En México una lucha polarizada en dos bandos por la reforma electoral; en Brasil 221 oficiales del ejército firman carta de apoyo a Jair Bolsonaro señalando fraude electoral y piden que jefes se ocupen de “restablecer el orden”; en Francia aprueban una ley que permite expulsar a extranjeros incluso nacionalizados franceses si cometen delitos; en Hungría aprueban una ley para proteger el cristianismo y prohibir practicar el islam dentro del país; Polonia derriba monumentos que homenajean al comunismo.
En El Salvador el presidente desplegó 10,000 soldados en las calles para erradicar pandilleros; Pedro Castillo presidente de Perú es destituido por el congreso, condenan a 6 años de cárcel a Cristina Fernández de Kirchner en Argentina. En España han sido liberados 12 agresores sexuales de la cárcel gracias a la “Ley Si es Si”.
Sin duda son tiempos complicados en México y el mundo, son tiempos donde los adultos mayores no entienden la dinámica de las sociedades actuales, donde los jóvenes no encuentran rumbo, sentido personal ni trascendental en sus vidas, donde los niños nacen con políticas de distanciamiento social, donde los políticos han dejado de buscar la buena vida de sus conciudadanos, donde los empresarios solo buscan la acumulación, donde las democracias modernas son democracias de élites, donde nadie entiende a Alan Smith o a Karl Marx y muchos critican cualquier “ismo” que la propaganda política les ha vendido (capitalismo, socialismo, comunismo, liberalismo, neoliberalismo, etc.)
Sin duda, estamos entrando a una edad media moderna donde hay gente que cree en terraplanismos, rechazan la ciencia y leen fielmente los horóscopos. ¿En serio, que nos está pasando?, ¿Hacia dónde vamos como sociedad? ¿Cuándo retrocedimos tanto y por qué? Hace miles de años existió gente que con solo la observación y usar su lógica calculaban el diámetro de la tierra, o el tiempo que tarda la tierra en dar una vuelta al sol, o que existen los átomos sin usar ningún microscopio.
Ahora que gobierna Morena en gran parte del país no debe de olvidar que la política, como todos los saberes, tiene un fin, y ¿Cuál es el fin de la política? Obviamente debería ser la vida buena; no se trata de sobrevivir, se trata de vivir bien. Por lo tanto, la gran pregunta de la política es ¿Cómo hacemos para vivir mejor?, la gran pregunta para los gobernantes, ¿Cómo le harán para que en México vivamos mejor? la ciudadanía no perdonará malos gobiernos, es momento de que se comprometan a fondo con la gente que los llevó al poder.
Estimado lector, en este espacio emprenderé un ejercicio de opinión personal semanal. Agradezco a este medio de comunicación por darme el espacio para poder expresar por escrito la “Retórica” de la semana.
Por Mario Flores Pedraza