Al hablar de la guerra de intervención francesa en Tamaulipas, lo primero que se nos viene a la mente son caudillos como Pedro J. Méndez, Juan José de la Garza, Servando Canales, y Ascensión Gómez, pero omitimos a muchos otros que arriesgaron su vida por la causa republicana, como el coronel Braulio Vargas.
En días pasados, el cronista de Pánuco me preguntó sobre el personaje (ya que es considerado un héroe en ese lugar) y pude darme cuenta que, hasta la fecha, no había una biografía sobre él, pese a que fue un protagonista de la vida político y militar de Tamaulipas y después de la guerra de intervención.
ORÍGENES DE BRAULIO VARGAS
Al revisar archivos parroquiales, descubrí que el coronel Braulio Vargas nació en 1837 en la villa de Casas, Tamaulipas, y que sus padres fueron don Enrique Vargas y doña Juliana García.
Sobre su progenitor indagué que fue un próspero comerciante del lugar, y que había nacido en 1807 en la antigua Croix, muriendo en 1857.
De su madre tenemos el dato que nació en Ciudad Victoria en 1821 y que murió en Aldama en 1886.
El célebre guerrillero tamaulipeco tuvo varios hermanos, entre ellos: Ma. Lina Carlota (N. 1832), Ma. Amelia Rosa, (N. 1836), José Genaro (N. 1841), José Antonio Santa Anna (N. 1842), Adela (N. 1844), Ma. Teresa (N. 1845), Ma. Leonor Manuela (N. 1848), Concepción (N. 1850).
De su infancia y juventud poco se sabe, pero debió de crecer en un ambiente familiar de liberalismo, pues siendo muy joven entró a las fuerzas juaristas que defendían la patria de la invasión francesa, integrándose a la famosa guerrilla “Méndez” donde militaban también los jefes Francisco G. Vargas, Vidal Hernández, Juan Haros, Benito Coronado, Arcos Arreola y el capitán Ramón Terán.
TRIUNFO DE TAMAULIPECOS EN PÁNUCO
Algunos días después de la batalla de Santa Gertrudis, en la que los generales Servando Canales y Julián Cerda con sus soldados se comportaron con heroísmo y valor, las fuerzas tamaulipecas de la Sección Vargas, de la Brigada Gómez, hicieron lo mismo en Pánuco, Veracruz.
Esta población veracruzana era defendida por don Manuel San Pedro, rico propietario de la hacienda del Caracol, quien se había unido a las tropas del francés Dupin con el fin de controlar esa zona huasteca que estaba en poder de las guerrillas.
San Pedro logró controlar la comarca, obligando a los juaristas a retirarse a las sierras de San Luis Potosí y Tamaulipas, por eso era importante recuperar la plaza.
La tarea le fue encomendada a Braulio Vargas, quien según don Efrén Pazzi, cronista que fue del lugar, reclutó gente de Salvasúchil y otros lugares de la margen izquierda del río.
Después de pasar por Tanchicuín a la media noche del 28 de junio de 1866, prosiguió con sus tropas hasta llegar a los suburbios de la villa de Pánuco, a eso de las cuatro de la mañana del día 29; y en combinación con la fuerza del coronel Mosso, como conocedor del terreno, acordaron el plan de ataque.
Fueron ayudados también por la coronela Leocadia López y Díaz, quien mandaba un grupo de patriotas locales.
LAS HOSTILIDADES INICIARON POR EL ALA PONIENTE
El combate se generalizó con inaudito valor de ambos bandos, pero poco a poco los imperialistas fueron perdiendo terreno, hasta quedar solamente posicionados de la Iglesia, la cual fue quemada.
Derrotados, Manuel San Pedro y algunos de sus principales lugartenientes se rindieron, sin embargo, el comandante estaba herido, falleciendo al poco tiempo.
Tal era el odio que le profesaban, que su cadáver fue incinerado en la plaza, habiéndolo primeramente arrastrado en un caballo por las calles de Pánuco.
En su parte militar, Vargas dijo que después de la batalla; el enemigo tuvo cuarenta muertos, inclusive cuatro oficiales y el jefe de ellos, además ciento y tantos prisioneros, doscientos fusiles, veinte y tantas lanzas, caballos y monturas.
Por su bando, lamentaron la pérdida del valiente capitán segundo Felipe Martínez, un oficial herido de la Sección Mosso y siete soldados de tropa, además de cuatro heridos.
LA REBELIÓN DE LA REATA
A inicios de 1868 el gobernador Desiderio Pavón decretó la celebración de comicios para reestablecer los poderes en Tamaulipas.
El historiador Octavio Herrera menciona que los candidatos a ocupar la gubernatura fueron Juan José de la Garza y Ramón Prieto.
Superados los obstáculos de varias rondas electorales, el congreso declaró a Juan José de la Garza como gobernador constitucional. Esto enojó mucho al general Servando Canales y al coronel Braulio Vargas, quienes se levantaron en armas.
Braulio Vargas era un caudillo con amplio arraigo en la villa de Casas, la que convirtió en su base de operaciones, de ahí que en este sitio se hubiera lanzado el escueto plan político para declararle la guerra al gobernador Garza.
Desde ahí, realizaba distintas incursiones por todo el entorno de la Sierra de Tamaulipas, montaña que conocía perfectamente y que constituía su refugio estratégico.
Usó así ese bastión para en principio amagar a la capital del Estado, la que atacó en los primeros días de la rebelión, aunque sin buenos resultados, pues dejó tras de sí 27 de sus hombres muertos. Luego se le vio sorprendiendo a los vecinos de la villa de Soto la Marina, a los que exigió cinco mil pesos de préstamo forzoso. Los pronunciados por momentos se comportaban como bandoleros y criminales.
Así se observó en el asesinato del hermano del gobernador, Zeferino de la Garza, ocurrido en la villa de Aldama, por obra de uno de los jefes de la partida de Vargas.
Un testimonio de la época decía que Casas fue incendiada de modo que no quedó piedra sobre piedra.
Al ser esta villa donde se centró más la revuelta, sus habitantes quedaron sumergidos en la más profunda miseria. Al ser el abigeato la principal fuente de ingresos de las tropas de Vargas para sostenerse, el vulgo denominó al movimiento con el mote de “rebelión de la reata”.
Finalmente, el gobierno de Juárez llegó a un acuerdo con los rebeldes y en enero de 1870 el gobernador de la Garza renunció. Y en ese mismo año, Servando Canales fue electo gobernador constitucional de Tamaulipas.
SUS ÚLTIMAS CAMPAÑAS
Al ser nombrado Canales gobernador de Tamaulipas, Vargas vivió en paz por un tiempo, pero al estallar la revolución de Tuxtepec en 1876, defendió al gobierno nacional de Lerdo de Tejada y en Nuevo Morelos, Tamaulipas derrotó al general rebelde Carlos Diez Gutiérrez.
Al triunfo de Porfirio Díaz se mantuvo al margen de política, pero en los primeros meses de 1878 se produjeron algunos movimientos sediciosos a favor de la causa lerdista y presentándose en la frontera del Norte una fuerza acaudillada por el general Mariano Escobedo, que desde el 18 de mayo se pronunció desde su exilio en Nueva York y concretó un levantamiento militar que estalló el 19 de julio.
En Tamaulipas lo siguió Braulio Vargas, quien se pronunció el día 28 y el 1 de agosto estaba en Padilla al mando de 45 hombres.
La prensa nacional decía que el cerebro político era un tal Francisco Martínez.
En septiembre, el gobierno de Estado ordenó al presidente municipal de Xicoténcatl, que con la policía rural que pudiera organizar, la cual estaba a las órdenes de don Jesús Guillén, batiera a Vargas y a su gente que perturbaban el orden establecido, dando igual orden al presidente municipal de Casas.
Se sabe también que los habitantes de Palmillas contribuyeron con gente.
A don Jesús Guillén se le entregaron 100 hombres de Xicoténcatl y 10 de Magiscatzin, ayudando los rurales de Quintero a cortar los pasos de los ríos.
El periódico nacional “El Combate” diría que las fuerzas de Vargas se componían en gran parte de sirvientes prófugos.
POR MARVIN HUERTA MÁRQUEZ