La Universidad Nacional Autónoma de México ha sido el lugar más importante para difundir el conocimiento y la
cultura en México al mayor número posible de jóvenes. Sin duda ha cumplido su cometido no sin enfrentar importantes retos.
Su fundación (refundación) fue llevada a cabo bajo el liderazgo de Justo Sierra, uno de nuestros más prominentes hombres, quién era el secretario de educación bajo la presidencia del general Porfirio Díaz.
Fue muy cuidadosamente planeado por Sierra con el apoyo de Yves Limantour quien era a la sazón el secretario de Hacienda y Crédito Público y que compaginaba muy bien con las ideas liberales de Sierra, ambos admiraban a la Francia republicana y liberal de aquellas épocas.
Pero eso no era lo único ni lo más importante en lo que coincidían, en México se estaban llevando a cabo obras de infraestructura y de urbanismo que le daban el carácter de una nación moderna y la universidad planteaba un proyecto acorde con la perspectiva del país en ese entonces.
Es necesario hacer una digresión en el tiempo para aclarar el porqué de la refunda- ción; en 1536 el arzobispo fray Juan de Zumárraga expresó su interés por que la Nueva España tuviera una universidad, obteniendo la autorización de los reyes en 1547, aunque no fue sino el 21 de septiembre de 1551 cuando se expidió la Cédula de creación de la Real y Pontificia Universidad de México, la cual abrió sus puertas el 25 de Enero de 1553 cuyo modelo de aprendizaje fue el escolasticismo (lectura-cuestión-debate).
Con la independencia se le eliminó el título Real y Pontificia, pero sobrevivió como Universidad de México, fue cerrada en los años de 1833, 1857, 1861 y 1865 pues no era bien vista por los liberales.
Justo Sierra desarrolla y presenta a la cámara de diputados el proyecto de la universidad mexicana moderna el cual fue discutido y adecuado hasta que finalmente, el 30 de Marzo de 1907, dentro del marco del centenario de la Independencia, Sierra anunció que el presidente de la República estaba de acuerdo con la apertura de la Universidad Nacional la cual se llevó a cabo el 22 de septiembre de 1910; allí Sierra al concluir su oración inaugural, dirigiéndose al rector declaró: “depositar en vuestras manos el gobierno universitario”.
Declaraba la autonomía universitaria de forma tácita, aunque no estuviera explícito en los documentos que la formaron.
En 1920 José asume la rectoría de la UNAM y crea su lema “por mi raza hablará mi espíritu”, y que de acuerdo a su autor significa “ en este lema se refleja la convicción de que la raza nuestra elaborará una cultura de tendencias nuevas, de esencia espiritual y libérrima”.
En el año 1929 surgió un movimiento estudiantil, inicialmente por un tema de exámenes que luego se transformó otros temas: gobierno universitario, compromiso de la Universidad con la Revolución y el desarrollo nacional; participación y representación.
Esto provocó un debate al tiempo que se llevaban a cabo movilizaciones y una huelga universitaria, que se extendió a otras escuelas de las ciudades y del país.
Tras una entrevista con el presidente Emilio Portes Gil, se acordó la autonomía para la Universidad. El Congreso facultó al ejecutivo para emitir una nueva ley orgánica para la Uni- versidad la cuál fue publicada el 26 de julio de 1929 con lo que iniciaba su autonomía.
La vida universitaria ha sido muy dinámica y su vocación de dar cabida a todas las ideas la ha vuelto el objetivo de quienes se oponen a ello.
Es de sobra conocido el movimiento estudiantil de 1968 cuando las fuerzas armadas fueron el brazo represor del estado ante las manifestaciones, las cuales apoyo el entonces rector el ingeniero Javier Barros Sierra quien izó a media asta la bandera nacional el 30 de julio, y el 1 de agosto pronunció un discurso, que después sería conocido como “Hoy es un Día de luto para la Universidad”.
En 1999 el establecimiento de una serie de cuotas obligatorias para las estudiantes propuestas por el entonces rector Francisco Barnés provocó la huelga que duró casi un año.
La junta de gobierno de la UNAM acaba de nombrar sucesor del rector Enrique Graue, al historiador y economista Leonardo Lomelí Vanegas cuya designación no ha estado ajena a las presiones políticas que están marcadas por las elecciones federales de 2024.
El presidente se pronunció ante el nombramiento del nuevo rector diciendo que “no hay cambio” y lo acusó de perte- necer al grupo que ha dominado durante años la UNAM, que se ha vuelto elitista y “no cercana al pueblo”.
La UNAM debe seguir siendo una institución independiente, autónoma que le dé cabida a todas las ideas sin prevaricar a los intereses políticos.