La crisis que vive el PRI tamaulipeco debe ser muy grave, y muy pobres las expectativas de sus propios alcances electorales.
De otra manera, no se entiende que hayan aceptado las condiciones del convenio de coalición que firmaron con el Partido Acción Nacional para competir juntos por los ayuntamientos de Tamaulipas y las diputaciones locales.
El documento aprobado ayer por el Consejo General del IETAM, y que había sido guardado con recelo para que no se conociera la letra pequeña, habilita al otrora poderoso Revolucionario Institucional, para poner candidato solo en cuatro municipios: Abasolo, Güémez, Guerrero y Jiménez, que en total cuentan con apenas 35,032 habitantes, es decir menos del 1 por ciento de la población del estado.
En la mesa de negociación, el PAN le “permitió” al PRI que sus alcaldes intenten reelegirse en los únicos cuatro municipios que actualmente gobierna.
En el resto, su capital político apenas le alcanzó para unas cuantas posiciones en los Cabildos: cuatro sindicaturas (donde van por la alcaldía), y 59 regidurías.
El municipio donde más espacios tendría sería el de Victoria, con cuatro regidores; en Tampico solo tendría dos, igual que en Reynosa, Nuevo Laredo, Ciudad Madero y Altamira.
Para Matamoros y El Mante, fueron más espléndidos y les concedieron tres regidurías.
El reparto de las candidaturas para las diputaciones locales fue menos inequitativo, pero también con clara mayoría de distritos para Acción Nacional: catorce contra ocho que siglará el PRI.
De los tres de Nuevo Laredo, dos son para el tricolor, uno de Reynosa, también el 9 de Valle Hermoso, el 10 y 12 de Matamoros, uno solo de los dos de Victoria (el 14) y también uno solo de los de la zona conurbada (el 19 que comparten Altamira y Madero).
Con el mapa en la mano, y a reserva de lo que pudieran obtener en las listas plurinominales, a juzgar por cómo pinta la competencia en las diferentes regiones del estado, parece que el PRI apenas aspirará a tener de nueva cuenta una mini bancada en el Congreso del Estado.
Las condiciones de este acuerdo se suman al agandalle que les aplicaron -y aceptaron- en el reparto de las candidaturas para el Congreso de la Unión.
De los ocho distritos federales, solo en tres siglará el PRI: el 3 de Río Bravo, el 5 de Victoria, y el 7 de Reynosa.
En ninguno de los casos, la alianza “Fuerza y Corazón x México” arranca como favorito, pero acaso la situación más grave para ellos sea la del Senado, donde tuvieron que resignarse con la segunda fórmula, lo cual los deja con un pie fuera si se consideran las encuestas que circulan, y la eventual incursión de una candidatura propia del Partido Verde.
La comparación puede parecer injusta y hasta desproporcionada, pero hasta hace no mucho, el PRI de Coahuila y el de Tamaulipas eran ejemplo de fortaleza política y solidez electoral.
En menos de una década, los tamaulipecos se desfondaron y en Coahuila donde aún gobiernan, apenas el martes se dieron el lujo de imponerle condiciones al PAN que terminó por rechazar la alianza.
¿Qué le pasó al PRI en Tamaulipas? Una mezcla de soberbia y corrupción contribuyeron a esta crisis que hoy viven.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES