Al estar viendo un juego de futbol un joven que celebraba su cumpleaños tomó un vaso y se lo arrojó a uno de sus amigos, el otro muchacho agarró uno de los pedazos de vidrio del vaso roto y le cortó la garganta asesinándolo. El hecho fue provocado por una discusión acerca de quién era mejor jugador de futbol, si Cristiano Ronaldo o Lionel Messi. La tragedia muestra a que extremo puede llevar al fanatismo.
El fanatismo es la pasión y defensa de forma irracional de una persona, doctrina o religión de una manera extremadamente pasional, al perder así cualquier sentido crítico sobre lo que se es fanático. En la humanidad esto no es nuevo, hay innumerables ejemplos de fanatismo religioso, de ideas a las personas que han tenido desenlaces trágicos, como la quema en la hoguera de Bruno Giordano por apoyar las ideas de Galileo Galilei acerca de que no era la tierra el centro de nuestro sistema planetario sino , Europa Occidental, sobre todo los de la Francia, y el Sacro Imperio Romano, Inglaterra y Sicilia.
Sin embargo, la sociedad tuvo un cambio importante en la forma de pensamiento en el siglo XVIII cuando se vivió la época de la Ilustración, una corriente de pensamiento que se caracterizó por apoyarse en la razón , los métodos científicos, la propagación del saber y la modernización de la sociedad, sus principales ideólogos, entre los que se encontraban Isaac Newton, John Locke, Daniel Hume, Denis Diderot, Juan Jacobo Rousseau, Emmanuel Kant entre otros criticaban la ignorancia y la superstición que prevalecía principalmente en Europa. Sus valores fueron: la razón, la crítica, la libertad y la felicidad, esta última ya no se buscaría en el cielo, sino en la Tierra.
Sin embargo, en el siglo XIX aparece nuevamente el fanatismo que llegaría a extremos terribles como los asesinatos causados por el Ku Kux Klan en los EE. UU, el apartheid en Sudáfrica, el genocidio de judíos en la segunda guerra mundial, por nombrar algunos casos relevantes.
Es siglo XXI don todos los avances tecnológicos y capacidad de comunicación debería ser el siglo donde el intelecto, la voluntad, la pluralidad y la tolerancia sean la pauta socialmente correcta. Sin embargo, como lo presagió Francisco Umbral (2001) pareciera que el fanatismo iba a ser “la plaga tardía del siglo XXI”. Vemos por todos lados fanatismo; en lo religioso, político, social, deportivo, etc.
Pero ¿Qué lo ocasiona?, la enorme capacidad de comunicación a través de los medios electrónicos está dando información a las personas de situaciones que los afectan y sobre las que no tienen control, lo que causa inestabilidad, zozobra social, desesperanza, incertidumbre, o algo en que creer y que realmente les ofrezca un punto de contención de sus pérdidas.
La gente está ávida de mesías y deposita su necesidad de creer en ídolos del deporte, la música, la ciencia, el cine o la política lo que crea las condiciones para el fanatismo. Un fanático se distingue del simple partidario o seguidor de algo o alguien no es la causa, razón de ser o naturaleza del porque lo sigue, sino la dimisión de la capacidad crítica, la incondicionalidad, ceguera y abnegación que deposita en la idea, la cual termina por enajenarle y despersonalizarle.
El fanatismo surge cuando hay pluralismo (muchos partidos políticos como ejemplo) y desilusión excesivos y las personas quedan desorientadas, desconcertadas y
angustiadas, por lo que recurren pilares aparentemente sólidos que son simples y aunque les limiten y estén muy sesgados hacia sus intereses. El caldo de cultivo son la pobreza y la miseria, la pobreza intelectual, conflictos de identidad (no saber a qué grupo social pertenece como familia, gremio, lugar, etc., la rabia social (ese sentimiento de derrota, desposesión, vejación o agravio).
Desafortunadamente esto los vuelve muy manipulables los analfabetos son los más fácilmente manipulables. El otro grupo es el de los fanáticos agitadores que se aprovechan del sentimiento colectivo de victimización y persecución son permanentemente recordados para estimular el odio y el anhelo revanchista entre los miembros de la comunidad.
Requerimos mantener y promover en nuestra sociedad un prudente escepticismo ante imposiciones que traten de minimizar nuestra capacidad de raciocinio y participación, que nos pongan en una situación en donde quienes no piensen como nos lo indican, son los causantes de nuestras desgracias. Razonemos y tomemos decisiones por nosotros mismos, no nos transformemos en un fanático; supersticioso, irracional, desmesurado, violento, engreído, dogmático, inflexible, autoritario, exaltado.
POR FRANCISCO DE ASÍS
fdeasisacosta@hotmail.com