El Caminante se encontraba degustando una riquísima flauta de Paco’s, mitad deshebrada guisada y mitad de salsa verde con frijolitos, cuando una llamada entró a su celular.
Se trataba de Isidro, mejor conocido como ‘Chila’, orgullosamente huasteco, orgullosamente gay, y propietario de un negocio de belleza, maquillaje y gelish en Ciudad Valles. – ¡Buenooou! ¿cómo éstas mi reportero amigo? – saludó Chila. – ¡Chilanga banda! ¡qué milagro! ¿a qué debo el honor? – respondió el Caminante.
– ¡Ay gacho no me digas así! pues aquí molestándote con una duda técnica. – ¡Ah caray! a ver dime. – Ando aquí en Vicky Ranch y fíjate que quiero poner una estética aquí, y ya tengo local y todo el mobiliario, pero aún no se bien andar en la ciudad.
Pero como no quiero todavía moverme en mi camioneta acá, quisiera ver si me ayudas a escoger una moto, ya sea usada o nueva. – ¿Quieres comprar una moto para moverte en Victoria? – Sipis.
– Pues hay de varias cilindradas, no se cuál te convendría más a ti. – ¡Ay no burro! a mí no me hables de cilindros y esas cosas m’ijo, yo solo quiero saber si salen buenas y que no se descompongan mucho, ¡ah, y que no gasten mucha ‘gota’.
– Mhhh, si la quieres solo para moverte en la ciudad con una “mortalika” 125 o hasta 110 te la llevas bien cachetona, esas son de las más chicas, baratas y las refacciones salen muy económicas.
– ¡Ándale, le diste en el clavo! mira yo estoy aquí en el Elektra de aquí cercas de la central, no sé si andes muy lejos, que pudieras venir a asesorarme… – Dame unos 20 minutos y ahí te caigo – contestó el vago reportero apurándose a terminar su flauta y su ‘cocón’.
Poco después, el Caminante llegó en su viejo Sentra a la tienda en cuestión, ubicada en la calle Carrera Torres. Chila lo recibió con una enorme y sincera sonrisa, pues ya hacía más de cinco años que no saludaba a su amigo periodista.
– ¡Mira nada más esa panza! le has de entrar bien duro a los tacos de harina ¿verdad? – regañó Chila al Caminante. – Pa’ empezar aquí se llaman flautas y no pienso discutir eso, y en segundo lugar no estoy panzón, nomas ‘toy pachoncito – dijo entre risas el escribidor.
– Mira pues pregunté por las motos 125 y 110, y son como estas – dijo el profesional de la belleza apuntando a una motocicleta de color gris. – ¿Si sabes conducir moto estándar, o sea de cambios? – ¡Ay claraaaa! desde los 13 años, no ves que mi papá y mis tíos eran aboneros en los ejidos, yo aprendí con una Islo bien pedorra de mi abuelito Pepe.
– Pues esta te sirve para moverte en la ciudad y sin problemas de tráfico y gastando una miseria en gasolina. Lo que sí debo decirte es que manejar motocicleta en la capital es archi requete ultra peligroso.
– ¿Cómo peligroso? ¿por tanto bache? ¡porque déjame decirte que las calles están para llorar eh! – Pues esa es una razón, pero la verdad es que la cultura vial en Ciudad Victoria está por los suelos, tanto por parte de los automovilistas como de la gente que anda en moto.
– ¿Se les avientan los carros a las motos o cómo? – Para acabar pronto te diré que todos los días ocurren de 3 a 5 accidentes que involucran motocicletas, muchas de ellas porque alguien se ‘voló’ el alto, ya sea en rojo o en amarillo, o porque intentó dar vuelta en “U”, y terminó dándole cerrón a una moto o salió de un retorno sin precaución o simplemente porque cambió de carril a la brava.
Y como te imaginarás el de la moto siempre lleva las de perder en un choque. – ¡Ay gacho ya me pusiste a pensar! – No es mi intención asustarte Chilis, pero hoy por hoy conducir una motocicleta es algo muy arriesgado, sobre todo en una ciudad como ésta, con tantos coches circulando como locos a ‘horas pico’.
– Bueno eso pasa en todas partes, hasta en los pueblitos hay accidentes,aunque últimamente los que caen ‘como moscas’ son los repartidores de DiDi y Uber ¿’tons’ me olvido de la moto? – preguntó frustrado Isidro.
– No, claro que no, pero vas a tener que esforzarse y cuidarte el doble de lo que pensabas, usar casco siempre, traer tu moto al 100, y nunca manejar de manera irresponsable. – Ay no como crees yo soy toda una damita. – dijo Chila. – También las damitas chocan.
Isidro y el Caminante se pusieron a checar todas las motos en oferta y finalmente el estilista compró una mediante grotesco ‘tarjetazo’ a 12 meses sin intereses, y un casco que estaba en oferta.
Si bien conducir una moto es económico, práctico y hasta divertido; la compleja situación vial en la capital lo hace también muy peligroso.
Esperemos que Chila pueda adaptarse rápidamente al tráfico de la ciudad sin sufrir un accidente y que su negocio prospere como lo desea. Demasiada pata de perro por esta semana.
POR JORGE ZAMORA