7 abril, 2025

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Un campeón sin límites

Javier Hernández Méndez, nació en 1962 y a los siete meses fue diagnosticado con poliomielitis y pese a la falta de apoyo, decidió estudiar e inició en el deporte de sillas de ruedas a los 13 años

La poliomielitis no fue obstáculo para que el profesor Javier Hernández Méndez demostrara sus habilidades deportivas, principalmente para la natación.

Imparte clases en la Unidad Deportiva de la Borreguera, diariamente se desplaza en la silla de ruedas para enseñar a niños y adultos.

Nació en 1962 y a los siete meses fue diagnosticado con poliomielitis y pese a la falta de apoyo, decidió estudiar e inició en el deporte de sillas de ruedas a los 13 años.

«Al deporte llego por pura casualidad porque me invitó un terapeuta que trabajaba en el Seguro y él estaba impulsando el deporte en silla de ruedas, el deporte para discapacitados».

No tuvo una infancia sencilla, al contrario en su casa no lo dejaban salir, se tenía que escapar, toda vez que su padre tenía la errónea idea de que no estudiaría, que no podría trabajar, que se caería y sí tuvo caídas, incluso en el autobús, sin embargo siguió adelante.

Con sus propios medios, ingresó a la universidad para estudiar la Licenciatura en Derecho, pero no terminó la carrera.

Por las capacidades que demostró para la natación tenía la ilusión de llegar a los juegos olímpicos, no obstante, tal y como pasa en la actualidad careció de ayuda por parte de las autoridades.

«Mi ilusión era llegar a la selección y lo que faltaba era apoyo porque en el gobierno del estado no había, quería llegar a los Juegos Olímpicos, pero llegué a los panamericanos y tuve buenos lugares, tenía para dar a los Juegos Olímpicos».

«La natación una bonita aventura»

El estar en una alberca, significó un escaparate porque no quería estar en su casa y comenzó a dar clases a los 18 años en el Tecnológico de Ciudad Madero, después en la alberca de la colonia Unidad Nacional.

Javier Hernández Méndez, tiene 43 años que enseña natación, pero dice estar cansado, lo limitan varias cuestiones y cada vez se le dificulta más subirse a la silla de ruedas.

«Estaba soñando y me pasaba las horas nadando, estaba tan emocionado que un día me aventé del trampolín de 10 metros, pero mi cuerpo no sirve para eso porque no tengo control y solo lo hice una vez, pero es una bonita aventura la natación, ojalá no vaya a morir ahogado».

Tiene 60 años de edad y ha pensado en el retiro, a pesar de que el agua le hace un bien a sus piernas.

«Necesito meterme al agua porque mis piernas necesitan de la circulación, tengo que seguir nadando y quiero volver a nadar mariposa porque es el nado que me gusta, así ha sido mi vida, basquetbol, maratones en sillas de ruedas, maratones de natación también participé en varios».

En los Juegos Panamericanos de 1982 celebrados en Canadá, obtuvo cinco medallas, en natación dos de plata y una de bronce, marcó un récord en 50 metros estilo mariposa con un tiempo de 38.75 segundos.

«El estilo mariposa es el que más me gusta, tengo un récord panamericano que nadie ha roto, yo tenía marca y sí me consideraba bueno».

Al utilizar una silla de ruedas, puntualizó la necesidad de brindar los espacios y facilidades para las personas con discapacidad, han mejorado mucho, pero todavía falta.

«Falta la cultura y que las autoridades pongan atención, estuve impulsando la ley para las personas con discapacidad en los años noventas, era proyecto de ley y yo era delegado de Tamaulipas en ese entonces, pero todo cansa, la grilla y la gente nunca va dejar de hablar y yo creo que hice mucho por los deportistas», concluyó.

POR ÓSCAR FIGUEROA

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