Del 7 al 11 de agosto, la OEA celebró la VI Semana Interamericana de los Pueblos Indígenas, en la cual se resaltó la riqueza del patrimonio cultural, tradiciones, idiomas y otros aportes sociales de los pueblos originarios de las Américas.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) han señalado que existen más de 800 pueblos indígenas en América Latina y el Caribe, los cuales alcanzan un total de 58 millones de personas, representando alrededor de 10% de la población regional y 40% de la población rural en todo el hemisferio.
La presencia de los pueblos indígenas es esencial para la vida y la conservación del planeta, están presentes en la producción sostenible de alimentos, la custodia y preservación de semillas, la biodiversidad y la conservación de ecosistemas.
Según datos de la Agencia de las Naciones Unidas que lidera los esfuerzos internacionales para poner fin al hambre (FAO), de los pueblos indígenas depende la producción de 14% de los alimentos a nivel mundial y 45% del comercio internacional de productos agroalimentarios, generando casi 50% de empleos en América Latina.
A pesar de su gran importancia, los pueblos indígenas viven en una permanente situación de invisibilización y pobreza. Según el informe 2022 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 85% de los indígenas de América Latina y en Caribe se encuentran dentro de la economía informal, percibiendo apenas 33% del monto del salario de las personas no indígenas. A este escenario se suma el permanente despojo de sus tierras y la presencia de situaciones de conflicto y violencia en zonas rurales.
A pesar de este escenario, dentro de la esfera democrática regional, los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe son un actor político y social importante e indiscutible, el cual se ha movilizado masivamente para exigir el reconocimiento de sus derechos colectivos.
Los pueblos indígenas han buscado incorporar sus demandas de participación e inclusión a través de herramientas como: la consulta previa cuando vayan a ser explotados recursos naturales dentro de sus territorios o se adopten normas que se vinculen al ejercicio de sus derechos colectivos.
Todo lo mencionado se ha expresado en importantes instrumentos internacionales como el Convenio 169 de la (OIT) sobre Pueblos Indígenas y Tribales (1989), la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (2007) y la Declaración Americana sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (2016). Los informes de la CIDH y las sentencias de la Corte Interamericana han jugado un papel decisivo en el reconocimiento de la democracia de los pueblos indígenas.
A pesar de los avances legales, la participación política de los pueblos indígenas sigue encontrando trabas y obstáculos. Como lo mencionó el secretario general de la OEA, Luis Almagro, las poblaciones indígenas son absolutamente subrepresentadas y subvaloradas en este continente.
POR FRANCISCO GUERRERO AGUIRRE