CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- A tres años del primer caso confirmado de COVID-19 en Tamaulipas, no se ha aprendido la lección que el cuidado de la salud es fundamental y se alcanza con acciones básicas como uso del cubrebocas.
El seguimiento al caso inició el 16 de marzo de 2020, y para el día 20 el Estado se confirmaba a través del INDRE el primer caso importado de coronavirus que correspondío a un hombre de Malasia, trabajador de una empresa trasnacional en Tampico.
A partir de ahí, los contagios fueron apareciendo en forma constante, con oleadas y picos de casos, que asustaban, por lo impactante de la gravedad y de casos que dejaron una estela de muerte.
El recuento de daños en Tamaulipas desde ese 20 de marzo de 2020 al 20 de marzo de 2023, es de 184 mil 403 contagios confirmados por laboratorio, además de una cantidad muy similar de casos, cuyos pacientes no tuvieron acceso a una prueba de laboratorio.
Con la cantidad de casos confirmados oficialmente por la Secretaría de Salud, en Tamaulipas, registran a la fecha 175 mil 920 pacientes recuperados y por desgracia se cuenta con 8 mil 126 defunciones.
Entre 16 de marzo de 2020 y 20 de marzo, en Tamaulipas se vivió como en el resto del mundo una incertidumbre generalizada que provocó compras de pánico, desabasto del papel sanitario en tiendas de auto servicio.
Luego de esa crisis,autoridades estatales decretan la suspensión de toda actividad económica considerada no esencial, por lo que cierran todos los negocios y los que permanecían abiertos debían aplicas estrictas medidas de seguridad e higiene.
En esos días aunado a la suspensión de actividades económicas, se decretó la suspensión de la actividad educativa en todos sus niveles, desde básica, media superior y superior, lo que provocó que un millón de estudiantes se quedaran en sus casas.
En tanto que el Home-Office se convertía en la forma más adecuada de trabajar, pero sin salir de casa, por lo que inició un largo camino para personal de educación, alumnos y padres de familia, para atender las clases a distancia.
Oleadas por Estabas
En Tamaulipas como en el resto del mundo la primera oleada se registra con la variante Alfa, proveniente del Reino Unido; en Tamaulipas registró su pico máximo de casos de 2,403 por semana e inició en junio de 2020 y se extendió hasta noviembre del mismo año.
El especialista en salud pública, José Alfredo Rodríguez Trujillo, dijo en entrevista con EXPRESO, que la segunda oleada fue con la variante Gamma, que venía de Japón y Brasil, Tamaulipas por lo que se reportaron un promedio de 1,804 casos semanales, esta tuvo vigencia de diciembre de 2020 a febrero de 2021.
Sobre la tercera oleada con la variante Beta de origen en Sudáfrica, que en el estado se registró de junio de 2021 a septiembre de 2021, tuvo un pico máximo de 1,445 casos por semana.
En tanto que la cuarta oleada, con la variante Delta, identificada en la India, llegó a Tamaulipas a finales de diciembre de 2021 y se extendió hasta febrero de 2022, con un tope máximo de 3,384 casos por semana.
Para la quinta ola a nivel global con la variante Ómicron, también identificada en Sudáfrica, en combinación con la variante Delta, Tamaulipas vivió una de las peores crisis de contagios con más de 10,800 contagios semanales, pero con letalidad baja, sus estragos de vieron entre mayo y junio del año pasado.
Las defunciones
En relación a cada oleada, existe una cantidad de muertes; en la primera, el pico máximo por mes fue de 1,173, decesos, en la segunda, fueron 615 decesos por mes y en la tercera, considerada como de las menos letales hubo un promedio de 189 muertes mensuales.
Para la cuarta oleada, las muertes por mes s eregistrtaban en 356, en tanto que para la quinta la cifra fue de 426, es decir, menos muertes, pero muchos más contagios.
COVID-19 rompió los esquemas
“Esta epidemia rompió todos los esquemas de epidemias que hemos vivido en el pasado, porque fue muy rápida y se diseminó en tres meses . Las anteriores tardaron años para la diseminación de patógenos”.
La COVID-19, revolucionó además el estudio de vacunas, porque antes los estudios e investigaciones tardaban de 10 a 20 años para su aprobación y está estuvo lista en un año.
“Nunca se había tenido una vacuna en tan poco tiempo”, dijo tras señalar que ahora la enfermedad obliga a tener cuidado con otras enfermedades, como ; salud mental, enfermedades crónicas no transmisibles, como diabetes, hipertensión y problemas cardiacos.
Pero también enseña, que hoy los contagios se están dando en población específica, aquella que tiene enfermedades como insuficiencia renal, artritis, trasplantados y gente no vacunada, “aún hay una parte de la población que no acepta la vacuna”.
También falta un esquema de vacunación específico, la autoridad no ha dicho cada cuántos meses debe vacunarse la población, y se espera que ya no haya variantes agresivas, para que se corte la transmisión y poder pasar a endemia.
Hoy a la vuelta de tres años, los riesgos por la COVID-19 siguen muy altos, porque la pandemia las próximas semanas enfrenta dos problemas más, la presencia elevada de casos de dengue y la entrada del fenómeno del niño en verano, que cambiará las condiciones climáticas en el estado y que pueden influir en la cantidad de casos.
Mientras las autoridades no digan que se ha entrado a endemia, los riesgos deben considerarse altos, por ello, la regla básica y fundamental es el uso del cubrebocas que debe estar presente. “Debemos aprender que como el agua embotellada fue la protección contra el cólera y seguimos tomando agua embotellada, el cubrebocas es la protección al COIVID y debemos seguir usándolo”, concluyó.
Por Nora Hernández Herrera
EXPRESO-LA RAZON