En la víspera del anuncio de las candidaturas para la diputación federal -un poco después, quizás a principios del 2024, se dará a conocer las locales- estará en Tamaulipas la precandidata presidencial, Claudia Sheinbaum.
Mañana por la mañana sostendrá un encuentro con militantes y simpatizantes de Victoria, en el Patinadero, y por la tarde, hará presencia con un acto similar en Ciudad Madero.
Ello, mientras las negociaciones entran en la etapa definitiva con algunas pocas certezas, y muchas dudas.
Se sabe por ejemplo, que Olga Sosa sigue como favorita para ocupar la primera fórmula de Morena y aliados por el Senado.
La segunda es todavía un misterio, pero un vistazo a la lista de varones registrados en la convocatoria de Morena, permite concluir que el perfil de Marco Batarse Ferrel es el que más se encuadra en la actual coyuntura política de la entidad.
En todo caso, la gran incógnita sigue siendo cómo va a resolver la 4T el crucigrama que generan las aspiraciones de dos personajes reynosenses que evidentemente no gozan de las simpatías de la cúpula morenista, pero que -guste o no- poseen un capital político que les permitiría, por lo menos, patalear con cierto grado de repercusión para influir en las dinámicas internas del partido.
Por un lado, José Ramón Gómez Leal piensa que le corresponde aparecer en la boleta luego de haber ganado la elección extraordinaria por amplio margen.
Al mismo tiempo, la ex alcaldesa Maki Ortiz intensifica su campaña para posicionarse en la recta final, previa a la definición.
Ambos personajes, se sabe bien, pueden presumir de habilidades políticas, capital electoral, y otros atributos en la materia, pero no necesariamente de tener una lealtad a toda prueba.
A JR, por ejemplo, lo condena su relación político-familiar ni más ni menos que con el enemigo número uno del régimen morenista, el ex gobernador Cabeza de Vaca, a quien ya muchos ven gozando del fuero como diputado federal plurinominal para emprender una nueva guerra contra la 4T.
A Maki su pasado panista la limita para volver a la Cámara de Senadores. Fue en su época como legisladora federal, donde consagró su íntima relación con los Calderón-Zavala, que aún hoy ostenta.
La ex alcaldesa, piensan los morenistas, debería conformarse con los doce años de gobierno en Reynosa que podrá gozar su clan familiar.
El problema, atajan los más realistas, es que las ambiciones de ambos -JR y Maki- están desbordadas desde hace tiempo, y será difícil dejarlos conformes con cualquier cosa que no sea la candidatura para el Senado.
En ese contexto vuelve Claudia Sheinbaum a Tamaulipas.
Hace unos meses, cuando estuvo en Tampico, envió el mensaje a los morenistas de que no habría preferencias para ninguna de las tribus que se disputan el control en el estado, y que tendrán que trabajar en unidad para que no haya sobresaltos en el 2024.
Seguramente será el mismo mensaje que traerá el día de mañana.
La pregunta es si ahora también vendrá con alguna lista bajo el brazo.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES