Elías B. Sulaimán nació en Líbano, un 13 de septiembre de 1901, siendo sus padres Joseph Khalil George (1879–1943) y Rose Azar (1882–1959). Tenía dos años (1903), cuando sus padres decidieron dejarlo al cuidado de sus abuelos, pues emprendieron una travesía interoceánica: zarparon a Boston, donde se establecieron y pusieron la panadería George.
El pequeño Elías creció con sus abuelos en Beideitín, cerca de Beirut, la capital libanesa, hasta que a los 18 años emprendió su viaje a América. Pero como no cambió su boleto para venirse con unos amigos, llegó a Veracruz. Extrañeza le causó saber que había llegado a México, primera vez que escuchaba este nombre.
Y las condiciones no eran tan aceptables, porque se trataba del período revolucionario.
DE LÍBANO A VERACRUZ…
Don Elías llegó a Veracruz en 1919 y tomó, con sus cinco amigos, el tren para el Distrito Federal, donde estaba el cónsul alemán encargado de los asuntos de Líbano, para procurar enviarlo a Boston.
En el trayecto otra sorpresa más: el tren fue detenido por un piquete de soldados de la División de Pablo González. Había orden de fusilar a todos sus ocupantes, pues de vivía en esa región, una lucha encarnizada contra el zapatismo.
Pero un general platicó con los libaneses y se percató de que en realidad no tenía qué fusilar a los extranjeros. Sobre estos hechos, José Sulaimán diría: “Mi padre siempre pensó que la causa que defendía el general era justa, porque fue justo con ellos, al no fusilarlos.
Además, les prestaron una carreta con bueyes para que llegarán a la carretera que lleva a Puebla y pudieran llegar luego a la Ciudad de México.
Imagínese a esos seis libaneses comiendo tortilla, chiles y frijoles” Ya en la Ciudad de México, don Elías no pudo ver al cónsul y fue a Monterrey, donde había otro, pero tampoco lo pudo ayudar.
Se fue entonces a Ciudad Victoria, donde había paisanos que le podían ayudar y comenzó vendiendo camisas, de casa en casa, de rancho en rancho y así hasta que, por fin, puso su puesto en el mercado de la capital tamaulipeca.
A Elías Sulaimán le costó bastante establecerse y lograr un sitio en México.
AVENTURAS DE ELÍAS B. SULAIMÁN EN VICTORIA
n día llegaron unos revolucionarios a comprar zapatos a su negocio y se acordó de aquellos que le habían salvado la vida y les regaló a los tres hombres el calzado.
Pero éstos fueron apresados luego por los federales y les preguntaron quién les había vendido esos zapatos, diciendo que Elías B. Sulaimán se los había obsequiado. Por ese motivo, el árabe fue llevado preso a Monterrey, teniendo como su cárcel un vagón del ferrocarril.
La familia relata que al sargento encargado de su custodia le cayó mal don Elías y le dio órdenes al cabo para que lo matará. Lo llevaron al panteón, pero el cabo le dijo al sargento que Sulaimán no había hecho nada y que no dispararía sin orden del general a cargo.
Buscaron al oficial al mando, pero éste no quiso firmar, porque estaba de día libre, por lo que finalmente lo dejaron ir.
EL ORIGEN TAMAULIPECO DE JOSÉ SULAIMÁN
Pasado ese incidente, don Elías fue a visitar a sus padres a Boston, quienes ya le tenían novia para casarlo. Pero él se había enamorado de doña Wasila Chagnón, concebida en Siria, con quien realizó un viaje a Roma, pero por una cuarentena, tuvieron que permanecer allí.
El barco en el que les tocaría salir, naufragó y perecieron más de cien personas. Finalmente, se casaron, y un 30 de mayo de 1931 nació, en Ciudad Victoria, el primogénito: José Sulaimán Chagnon, tal como se asienta en la oficialía del Registro Civil de Tamaulipas.
Desde pequeño, José se dio cuenta de los grandes problemas de la época. En una entrevista concedida al semanario PROCESO en 1988, recordó que, en cierta ocasión, iba con su papá en un camión y se detuvieron en un restaurante en el camino de Jaumave a Victoria.
Ahí les dijeron que tuvieran cuidado, y algunos jaumavenses se prestaron a acompañarlos, ya que andaban asaltando. Y efectivamente, al llegar a una curva, comenzó la balacera, pero huyeron los ladrones.
LOS PROBLEMAS PARA LA FAMILIA CONTINUARON
A don Elías y a siete comerciantes más de Victoria, los apresaron para aplicarles la ley de fuga.
Fueron atrapados en Jaumave y llevados a Tula. Pero doña Wasila y otras personas más, fueron detrás de los soldados hasta Tula y no los pudieron ajusticiar porque había testigos, entre ellos el pequeño José, de seis años de edad, quien le llevaba en portaviandas la comida a su padre en la prisión. Después del mes de cárcel, don Elías decidió emigrar en 1937 a la prospera Ciudad Valles, San Luis Potosí.
Ahí José cursó primaria y secundaria. Otros estudios los realizó en Estados Unidos, inclusive su carrera de administración de empresas, de 1940 a 1955.
Y decidió abrirse camino al lado de uno de sus tíos, encargándose de su rancho, zapaterías y tiendas de ropa. Por ese tiempo, la comunidad libanesa de la capital cueruda estaba integrada por personalidades como: Miguel Mansur, Juan Antonio y Tufic Amar, Halif, Magid, Elías y Raschel W. Assad, Nicolás y Elías Tawll, Tufic Salum, Elías B. Sulaiman, Elías Pesil, Jesús Chagnon y otros. Su principal actividad era el comercio.
DESDE NIÑO SU PASIÓN FUE EL BOX
En 1940, cuando su tío Jorge Chagnon era presidente de la Comisión de Box de Ciudad Victoria, lo nombró mandadero, José tenía 9 años de edad. Relató que una vez le pidió dinero a su papá para ir a una función de box, pero don Elías se lo negó, pero él consiguió y compró su boleto.
El de la entrada le dijo que lo dejaría pasar si le entraba a las botanas —peleas entre niños en las funciones de provincia— y, de pronto, sin camisa y sin zapatos, se vio en medio del ring frente a un rival desconocido.
En una de las famosas botanas boxísticas, se enfrentó en Valles con Benito Enríquez alias “La rata Guerra” quien derrota fácilmente a Sulaimán, dándole una golpiza Tiempo después, en una de las tantas entrevistas que concedió a los medios, y contó su vida, diría: “Me retiré del box cuando un tipo apodado “El Buscabullas” me fracturó la quijada y como no quería que lo supiera mi papá, me curaron privadamente. Estuve casi un mes sin poder masticar. Fue doloroso, claro.
SU INFANCIA EN VALLES
Al olvidarse de la práctica del box, se dedica a el volibol, donde estrecha lazos de amistad con el profesor Filiberto Parra, de Valles, y forman un equipo de la secundaria, encontrándose con amigos como Roberto Baeza, Vicente “La Zalea” Villalón, Amancio y otros jóvenes de la época, entre ellos Pepe era el rico de la pandilla. Durante esa época, los Sulaimán visitaban de vez en cuando Antiguo Morelos, Tamaulipas, donde muy probablemente tenían clientes de sus tiendas de ropa y calzado.
Incluso doña Guadalupe Mayorga, nativa de ese lugar, trabajo como empleada doméstica de ellos en Ciudad Valles. A los 16 años, Sulaimán ya ejercía como comisionado de boxeo en Valles, encabezando este deporte que tuvo una gran época por los años 40 a 60’s, incluso las peleas de box eran transmitidas por la estación de radio XETR.
Años después se regresa a Victoria, donde contrae matrimonio con Martha Saldivar, y se hace miembro del Club 20-30. Por esa época, fue seleccionado de béisbol para representar a México en 1955, cuando los Juegos Panamericanos de Buenos Aires, y con “el chile” Gómez como manager del equipo. Ahí empieza a entrenar a varios boxeadores como Rafael Garza “El Kid Cocas”, Chuy “El Cerrajero” entre otros y se convierte en presidente de la Comisión de Box en Victoria y como el ídolo en esa época era el Ratón Macías, viaja a México para conocerlo y estrecha amistad con él, la que dura toda la vida.
INICIOS EN EL CMB
Por azares del destino tiene que irse a la ciudad de México, donde se relaciona con el profesor Ramón G. Velázquez, director del Club Deportivo Hacienda, a quién le llamó “mi maestro”.
Ese personaje lo invitó a formar parte de la comisión. Después conoce a Luis Spota destacado escritor mexicano y aficionado al box, quién en 1963 por instrucciones del entonces presidente López Mateos, funda el Consejo Mundial del Boxeo, siendo su primer presidente, después el profesor don Ramón G. Velázquez y designa secretario a José Sulaimán, quien, al llegar la sucesión, realiza una gira por varios países del mundo buscando su apoyo, que logra en la Convención de Túnez en 1975, desde ahí hasta su muerte fue su presidente.
POR MARVIN OSIRIS HUERTA MARQUEZ