Si el país entró en una vorágine político-electoral en el arranque del año, los primeros indicios están revelando que todos los conflictos que han colocado al presidente de la República en el centro del debate no han movido las tendencias electorales de las encuestas.
Las primeras evaluaciones antes de que se inicien las campañas formales de 90 días el próximo viernes 1 de marzo desvelan un acomodo previsible del voto presidencial, derivado de los programas sociales que consolidan la figura lopezobradorista y que muestran las certezas del electorado de que no se moverán simpatías que pongan en riesgo el asistencialismo.
Si el sector oficial no se prevén sobresaltos, ni reacomodos, ni traiciones, en el área opositora existen algunos indicios que revelan la debilidad estructural de la candidata Xóchitl Gálvez Ruiz: la aspirante anda por su cuenta y no ha logrado fijar una verdadera estrategia electoral, al grado de que el último mes se la ha pasado confrontándose de manera directa con el presidente de la República, pero sin entender que López Obrador no aparecerá en la boleta, que su aprobación depende de actos de gobierno y programas sociales y sin lograr que esos ataques se conviertan en tendencias de votos.
Mientras tanto, los tres partidos opositores que sostienen ante las autoridades electorales la candidatura de Gálvez Ruiz se consolidaron como fuerzas autónomas la abanderada presidencial, se repartieron el pastel de las candidaturas legislativas en función de intereses de las oligarquías que dirigen a estos partidos y la oposición no ha podido ofrecer una imagen articulada para las elecciones del próximo 2 de junio. Esta autonomía partidista confirma que Xóchitl no sea asumida como una líder política de la oposición ni que los dirigentes del PRI, el PAN y el PRD puedan lograr en la campaña formal y en las urnas una imagen cohesionada de oposición de gobierno.
Mal que bien, Morena y sus diferentes grupos y tribus de poder ha mantenido la cohesión interna y han aceptado el liderazgo doble del presidente saliente y de la candidata presidencial y esta unidad forzada de partido y de grupo será una gran ventaja electoral en la campaña y en las votaciones.
La oposición no supo encontrar una estrategia para entender la lógica del paquete de 20 reformas legales que presentó el presidente de la República el pasado 5 de febrero, pero tampoco entendió el juego político: procesar las iniciativas en el periodo actual legislativo que no suma la mayoría calificada para las aproximadamente 18 reformas constitucionales promovidas, pero su debate en el Congreso será una formidable campaña político-electoral para Morena en las presidenciales y legislativas.
Con el control político de la comunicación de gobierno, el presidente sigue ocupando todos los espacios mediáticos y continúa fijando la agenda diaria con declaraciones estridentes que reflejan más intenciones políticas que estados de ánimo. La incomprensión del establishment político hacia los juegos comunicacionales del presidente ha impedido que la oposición pueda lograr cuando menos presentar algún tema propio que le quite la direccionalidad política presidencial de los tiempos electorales.
Lo que se sigue calificando en espacios mediáticos como “errores presidenciales” no es más que una estrategia de control político de la agenda cotidiana, y la candidata opositora Gálvez Ruiz ha contribuido a la centralidad presidencial con sus ataques diarios que fortalecen la dinámica de la agenda pública, mientras la candidata oficial Claudia Sheinbaum Pardo tiene todo el espacio político, social y mediático para operar una campaña en fase de construcción de alianzas estratégicas a partir del control de decisiones de gobierno.
El punto de partida de la campaña presidencial está en las encuestas que esta semana estarán circulando con cifras que mantienen las tendencias de los últimos seis meses.
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Por Carlos Ramírez
Política para dummies: la política es la razón de las sinrazones.
Hoy en El Independiente TV: http://youtube@el_independiente: hoy martes en la mesa de debates, politólogos analizará en el arranque formal de la campaña presidencial.