Aun esperando que este lunes, el Inegi y el Banco de México informen al corte de diciembre cómo cerró la inflación oficial del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), así como la llamada inflación subyacente, distintas estimaciones dan por descontado que el año 2022 cerró arriba del 7.80 por ciento, muy superior a la meta anual del propio Banco de México (2 a 4% ó 3% promedio anual).
La mediana de las proyecciones en un sondeo de la agencia Reuters publicado por El Economista este viernes, arrojó una tasa interanual de 7.85% para el INPC, por encima del 7.80% de noviembre, pero muy por debajo del récord de 8.70% que había alcanzado hasta agosto y septiembre.
La inflación general de México habría acelerado en diciembre tras dos meses seguidos en retroceso, un factor que mantiene las expectativas sobre el tono restrictivo de política monetaria que lleva adelante el banco central.
La mediana de las proyecciones de 11 participantes arrojó una tasa interanual de un 7.85% para el INPC, el deterioro del panorama de inflación interanual en diciembre era atribuido a un aumento de los precios de mercancías alimentarias y bebidas carbonatadas. Los precios de la energía y combustibles, habrían ayudado a contener las presiones al alza sobre el índice, gracias al subsidio del gobierno federal al IEPS en las gasolinas.
La inflación subyacente, considerada un mejor parámetro para medir la trayectoria de los precios porque excluye artículos de fuerte volatilidad, se habría ralentizado a un 8.35% a tasa interanual, desde el 8.51% visto en noviembre, cuando alcanzó su nivel más alto en dos décadas.
Sólo en diciembre, los precios al consumidor habrían crecido un 0.42% respecto al mes previo, mientras que para el índice subyacente se prevé un incremento del 0.65% de acuerdo con la encuesta de Reuters.
Desde que inició su ciclo de alzas en 2021, Banco de México ha subido la tasa de fondeo en un total de 650 puntos base. Si bien el último incremento marcó un menor ritmo que en ocasiones anteriores, la entidad ha advertido que aún será necesario por lo menos un aumento más en 2023 para seguir controlando la inflación, que en sus expectativas del Presupuesto de Egresos y Ley de Ingresos el gobierno federal estimó una inflación anual del 3.2% en todo 2023, meta muy difícil de lograr ahora.
Lo grave de ello, en contrapartida de dicha política de control inflacionario del banco central, se refleja en el encarecimiento de los créditos bancarios que impactan directamente a los consumidores que utilizaron ampliamente las tarjetas de crédito en las compras decembrinas, así como los nuevos acreditados de bancos privados para créditos hipotecarios y de compra de activos fijos empresariales. Esto por los aumentos subyacentes en las tasas de interés interbancarias. Siendo los más afectados, los consumidores de bajos ingresos, tanto de las clases media baja y las clases bajas de los últimos deciles.
Vale recordar, qué el pasado mes de junio del 2022 el Banco de México decidió aumentar 75 puntos base la tasa de interés, hasta 7.75%, como parte de la política destinada a contener la inflación en el país. Esto se trató de un incremento histórico, ya que por primera vez en los 25 años de autonomía de este organismo se produce un alza tan alta, revelando el complicado panorama financiero a nivel nacional y mundial.
Esta medida tiene como objetivo encarecer el costo del financiamiento para reducir el consumo y contener así el alza de los precios, en un panorama en el que se prevé que la inflación podría haber llegado a aumentar hasta en un 10% en el corte del año 2022.
La diferencia de tasas de interés en México entre las pymes y las grandes empresas deja en gran desventaja competitiva a las organizaciones más pequeñas en momentos de crisis económica.
Las tasas tienen más impacto dependiendo del ciclo vital de las empresas, es decir en cuánto tiempo se produce-vende y cobra. Si es con una tasa anualizada, aun cuando sea alta, se puede realizar dos o tres veces el ciclo, se estará del otro lado.
El aumento a las tasas de interés causa un impacto importante en las finanzas de las pequeñas y medianas empresas, ya que cuando hay inflación, las tasas de interés suben y el costo de los financiamientos también aumenta para todos, además de que por otra parte se bajan las líneas de crédito, siendo esto un gran problema para las empresas más pequeñas.
Es entonces cuando las pymes como primera solución, recurren a aumentar sus precios y esto inevitablemente frena el consumo de sus productos o servicios. Es por eso que, hoy más que nunca se necesitan nuevas líneas de crédito que les permitan mantenerse competitivas y crecer sus negocios.
Por ello, el impacto de controlar la inflación por medio de aumentos históricos de las tasas de interés del banco central, contrae como damnificados a los más pobres del país y a las pequeñas y medianas empresas. No olvidemos que la inflación, es el impuesto contra los más pobres, porque la subida de los precios, como es para toda la sociedad igual, afecta más a las rentas bajas. Al subir los precios por el fenómeno de la inflación también aumenta el IVA de los productos, por lo que al final se acaba pagando más impuestos.
Por último, la inflación golpea de antemano los importantes incrementos al salario mínimo nacional, que desde el 1 de enero fueron aumentados en un 20%. No olvidemos que, un incremento en los salarios mínimos con repercusión en el resto de los salarios podría implicar que esto se extendiera a los precios de otros bienes y servicios, generando mayores presiones inflacionarias.
El Inegi, divulgará el lunes el comportamiento índice de precios durante el último mes de 2022…
Por: Dr. Jorge A. Lera Mejía