Álvaro es uno de esos tipos que nació para trabajar. Desde hace décadas se dedica al comercio, en su puesto semifijo en una céntrica calle de la ciudad. Ha pasado de vender desde bonetería, ropa, mercería y hasta discos piratas (en épocas pasadas) hasta verduras y quesos.
Recientemente tomó el giro de la fantasía electrónica, es decir: videojuegos, tablets, bocinas, audífonos, cargadores de celulares etc.
Por lo general ‘Varito’ trabaja todos los días del año, a excepción de cuando ha enfermado, y cuando decide salir de vacaciones con su familia a algún destino cercano dentro del estado.
Debido a la pandemia Varíto y su familia no pudieron salir a vacacionar desde 2020, pero en esta ocasión decidieron darse una escapada en estos días santos.
La verdad, no se tomaron mucho tiempo en planearlo, pero como solía decir Álvaro “lo no planeado sale mejor” y de buenas a primeras decidieron y lanzarse “en greña” y a la “viva México” a la aventura.
Total que emprendieron el camino hacia Playa Miramar de Ciudad Madero Cuando Álvaro y su familia salen de vacaciones, más bien parece que se van a cambiar de casa, pues se llevan a sus dos perros, la gata de Doña Silvia (la suegra de Varito) dos garrafones con Kool Aid, y un montón de triques extras.
Treparon a toda la familia y mascotas, a su camioneta Econoline modelo ‘88 y muy tempranito agarraron carretera. Ahí sería donde un primer obstáculo se interpondría en su viaje.
Poco antes de llegar a Zaragoza, un tráiler que rebasaba de manera irresponsable, le invadió el carril a la camioneta familiar.
El hombre reaccionó rápidamente y tras dar un repentino y brusco volantazo, evitó el impacto pero terminaron saliendo de la carretera.
La camioneta empezó a ‘brincotear’ vio lentamente al internarse entre el monte, pero Álvaro logró controlar la unidad y se salvaron de volcar.
Por fortuna todo quedó en un susto y el incidente no pasó a mayores, aunque a Gloria su esposa se le subió un poco la presión.
Tras recomponerse de la impresión y ‘agarrar aire’, el comerciante reinició el camino. Todo marchaba sobre ruedas, aunque tuvieron que hacer un par de ‘paradas técnicas’ que no estaban en el programa; en una tienda de conveniencia y en una gasolinera, porque ya les andaba de ‘las aguas’. –
Por esta vez, me cae que no me lo dolió el codo con tanta gastadera – contaba Álvaro al Caminante – les di chance a mis chavos de que compraran lo que quisieran en el Oxxo.
– Es que ya andabas muy necesitado de vacaciones mi Varito – le respondió entre risas el vago reportero. – La neta si, y pues durante el año si les pido que cuiden los centavos, pero ya andando de ‘vacas’ los consiento. – ¿Y ya después del percance todo bien? – Nombre, deja te cuento, Pues resulta que los que sí andaban bien hambreados son los tránsitos de Altamira – ¿Te pararon? – No solo eso, me querían llevar al corralón solo por los vidrios polarizados.
– ¿Y en qué acabó?. – Después de amenazarme y estar alegando como una hora me pidieron 500 pesos pa’ dejarme ir. – ¿Y se los diste? – Nombre, le dije que nomás traía 200, al principio hasta se ofendieron pero ya después los agarraron y me dejaron ir.
– ¡Dejaras de ser comerciante! – ¡Ozz papá! 35 años en el ‘bisne’ me respaldan… – Y ya por fin pudiste disfrutar de tus dos días libres… – Nombre carnal, me cae que estoy bien salado. – Mchas… ¿y ahora porque? – Pues ya íbamos bien ‘sobres’ harto emocionados y ¡chin! que nos recibe con llovizna el puerto. – Mta madre… eso si qué es tener mala suerte – dijo el Caminante.
– Pero convencí a mi gente de que eso no nos iba a desanimar, y nos fuimos a comer al centro de Tampico. – Ándale muy buena jugada, ¿y cómo les fue? – Pues dos que tres, fuimos a un restaurancito dizque de flautas y nos sirvieron tacos dorados….
– ¿Que paso mi Varo? me extraña ese error de principiante, acuérdese de que las flautas son de harina …pero nomas en Vicky Ranch. – Total que ya no lloviznó y salió el sol, y nos fuimos a la playa.
– ¡Con madre! al chapuzón ¿verdad? – Nembe, el aironazo en la playa estaba retefrío, ni se antojaba meterse al agua, nomás estuvimos una hora y nos fuimos al hotelito, y ahí nos quedamos viendo Netflix y los huercos con su celular. – Que mala pata mi Varo.
– Luego al otro dia ya no quisieron ir a la playa de nuevo, nomás anduvimos en el centro comprando chácharas, pero ya cuando veníamos de regreso empezó a rumbar bien feo un balero de la camioneta, y fue todo un ‘pex’ conseguirlo en pleno viernes santo, pero bueno logramos regresar ‘completos’ a Victoria y ¡pues aquí andamos ya dando guerra! – concluyó Álvaro su relato entre carcajadas. Las vacaciones no siempre salen como uno quiere, pero de que son necesarias, lo son.
Demasiada pata de perro por esta semana.
POR JORGE ZAMORA