La Pasadita, del buen Cándido, las mejores aguas frescas. “La Cabaña”, del 17 Carrera Torres, alternativa obligada en los ejercicios de la Escuela Secundaria, Normal y Preparatoria del Estado.
Se acercaba el 20 de Noviembre en el Estadio Marte R. Gómez, y al final, con frutas y más se tomaba por asalto a la Cabaña del 17 Carrera.
Nuestro Maestro, Eugenio Alvizo, alto, férreo, e impositivo. Los festejos del 20 Noviembre de la Revolución Mexicana, eran la pirotecnia de una historia contada y hecha a modo por todos los héroes, que al final se aniquilaron entre ellos por el afán de poder.
Ciudad Victoria chiquita, apenas 35 mil habitantes donde Los Gallos de Carnaval eran la alegría de todos.
El caminar por la Calle Hidalgo, hoy convertida en pocilga, echar un vistazo a los aparadores formaba parte de la feria de una ciudad tranquila y feliz.
El día 20 de Noviembre de la Revolución y el 15 y 16 de Septiembre de las Fiestas Patrias, concentraban a toda la sociedad en comunión; ricos y pobres, elitistas y marginados que compartían el pan y la sal cual debe ser. Comerciantes enriquecidos, fantoches, cinturitas, pachucos, estudiantes, asalariados del Gobierno del estado, la burocracia empedernida y inmutable.
Era el día del Grito de todos, para cantar, bailar, dar vueltas con bastones tallados en la Plaza Juárez y ligar, agarrar novio o novia, entre empujones furtivos y una inocencia total.
LOS DRAGONES DEL RITMO, DE MARCIAL Y MARIO VALLADARES, “THE DRAGONS”
La ciudad de los sesentas acelerada de ritmos ; el Jazz de Oro, el Swing, el Mambo , el Cha Cha, y el Rock. El imbatible rock and roll de Elvis Presley, el ídolo genial. Nacho Zamora y su Orquesta eran los reyes de las fiestas de bodas en los Salones Alianza, en El Peñón y el Motel San Antonio.
Noches de reventón con los bien alienados músicos de Nacho Zamora que alternaban posiciones con los músicos Carabaly, Conjunto Camagüey, y Orquesta de Rudy Varela .
MARCIAL VALLADARES
El pivote del conjunto de Los Dragones que ponían a mover caderas y pernas a los jóvenes y jovencitas que habían abandonado la crinolina para montarse en los pantalones Forremos y Levis, para mostrar sus contorneadas piernas y el aguayon al ritmo de l por el ventarrón del rock norteamericano con Elvis Presley y Bill Halley a la cabeza.
Marcial Valladares, robusto, alegre, liderada a la Chiquita, al Cuate Zamora, a Mario su carnal, y al solista estrella Juan Santillana, el vocalista de las fans victorenses conocido como Johnny Sal.
LA VIBORA DE LA MAR Y LAS ESTATUAS DE MARFIL
La loquería de la chaviza, se repartía por la Plaza de Armas y la Plaza Juárez y desbocar en las memorables Ferias de Tamatan, Ferias que de verdad, era fiestas de cultura”, que en su Harvey Davison en la parafernalia del globo de acero, que desafiaba la gravedad a 100 kilómetros por hora en un diámetro de 10 metros.
Un espectáculo circense de primera calidad, de este Ráfaga Palmer, originario de Guadalajara, que al poco tiempo mordía el polvo en una de las Ferias de Puebla, México.
“La Mujer Serpiente” y “Tirarle al Negro” a pelotazos. Nuestros fanes fascistas, Los hechizos de las carnitas, los tacos y las tortas con la belleza de las rejoneadoras y las Escaramuza Charra. Gil Aguilar y su” Paso de la Muerte” en el lienzo charro, o los Hermanos Méndez, verdaderos maestros de la monta y la chavinda, de caballo y no pocos toretes. Yo no he visto una feria así, tan popular y festiva como las del Parque de Tamatan.
Los Dragones eran la euforia de las adolescentes, hoy veteranas de Las Hojas Muertas, Marcial Valladares, hijo de un obrero ferrocarrilero fue el compás de los grupos de rock en la ciudad. Solicitado por muchos, su conjunto se fajaban los mejieres, El Cuate Zamora al Sax, Marcial y Mario a la guitarra eléctrico, Juan Santillana, “Johnny Sal, alternante en la batería y la guitarra y la voz cantante. Y la Chiquita, un músico de postín que agregaba la clase al popular y apreciada grupo de muchachos hijos del rock posPresleyano yel Twist de Chuvy Chequer.
”HAY NOS VAMOS COCODRILO “ERA LA FRASE»
“Por allí nos Vudrios”, mexicana. La frase emergente de una cultura pop, en una ciudad de inocentes palomitas. Tiempos del Cine Obrero, contiguo al Hotel Las Palmas y frente a Palacio de Gobierno, el Cine Rex, sudorosos de olientes “miados” y la parafernalia de cadena de artistas que arribaban de la Ciudad de México, en la voz de David Nuñez Villasana, en lujosa alternancia con el Banquero Mental El Dr. IQ.
“ARRIBA A MI DERECHA, AQUÍ TENEMOS UN CABALLERO DOCTOR…”
Y el famoso galeno hacia la pregunta para que a la buena respuesta se llevaba cien del águila y una botella de Club 45 de Uva. Tiempos de María Victoria, apretadita y de labios carnosos y mirada de Amor Perdido.
Tiempos de Los Xochimilcas y de Bartola, Mandolín y Shilinsky, y allí viene Pedro Infante que cante , que cante, con Pedro Vargas a la cabeza.
Mientras el Cine Alameda puras películas americanas, El Rifle con Gari Cooper, Las Minas den Rey Salomón, y el Monstruo de la Laguna Negra, para los más doctos del barrio.
El Cine Terraza Obrero para la raza, de luneta y gallola, al sonar de los “chicles, chocolates de Medina a la salida,p ara rematar con los Tacos de Avalos de 10 centavos.
El Cine Rex para La Caravana de Artistas y el albergue “demiados” y cigarrillos de hoja. Los Dragones de los Valladares llenaron un bello espacio en el firmamento de la vida cotidiana de la pequeña Victoria, dulzona, inocente y con uno y que otro crimen o robo a salto de mata.
Tiempos de Las Comisiones, la colicua secreta con los avezados investigadores comandados por Garza y sus secuaces que recopilaban huellas de los presuntos ladrones con cinta scoch. Victoria, la capital de Tamaulipas, fresca, lozana en las mañanas de los buenos días y las buenas noches.
Con el único Fantasma del Panteón del Cero Morelos o Puertas Vedes, con el Hombre Araña escalando el asombro en la Iglesia del Refugio del 8 Morelos.
Los luchadores y niveles boxeadores de Pepe Suleiman, en la Plaza de Toros de Don Pepe Sierra Torres, Blue Demon, El Médico Asesino, Dorrel Dixon, el Santo, estrellas de pancracio y el equipo de Futbol Los Cuerudos comandados por Don Ángel Papapdopulos. con su gramínea de chilangos, de Tepito, la Bondojo, donde algunos dieron los primeros braguetazos sociales.
En esa algarabía social y cultural emergen los famosos Dragones, que alertaban el nacimiento la ciudad que vemos hoy de más de 300 mil habitantes, con graves problemas de sanidad, pavimentación y agua potable.
El conjunto Los Dragones son parte de la épica de la ciudad, son los narradores urbanos en las fiestas, los reventones y los chingadazos, parte de nuestra cultura, de una ciudad que ya no es inocente, y que parece que ha olvidado las buenas costumbres y la vanidad de unos cuantos….
POR ALEJANDRO ROSALES LUGO