El paso de Otis en la costa de Guerrero fue una alarma para la comunidad científica: un fenómeno meteorológico que avanzó con una intensidad y velocidad inesperadas, convirtiéndose en un desafío sin precedentes para los expertos en climatología. La rápida evolución de Otis a un huracán categoría 5, el grado más alto en la escala Saffir-Simpson, puso de manifiesto la urgencia de comprender mejor las fuerzas de la naturaleza que pueden desatar catástrofes de gran magnitud.
El desafío científico del huracán Otis categoría 5
Desde su gestación en las aguas cálidas del Pacífico, Otis fue monitoreado de cerca por el Servicio Meteorológico Nacional y el Centro Nacional de Huracanes. A pesar de las tecnologías avanzadas y la vigilancia constante, el huracán sobrepasó las proyecciones establecidas, desencadenando una emergencia que dejó huellas profundas en la infraestructura y el bienestar de las poblaciones afectadas.
El lunes 23 de octubre, la comunidad fue alertada sobre lluvias fuertes y la llegada inminente de la tormenta tropical Otis. Sin embargo, en menos de 24 horas, la tormenta se transformó, desafiando las expectativas y alcanzando una potencia destructora. Esta rápida transición no solo causó sorpresa sino que también señaló posibles brechas en nuestros sistemas de pronóstico actuales.
¿Qué sucedió con Otis?
El doctor Jorge Zavala Hidalgo, director del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, describe las circunstancias necesarias para que un huracán adquiera intensidad rápidamente.
En primer lugar, la capa caliente del océano, también conocida como capa mezclada o límite, debe ser profunda.
En el momento en el que pasa el ciclón tropical, la energía que genera la fuerza del viento sobre el mar, con el oleaje y la turbulencia, provoca una mezcla.
Si esta capa no es tan profunda, rápidamente se enfriará y el huracán se debilitará. Sin embargo, si hay suficiente calor latente de evaporación que el ciclón puede extraer del océano, se intensifica.
Actualmente tenemos el fenómeno de El Niño, vivimos un año muy cálido, la temperatura del Pacífico es más cálida en esta época del año, esas condiciones pudieron influir en la intensidad de Otis, dijo el investigador en entrevista en el programa radiofónico La ciencia que somos (27/10/2023).
Agregó que probablemente también había un anticiclón, un remolino en el mar que gira en sentido de las manecillas del reloj, que hace más profunda la capa mezclada.
Otro factor para la intensificación rápida de un huracán es que en la columna atmosférica —en la troposfera que va desde los 8 a los 12 kilómetros— no haya capas con un nivel bajo de vapor que generarían intrusiones de aire seco, porque esto lo hubiera debilitado.
Asimismo, se requiere que en los niveles más bajos haya condiciones que favorezcan el movimiento ciclónico, vientos que vayan en contra de las manecillas del reloj, mientras que en los niveles altos se requiere lo contrario, que las masas de aire que ascienden por el ciclón encuentren condiciones favorables para alejarse del centro, es decir, se encuentren en divergencia.
Otra condición es que los vientos medios en los que está inmerso el ciclón tropical deben ser similares a los que hay en los niveles bajos y altos de la tropósfera. Si son muy diferentes, el ciclón no tendrá una buena estructura vertical, se deformará y no alcanzará a intensificarse.
Es necesario, dijo, que ocurran todas esas condiciones para que se produzca la rápida intensificación.
Devastación de Otis en la madrugada
El impacto nocturno de Otis fue brutal, con vientos que superaron los 270 km/h, una velocidad que tiene el potencial de arrasar con todo a su paso. Las imágenes de destrucción en Acapulco y otras localidades evidenciaron la feroz realidad de un huracán que no dio tregua y cuya fuerza se subestimó hasta que fue demasiado tarde.
Esta inesperada escalada de Otis a huracán categoría 5 no solo provocó pérdidas materiales y humanas, sino que también generó preguntas incisivas sobre la dinámica de la formación de huracanes. ¿Qué factores contribuyeron a la rápida intensificación de Otis? ¿Por qué los modelos de pronóstico no pudieron anticipar un cambio tan drástico y acelerado?
El doctor Zavala explica que para que un huracán intensifique su fuerza rápidamente, se requiere una combinación de factores oceánicos y atmosféricos. Una capa de agua caliente profunda es crucial, ya que proporciona la energía necesaria a través del calor latente de evaporación. Otis encontró las condiciones perfectas para su fortalecimiento: una capa oceánica caliente y una atmósfera favorable que evitaron la disipación de su energía.
La anomalía de Otis plantea cuestiones sobre la precisión de los modelos climáticos actuales. Aunque generalmente confiables dentro de un margen de incertidumbre, los modelos no pudieron prever la fuerza de Otis, indicando que el conocimiento científico actual puede no ser suficiente para predecir con precisión estos eventos extremos.
Esta brecha en la predicción sugiere la necesidad de una revisión y mejora de los sistemas de vigilancia climática. Los especialistas deben ahora analizar los datos disponibles para ajustar y perfeccionar los modelos de pronóstico, con la esperanza de mitigar los efectos de futuros huracanes y mejorar las estrategias de respuesta y prevención.
Vienen huracanes más potentes que Otis
El cambio climático juega un papel indiscutible en este escenario. La tendencia hacia temperaturas más cálidas del océano amplía la posibilidad de huracanes más potentes y más destructivos. Zavala destaca la relación directa entre el aumento de la temperatura del océano y la capacidad del aire para retener vapor de agua, lo que resulta en una mayor intensidad y duración de los huracanes
El patrón de condensación y liberación de calor cerca del ojo del huracán es un motor que alimenta su intensidad. Otis se convirtió en un claro ejemplo de cómo el cambio climático puede estar influyendo en la ferocidad y frecuencia de estos desastres naturales.
La ciencia se enfrenta a la tarea de adaptar sus métodos y herramientas para enfrentar la realidad de un clima cambiante. A medida que los datos y experiencias de eventos como Otis se acumulan, la oportunidad de aprender y evolucionar en nuestra comprensión y manejo de los huracanes se vuelve cada vez más crítica.
El caso de Otis no será el último de su tipo, pero con cada desafío viene la oportunidad de mejorar. Las lecciones aprendidas hoy pueden ser la clave para salvar vidas y proteger propiedades mañana. Las investigaciones en curso y las discusiones abiertas después de Otis influirán decisivamente en cómo la humanidad se prepara para el próximo gran huracán. La ciencia, en su eterna marcha hacia adelante, busca respuestas en el corazón del caos, con la esperanza de brindar un faro de guía en la tormenta.
Otis, un fenómeno atípico
“En el caso del huracán Otis, las condiciones fueron tales que se rompieron récords por periodos de tiempo de intensificación rápida y en 24 horas está en los primeros lugares de rápida intensificación”, señala el doctor en Ciencias en Oceanografía Física.
Una característica es que horas antes, los modelos de pronóstico que existen, tanto globales como regionales, incluyendo el que siguen los investigadores en el Instituto de Ciencias de la Atmósfera, no contemplaron que Otis se iba a intensificar.
Esto fue algo anómalo, dice, ya que en general la capacidad de pronóstico de los modelos aporta cierta confianza, dentro de un cierto rango de incertidumbre. Se toma en cuenta el posible error en intensidad de viento, en trayectoria y posición.
CON INFORMACIÓN DE EXCÉLSIOR