Ay Mamá que tren tan largo que nomás el cabus le veo…

La estación era una romería a la hora de partida y llegada de la tira de vagones y la fumarola del diesel, en los diablitos y carretones que cargaban la mercancía, la gente regordeta, los palillos y, fifís y cinturitas que se daban cita todos los días para ver que “caía” al morral

Bosque urbano: un pulmón de Victoria

Un ejército de voluntarios lo protegen celosamente de incendios y de la contaminación; enclavado en medio de la ciudad ahí puede encontrarse una parte representativa de la flora y la fauna de la región