompañadas de un escuincle de Hierro, como en el puerto jaibo.
“Ya nuestro menú no era esa cartita de lado en lado y enmicada, era un libro, la sección de desayunos, buffet de antojitos huastecos, fuimos expandiéndolo, no fue de un mes a otro, todo a su debido tiempo, ver precios, proveedores, el miedo a decir tengo que aumentar el precio y pensar que la gente no va a venir, todo nos estaba pegando”.
Personas de España, Estados Unidos, e incluso coreanos han comido ahí, han probado la comida de Tampico sin tener que viajar al sur de Tamaulipas; influencers locales no pierden la oportunidad de degustar un platillo y crean contenido para sus redes sociales recomendando el sitio.
El establecimiento ubicado en calle Vicente Guerrero Sur 4, Zona Centro de Querétaro, llama mucho la atención una vez que estás adentro, buscaron a personas que se dedican a pintar murales y realizaron trabajos como el puente Tampico, y de la huasteca veracruzana plasmaron unos huapangueros, sin embargo, encontraron a una persona de Tampico que pintó las escolleras, el faro, un barco, mapaches y plataformas y la “cereza del pastel” un ovni.
Guadalupe, Claudia, sus familiares, amigos y completos desconocidos han hecho crecer el negocio y al día de hoy es una sensación en el Bajío y en Tamaulipas, pese a estar a más de 300 kilómetros de distancia de Tampico.
Por Javier Cortés
Expreso- La Razón