La función de los medios de comunicación es decirle la verdad a la gente, no encubrir a los poderosos. Desgraciadamente, en México, como en la mayoría de los países, los dueños de los canales de TV, radio y periódicos, los utilizan para manipular y desinformar a los video-escuchas.
No les importa mentir, condenar a inocentes, mucho menos difamar, apoyados por gobiernos extranjeros, ONGs, ministros y jueces corruptos, solo mantener intocables sus intereses y las ganancias millonarias que esto les reditúa.
Pese a lo grave del asunto, muy pocos levantan la voz para reprobar ese proceder.
El silencio del PRI se entiende, pero el de los representantes del PAN, que presumen de humanistas, creyentes en Dios, partidarios de principios y valores morales, los exhibe.
Ni la denuncia formulada por el Papa Francisco en una entrevista de marzo pasado con el periodista Gustavo Sylvestre, los ha hecho protestar. ¿Será acaso porque les conviene y los medios están de su lado en la disputa a Morena del gobierno?
“El lawfare (guerra jurídica, uso abusivo de las instancias judiciales con apariencia de legalidad) –Dijo el Sumo Pontífice en la plática mencionada–empieza y abre el camino en los medios de comunicación. ‘Hay que impedir que este llegue a tal puesto, entonces le empezamos a dar’. Lo descalifican, le meten la sospecha de un delito…donde no se encuentra (nada)”.
Refiriéndose a Brasil, expuso: “‘¿Dónde está el delito? Bueno, sí parece que…’ Así condenaron a Lula, cuando se revisa lo de Lula, ¿qué pasó con Dilma Rousseff? No pudieron,
una mujer de manos limpias, una excelente mujer. Con Lula lo metieron en la cárcel, pero no pudieron”.
El vicario de Cristo expresó su preocupación por esa práctica, a la que llama nueva forma de colonialismo, aplicada a través del uso indebido de procedimientos legales y tipificaciones judiciales, nacionales e internacionales, utilizadas para minar los procesos políticos y propender a la violación sistemática de los derechos sociales.
El guía religioso ha acusado igualmente a los comunicadores de cometer los pecados de desinformación, calumnias, difamación y hasta de coprofília: “atracción fetichista por los excrementos”.
POR JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ
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