Decía Picasso, busco para encontrar. Tal vez yo encuentro para buscar. El arte al final es la medida de todas las cosas que conmueven al ser humano.
Implica un estudio y luego una destrucción de las cosas para convertirlas en la obra de arte.
El tiempo en el arte no da la razón a su belleza e inmortalidad, es la obra de arte la que impone su propia razón, y el tiempo es de nosotros para verla y contemplarla como propia. Se invaden todos los caminos con los ojos del arte, no resulta fácil aplicar el ojo de buen cubero para atinarle a lo que se busca y se quiere.
El buen tino si la razón estética está en la dirección del blanco perfilado. Los resultados son increíbles, no hay desatino, hay encuentro con lo que se busca y se disfruta ese instante, ese estado de creación de las cosas que parecían imposibles.
Confieso que el problema de la creación se resuelve pero nunca tiene un final, porque de cualquier parte de los estadios creativos existen logros, hallazgos, placeres que duelen un poco abandonar los caminos expresivos que encontramos.
La vida me ha hecho un poco sabio para abandonar cosas y el tiempo, eso sí, cura contra el dolor del abandono de ciertas expresiones que parecen efímeras pero que anuncian otros campos de expresión en mi trabajo.
Difícil es a veces condescender con el trabajo de encargo y la obra para subsistencia. Sacrificando tiempo de creación en beneficio de las necesidad inmediata de un artista.
Creo que mi visión del arte se enriquece siempre por la palpitación de lo poético, del rasgo literario, de la cultura plástica que alimenta mi sentido crítico y autocritico.
Las Visiones de Williams Blake, pueden sentirse en la balanza de los estético y de lo crítico, pero colocadas de manera que el poeta, pintor y profeta, sacude su alquimia para ser un creador totalizador de su manera de mirar al mundo.
Verdaderamente son los poetas los que han alimentado mi creación, ni tanto porque acuda a ellos como medio de expresión sino más bien en los procesos creativos que atienden el pensamiento y la expresión del arte en nuestra vida.
Escribir así Calor y Color, porque es el calor el que hace florecer las cosas a la luz y es el color lo que nos acerca a la existencia. Los cuerpos tienen calor y color, y sus palabras heredan esas dos fuerzas que gravitan en el ser humano: el calor del amor y su color, la trascendencia del ser pintor y poeta.
Así los invito a mirar y criticar mi obra plástica. Algunas de estas datan de hace algunos años, otras son propuestas diversas expresiones decorativas, proyectos murales, que revelan el sentido de esa búsqueda y encuentro que leo de Picasso.
El arte es una combustión de emociones que cambian al mundo, el estado de cosas que transforma en segundos la realidad porque la invención artística en los procesos calculados de nuestros ojos y corazón. Sin duda conviene una educación visual. Pero educar es asistir a mirar a la obra de arre. En la galería Pedro Banda del Centro Cultural Tamaulipas, en Ciudad Victoria, Tamaulipas, México, hay una alternativa visual para sentir de otra manera esta existencia de la mano del pintor y el poeta.
Agradezco infinitamente las atenciones de parre del ITCA, su directora Brenda Denisse de la Cruz y de la directora del CCT, Ileana Martínez, a su personal, por sus bondades para montar esta exposición como parte del programa cultural del presente gobierno que encabeza el Dr. Américo Villarreal Anaya.
Agradecimiento personal para la Maestra Sandra Balderas Manzur, que la lectura de mis poemas y el Grupo de Cuerdas de Casa del Arte.
El arte duele, porque es dolor abandonar un trazo, un color, cambiar una composición porque son productos simbólicos. Pero hay que tomar uno, dos, tres, para difundir lo que se quiere expresar.
La muestra estará abierta al público hasta el me de abril del presente año.
Por Alejandro Rosales Lugo